Señor, ayúdame a ver la claridad de tu luz. Que no sea ciego a tu amor, a tu
fidelidad, a tu constante intervención en mi vida. Que ante tantas “lucecitas
del pecado”, que me ofrecen una felicidad incierta, brille ante todo tu luz en
mi vida. Y que, con mis obras, refleje tu luz, para que mis hermanos puedan
alabarte y servirte también a ti.
Ayúdame a ver con los ojos de la fe. Que todo acontecimiento en mi vida y en la de los demás, lo vea en el plano sobrenatural. Que vea con tus ojos, y así pueda servirte a ti y a mis hermanos los hombres. Ayúdame, pues sé que solo no podré, pero con tu gracia no se nublará mi vista. Y viéndote con claridad en mi vida te sirva sólo a ti.
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