"Si nos preguntan por qué no
le entendían los apóstoles a Jesús, como se lee en el Evangelio, algunos
razonarán que porque no había llegado el momento, o por no tener aún el
conocimiento necesario. Pero nosotros que por el Espíritu Santo hemos recibido
a Jesús mediante el bautismo, tenemos conocimientos grandes de la realidad de
Jesús sacramentado a través de las manos consagradas de sacerdotes.
¿Cómo será nuestra disposición interior para recibir a Jesús sacramentado?. Llega un momento en que quizá hacemos las cosas, el cristiano hace las cosas, como rutina o por costumbre, entonces llega un momento en que (para nosotros) la divinidad de Cristo está y no está, está para unas cosas y para otras no, para unos momentos sí y otros no; un católico debe saber que ahí está la Divinidad de Cristo, y esa Divinidad viene a través de la Sagrada comunión.
Si soy consciente de que Cristo Dios y hombre verdadero viene a mí y yo me considero realmente una nada, voy a Él buscándole pero necesito ir acompañada de alguien que me sirva de aval, alguien que haga de intercesora, que me prepare, de manera que cuando venga la Divinidad de Cristo, a mi corazón, mi alma… Ella haga que Jesús realmente se encuentre a gusto y está claro a quién me estoy refiriendo, a su Madre; entonces mientras yo voy por el camino, que sea a Ella a quien le pida, y al ángel de la guarda, para guiarme, enseñarme, acompañarme, defenderme.
Si el ángel está para todo, qué cosa más importante hay para mi alma que recibir bien a Dios, y es el mejor trabajo que le puedo dar al ángel, porque los ángeles ante la presencia de Jesús sacramentado están siempre de rodillas; entonces adoran a Dios, a la Divinidad, por eso quién mejor que el ángel de la guarda me puede enseñar, la Madre me puede acompañar, y con ellos dos, yo a Jesús le recibo en condiciones, ese sitio está limpito por ellos, y Jesús se encuentra a gusto, y no sólo a gusto, toma y posesión de todo el ser, es dueño y Señor de mi vida, mi alma, todo mi ser, no se trata sólo de una forma, y si no hay esto no hay nada que hacer.
Algunos dicen que la Virgen adorna nuestra alma para la comunión, pero la Virgen no tiene que adornar, eres tú quien tiene que tener el alma limpia, ya la adornas tú con la confesión y el ángel de la guarda; procurar conservar esa limpieza de modo que cuando El venga… que es hombre y Dios verdadero, venga a tu alma y a todo tu ser. No es ni galleta, ni carne, ni vino, es Dios y hombre verdadero".
(De un alma con gran experiencia divina)
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