«Si quieres, puedes limpiarme.»
Señor, te lo ruego: limpia mi vida de toda aquella inmundicia que, producto de mi pecado, ensucia mi alma.
Purifica mis pensamientos, mis palabras, mis sentimientos y mis acciones. Que todo lo que soy y lo que hago, sea digno de ti. Que te conmuevan, Señor, mis deseos de servirte con puro corazón y que postrado a tus pies te implore, una y otra vez: perdón, por alejarme de tu voluntad y del misterio de tu amor.
Pero, sobre todo, Señor, perdóname por no haberte anunciado a mis hermanos, por haberme callado tu misericordia para conmigo, por haberme vuelto un "profesional" en lo sagrado pero no un testigo que con un corazón ardiente no se canse de hablar contigo y hablar de ti.
Purifícame, renuévame, envíame.
No hay comentarios:
Publicar un comentario