(Jn. 15, 1-8)
Aquí Jesús, ilustra su Palabra con “la parábola de la vid”. Esta planta, es muy abundante en la tierra de Palestina, así que Jesús, les habla a sus discípulos de algo muy conocido y apreciado…
La vid, y sus sarmientos, siempre unidos para ser fecundos y dar fruto, porque la savia de la vid, pasa de continuo por sus sarmientos y los hace fértiles. Por esto, no se puede entender un sarmiento separado del tronco de la vid. Si esto sucede, “el viñador, lo arranca y ya sin vida, se seca y acaba en el fuego. Pero a las ramas que dan fruto, las poda para que den más fruto” …
El Padre, es el viñador que, plantó la “Vid verdadera” que, es su Hijo, en la tierra de este mundo. Pero a su pueblo escogido, Israel, los hizo comprender esto con anterioridad, llamándolos: “viña escogida”, “plantel preferido”, como así fue.
La revelación de “Dios con nosotros”, en Jesús, fue paulatina, porque Dios, nunca nos empuja y siempre se ofrece para ser acogido con libertad y suavemente. Pero su pueblo, estaba preparado para acoger a Jesús, el Enviado del Padre… Mas, “los suyos no lo acogieron”, se desgajaron del tronco de la Vid y en vez de recibir savia divina, prefirieron caminar a su antojo y no permanecieron unidos a la Vid. Ante este rechazo, Jesús, les reconvino con su “parábola de los viñadores infieles”: “vendrá el dueño de la viña y dará la viña a otros y hará perecer a los viñadores” (Lc. 20,16). “Jesús, es la piedra desechada por los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular del edificio de Dios”, que, es su Reino…
Por siete veces, repite Juan que, “han de permanece en Él para dar fruto”. Esta, es la clave del Evangelio: nunca alejados de Jesús, siempre fieles a Él, por la fe en su Palabra y el amor que, es el aglutinante: escuchar a Jesús y poner por obra su Palabra de vida, es la garantía de permanecer en Él. “Y con esto, recibe gloria mi Padre”, Porque Jesús oró: “Padre, quiero que, los que me has dado, estén conmigo, como Yo estoy contigo, para que sean uno, como Tú y Yo somos uno” … La gloria del Padre es el Hijo y también aquellos que, permanecen en Él y reciben su savia: “no sólo ruego por éstos, sino por cuántos crean en Mí por su palabra, para que todos sea en uno, como Tu, Padre estás en mí y Yo en Ti para que el mundo crea que, Tú me has enviado; Y todo para que, el amor con que me has amado esté en ellos y Yo en ellos”…
Se nos habla de continuo de esa corriente de gracia y gloria que está en la Trinidad y que Dios, por su Hijo, nos ha regalado a todo hombre, con tal que creamos en Jesús y vivamos de su mismo Amor…
¡Oh cuán importante es que, ofrezcamos a nuestro Dios, una fe robusta y viril que, se entrega del todo y por todo a su voluntad qué es santa y santificadora!...
¡Qué el Espíritu Santo, nos conceda esta fe luminosa, y se terminen ya de nuestra vida, toda duda o perplejidad!... ¡Tú Señor, lo puedes todo!... ¡Te suplicamos que, lo hagas!...
¡Amén, Amén!...
dominicaslerma.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario