Mirar hacia el futuro con la Fe puesta en Dios cambia todo; tengamos la seguridad de que con Él lograremos la felicidad que tanto buscamos y que sin Él seguiremos vacíos y perdidos.
Cuando llegan esos momentos de
silencio interior y empezamos a pensar sobre nuestras vidas, tengamos en cuenta
que ningún grado de culpa puede cambiar el pasado y ningún grado de ansiedad
puede cambiar el futuro.
Así es, sólo tenemos el instante presente para actuar; el pasado debe servirnos como aprendizaje para crecer, madurar y mejorar; el futuro lo debemos de mirar con determinación, Fe y esperanza.
El presente está en nuestras manos para llenarlo de mucho amor, amor propio, amor a los demás y amor a aquél a quien le debemos todo… ¡Dios!
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