Buenos días Señor, gracias te doy por este día que inicio bajo tu protección, tu amparo y compañía, casi termina esta semana Señor y aquí sigues siendo mi escudo, y la roca en que me apoyo, la mano que me guía y sostiene, toda la gloria para ti mi Dios creador de cielo y tierra, Rey de reyes y Señor de Señores.
Señor, Tú supiste buscar el mejor lugar y el mejor momento para la oración. Hoy yo quiero hacer lo mismo. Ven, Espíritu Santo, te pido que al comenzar esta meditación enciendas en mí el fuego de tu amor. Hazme dócil a tus inspiraciones y ayúdame a corresponder a ellas con generosidad.
Hoy Jesús preguntas quien eres para mí, para todos, yo te contesto eres mi Salvador, mi hermano mi Señor y mi guía, porque sin ti no puedo llegar al Padre a mi salvación, yo te pregunto ¿quién soy yo? soy débil muchas veces de corazón tibio y que flaquea y desconfía ante las dificultades, ante un mundo lleno de comodidades materiales y mundanas, hoy me pongo en tu presencia para saber lo que quieres de mí, es difícil, no puedo ocultar esta realidad, pero confiada en tus manos me esfuerzo y me dispongo, con espíritu abierto, a lo que me quieras transmitir a mí y a los demás, a través de mi humilde persona.
Jesús, dame la luz y la fuerza para convertirme en un verdadera mujer de oración.
Señor Jesús, purifica mi boca para que pueda confesar tu nombre en medio de un mundo incrédulo y lleno de falsas expectativas, que entendamos que la alegría de vivir, en tu amor y tu palabra, sea motivo para que los hombres te reconozcan como el Mesías, salvador del mundo.
Gracias por escuchar mis súplicas cuando ruego a Ti con honestidad.
Hoy quiero abrirte mi corazón para que dejes caer en él todo el combustible de tu amor y de tu compasión.
Te pido por mi familia, mis amigos, que vivamos por ti y para Ti, amarte.
Ven y camina a nuestro lado, protégenos de todo aquello que nos daña. Condúcenos hoy por sendas de amor y guíanos con tu en todas las decisiones que dé hoy Santísima Virgen María, Oh Madre del Rey del Cielo, socorro de nuestras vidas, si tú Virgen nos olvidas,
¿Quién será nuestro consuelo?
¿A quién daremos nuestros clamores, sino a ti Virgen bendita?
Que con tu gracia infinita remedias los pecadores.
Tú nos levantas del suelo en todas nuestras caídas, si tú Virgen nos olvidas ¿quién será nuestro consuelo?
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario