Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados
En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO
NOTICIAS SOBRE S.S.FRANCISCO

Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

21 de junio de 2024

COMENTARIOS DE LAS LECTURAS, VIERNES, 21 DE JUNIO DE 2024.


 

2Re. 11, 1-4. 9-18. 20 ¿De parte de quién estamos? ¿Realmente tenemos a Dios por Padre? o ¿solamente adoramos al Señor con exterioridades, mientras nuestro corazón está lejos de Él?


El Señor hoy nos pide hacer nuestra la Victoria de su Hijo, no sólo sobre el pecado, sino sobre el autor del pecado y de la muerte: la serpiente antigua, o Satanás.

Y es entonces cuando, quienes creemos en Cristo debemos constatar no sólo el mal que hay en el mundo, sino el mal que anida en nuestros propios corazones, y que nos impide vivir a la altura, y con la dignidad de hijos de Dios.

Si le pertenecemos al Señor no nos convirtamos en portadores de signos de muerte, sino de vida.

No asesinemos a nuestro hermano, antes al contrario matemos el odio, la maldad, en fin: el pecado que hay en nosotros. Sólo entonces Cristo se levantará como Rey y Centro de nuestros corazones; y desde nosotros irá ocupando, poco a poco, el lugar que le corresponde en la Iglesia y en el mundo entero, y que nosotros quisimos, con nuestras y obras actitudes pecaminosas, arrebatarle de su mano.

Sal. 132 (131). Si Dios bendice a Sión por amor a David su siervo, Dios nos bendice a nosotros por amor a Jesús, su Hijo, en quien Dios cumplió las promesas hechas a David. Trabajemos constantemente conforme a los bienes que de Dios hemos recibido.

Que nuestra apertura a la vida de la gracia y a dejarnos guiar por el Espíritu Santo nos ayude a llegar a ser una digna morada de Dios. Esa morada que no es construida con manos humanas, ni con materiales de este mundo, pues es Dios mismo quien la construye mediante su Amor que derrama en nuestros corazones.

Cuando en verdad el amor sea lo único que rija nuestra existencia, entonces Dios podrá reinar en nuestra propia vida y seremos descendencia, linaje de Dios; entonces sabremos que en verdad estamos llamados a permanecer eternamente ante Dios, pues Dios, que nos amó primero, concede la salvación a quienes le aman y le viven fieles.

Mt. 6, 19-23. Sigamos a Cristo sin esclavitudes a lo pasajero. Trabajemos por el Reino de Dios y su justicia que todo lo demás vendrá a nosotros por añadidura. Seamos capaces de venderlo todo, de repartir el dinero entre los pobres e ir tras las huellas de Jesús: eso es la radicalidad del seguimiento del Señor, no como contemplativos solamente, sino como contemplativos del Rostro del Señor y como testigos de su amor, proclamando el Evangelio tanto con las obras como con las palabras.

Ante el Señor y ante nuestro prójimo no podemos tener la mirada turbia por intereses pasajeros; no podemos hacer del Evangelio un negocio que nos reporte dividendos para vivir en comodidades y lujos.

Nuestro tesoro se acumula ahí donde está puesto nuestro corazón: Jesucristo, sentado a la diestra del Padre Dios; por eso nuestra mirada debe tener la limpieza cristalina nacida de sabernos amados por Dios hasta el extremo, para poder amar así también nosotros a nuestro prójimo.

Lo contrario sería meter ceguera, oscuridad en nosotros, y querer convertirnos en guías ciegos que conducen, en medio de las tinieblas del mundo, a otros ciegos, por no tener a Dios ni los criterios de amor que Él nos ha manifestado en Jesús, su Hijo.

En la Eucaristía contemplamos con toda claridad el desprendimiento del Señor de todo lo que posee, para hacernos ricos con su pobreza. Se ha despojado incluso de su propia vida para que nosotros compartamos con Él la vida que posee, recibida del Padre.

Él no solo se ha hecho cercano a nosotros, sino que ha puesto su morada en nuestro corazón, pues el Reino de Dios no sólo está cerca, sino dentro de nosotros.

Nosotros venimos en este día ante Él no sólo para contemplarlo, sino para llenarnos de su vida y de su Espíritu, de tal forma que podamos, con nuestras palabras, con nuestras obras y con nuestra vida misma, dar testimonio de que realmente el Señor se ha convertido en el centro de todo nuestro ser, y de que nosotros en verdad lo amamos con todo nuestro corazón.

Sólo a partir de ese encuentro y compromiso de fe con el Señor podremos, al igual que Él, hacer nuestras las alegrías, pero también las tristezas y angustias de los demás para tratar de remediarlas fortalecidos con su gracia, que en esta Liturgia se nos comunica.

Vivamos, pues, este momento como el principal, como el fundamental de nuestra vida y del testimonio que hemos de dar de nuestra fe en Cristo y de su Evangelio.

Entrar en comunión de vida con Cristo abre los ojos de nuestro corazón para que no sólo contemplemos la realidad y nos pasemos la vida haciendo análisis de ella, tratando de planear trabajos poco ambiciosos por el Reino de Dios.

Necesitamos ser valientes no sólo al proclamar el Evangelio, sino al hacerlo vida en nosotros, como Cristo mismo se hizo el Evangelio viviente del Padre para nosotros.

Él no ha querido nuestras riquezas externas; Él ha acumulado su tesoro de amor en nuestro corazón; ojalá y no dejemos que lo robe el ladrón maligno, ni lo destruya el olvido al paso del tiempo, sino que lo pongamos a trabajar en un amor sincero, real, en acciones concretas de cercanía a nuestro prójimo y de anuncio del Evangelio hecho testimonio tanto con las obras como con las palabras.

Ojalá y hechos cercanía para nuestro prójimo como Dios se hizo cercanía para nosotros, podamos decir de un modo real como san Pablo: Pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor?

Ojalá y aprendamos a hacer nuestras las angustias y esperanzas de todos nuestros hermanos para iniciar, a la luz del Evangelio, el camino hacia el hombre perfecto, que es Cristo.

Roguémosle a nuestro Dios y Padre que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de que en el anuncio del Evangelio, en el testimonio continuo de nuestra fe, en el trabajo constante por el Reino de Dios, nos dejemos guiar sólo por su Espíritu que habita en nosotros y no por mundanos criterios. 
 
Amén.

Homiliacatolica.com

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario