Jesús, hoy no te quiero pedir me quites mis cruces, es más te las quiero agradecer. Te las agradezco porque sé que Tú me las has dado porque sabes que yo puedo con ellas, porque sabes que con ellas me puedo unir a ti, y ahí es donde me doy cuenta de que no pesan las cruces y sólo queda la alegría de saberme tu amado.
Jesús mío, Tú, que eres tan grande, me conoces, conoces mi corazón, mis virtudes y mis debilidades. Tú sabes que hay muchas cosas en mi corazón que me inquietan y me acongojan. Todo ello te lo ofrezco para encontrar en ti mi alegría.
Tú me enseñas que el amor produce alegría y paz. Y, sólo puedo realizarme en el amor, en la entrega generosa y confiada a los demás. Ayúdame a hacer esta misma experiencia cada día, porque me has creado para recibir y dar amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario