Estudio y comentario
1. EL QUE RECIBE MIS MANDAMIENTOS Y LOS CUMPLE, ESE ES EL QUE ME AMA
Nuestro
Señor Jesucristo nos entregó muchas pruebas de todo su amor por
nosotros, así es como también El espera que le amemos con fuerza, con
perseverancia y por sobre todas las cosas. El que ama a Cristo, es amado
por el Padre, del mismo modo como tuvo sus complacencias en su Hijo,
las tendrá a los que aman a su Hijo Jesucristo.
Dice
Jesús: El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me
ama; el que me ama a mi será amado de mi Padre y Yo le amare y me
manifestare a el.
Cristo
promete también su venida a los apóstoles y a todo aquel que recibe sus
mandamientos y los cumple. Observamos que esta promesa no es solo para
los apóstoles, va a todo aquel que recibe los mandamientos de El. Mis
mandamientos; otra vez se legislan los mismos preceptos de Dios como
suyos y los guarda. La fe con obras es tema repetido en el evangelio de
San Juan --Jn 3:8-- lo mismo que en su primera carta.
1. YO TAMBIÉN LO AMARE Y ME MANIFESTARE A EL.
Dice
Jesús a sus discípulos: “me manifestare”, es decir me mostrare, Se
refiere esta venida de Cristo después de resucitado? la parusia?, no es
así, ya que todos lo verán y será el momento de la definitiva reunión
con el. Parece haber relación entre el momento de amarle y la presencia
en el creyente. Se debe, pues, de referir, si no exclusiva, al menos si
preferentemente, a una venida espiritual y permanente.
Los
efectos o frutos de esta venida se los presenta en dos aspectos. Uno es
que me verán porque Yo vivo y ustedes vivirán. Siendo Jesucristo la
Vida y no pudiendo hacerse nada sin El, no obstante, después de la
resurrección será el momento de la plenitud caudalosa de todo tipo de
gracias. --toda vida espiritual y divina--, que se inaugurara cuando
El envíe el Espíritu Santo. El vive después de la tragedia de la muerte,
y porque El derrama, normal y totalmente, esa vida es por lo que ellos
vivirán colmadamente su vida.
2. YO ESTOY EN MI PADRE, Y USTEDES EN MI, Y YO EN USTEDES.
Otro
fruto es que en aquel día, frase usada en los profetas, conque se
expresan las grandes intervenciones de Dios, y que, como aquí, puede
indicar todo un periodo, ustedes conocerán que Yo estoy en mi Padre, y
ustedes en mi, y yo en ustedes. (Jn 14, 20).
Por
efecto de estas gracias que van a recibirse en abundancia después de
Pentecostés, --bien lo experimentaron en su plena transformación ese día
los apóstoles--, van a comprender por efecto de gracias de todo tipo,
iluminaciones intelectuales y experimentaciones sobrenaturales, aunque
en grados diversos, lo que tanto les costaba comprender en la vida de
Cristo: que El esta con el Padre; que es el verdadero Hijo de Dios; que
El esta con ellos como Dios y como Vid, que les dispensa toda gracia,
sin cuya unión a El nada pueden sobre naturalmente; y que ellos están en
El, por la necesidad de su unión vital de sarmientos, y como miembros
del Cuerpo místico. Y todo, aunque en grados diversos, sabido con
certeza y experimentando de un modo intimo y maravilloso.
3. SI ALGUNO ME AMA, GUARDARA MI PALABRA, Y MI PADRE LE AMARA
Le
dijo, Judas, -no el Iscariote-: Señor, ¿que ha sucedido para que hayas
de manifestarte a nosotros, y no al mundo? La enseñanza de Cristo sobre
su manifestación a ellos y no al mundo, interpretada de un modo erróneo
por el apóstol Judas, no Iscariote, posiblemente pensando en una
teofanía, de un modo sensible y maravilloso, es lo que hace a Cristo
exponer la doctrina de la epifanías trinitarias. Respondió Jesús y le
dijo: Si alguno me ama, guardara mi palabra, y mi Padre le amará, y
vendremos a el y en el haremos morada. También vendrá el Padre. Porque
el amor a Cristo Jesús, garantizado con obras, trae como premio el ser
amado por el Padre. Lo que tiene como efecto el que vendremos a el y
haremos en el nuestra morada
Esta
venida, pues, del Padre y de Cristo no es transitoria, sino permanente,
pues en el que le ama establece su morada; y es presencia distinta de
la que tiene Dios como Creador, pues es solo para los que le aman en
este orden sobrenatural: de amor al Padre y al Hijo; ni es presencia
carismática, pues es condición normal para todo el que así los ame. Esta
venida del Padre es también espiritual e intima. Va entrañando en su
mismo concepto de morar Dios en el alma.
Aunque
aquí explícitamente no se dice que también venga con ellos el Espíritu
Santo, es lo que esta suponiendo el capitulo, ya que se dice que en el
que ama a Cristo el Espíritu Santo esta y permanece en el (Jn 14, 17).
Es lo que la teología llamo inhabitacion de la Trinidad en el alma.
4. EL ESPÍRITU SANTO QUE MI PADRE LES ENVIARÁ EN MI NOMBRE
Dice
Jesús: Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el
Espíritu Santo, (el Paráclito) que el Padre enviará en mi Nombre, les
enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Después
de la partida de Cristo, el Espíritu es quien los sustituye entre sus
fieles seguidores, es decir es el Paráclito, el Abogado que intercede
ante el Padre y aboga por fieles a Cristo.
Nuestro
Señor Jesucristo promete que derramará su Espíritu sobre todos los que
lo aman, así con la recepción del Espíritu Santo nuestros cuerpos se han
convertidos en verdaderos templos. (1Cor 3,16)
5. EL ESPÍRITU SANTO…LES ENSEÑARA TODO
Jesús
rogará al Padre por los que le aman, amor garantizado con cumplir mis
mandamientos, que son los mandamientos de Dios. Cristo se pone en la
línea de Dios encarnado, para que les de otro Paráclito. El sentido de
esta última palabra puede ser múltiple, conforme a su etimología. En el
Nuevo Testamento solo sale en san Juan, y en su primera carta tiene el
sentido específico de abogado, que es el sentido más ordinario, junto
con el de intercesor, con cuyos sentidos aparece en la literatura
rabínica. Pero puede tener otros significados distintos. Para valorar su
sentido en este contexto hay dos elementos. Uno es que Cristo pide al
Padre que les de otro Paráclito en su ausencia. Cristo es, pues, un
Paráclito. De aquí se deduce una enseñanza dogmática de gran
importancia; al ser el Paráclito otro ser al modo de Cristo, se sigue
que es una persona y divina y, además, va a sustituir a Cristo en su
oficio: continuar, en forma misteriosa, la misión de Cristo en los
hombres.
Entonces
dijo Jesús: El Espíritu Santo, que el Padre enviara en mi Nombre, les
enseñara todo. Según el, esta misión es educativa. Luego añade: les
enseñara todo y les recordara lo que les he dicho. Se trata, pues, de
una acción del Paráclito en ellos por una sugerencia interna,
preferentemente al menos, si no exclusiva (Jn 16:13.14), de la enseñanza
de Cristo. Por esta obra educativa es por lo que el Paráclito es
llamado aquí Espíritu de verdad; lo mismo que por ser el Espíritu de
Cristo (Jn 16:13.14), que es la Verdad (Jn 16:4).
Es
el tema de la donación del Espíritu Santo, tan marcado en el Evangelio
de San Juan, hasta decir que el Espíritu Santo aun no había sido dado
porque Jesús no había sido glorificado (Jn 7:39); lo mismo que por la
misión doctrinal con que aquí aparece, y por su paralelo con otros
pasajes de este mismo discurso de la cena (Jn 15:26;16:5, 15); esta
promesa futura se refiere a la donación oficial del Espíritu Santo en
Pentecostés, pero prolongada indefinidamente en la Iglesia y en las
almas de los que lo reciben Esta acción del Paráclito entre ellos: les
enseñara todas las cosas y ese os lo enseñara todo y os traerá a la
memoria todo lo que les he dicho.
6. ¿A QUE SE REFIERE ESTA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SOBRE TODAS LAS COSAS QUE LES HE DICHO?
Cabrían
dos precisiones: O referirse a la enseñanza que Cristo hizo a los
apóstoles en su periodo terreno (Jn 15:15; 4:25), incluso con las
complementarias revelaciones que les hizo después de resucitado hasta la
ascensión (Act 1:3), o admitir nuevas revelaciones hechas directamente
por el Espíritu a los apóstoles para completar el tesoro objetivo de la
revelación. Pero el primer sentido, en su aspecto que tiene dos partes,
es el que directamente esta mas en situación y encuentra su complemento
en el lugar paralelo del capitulo 16, en el que se dice que, al venir el
Espíritu en Pentecostés, comenzara su obra de llevarles, conducirles,
encaminarles, hacia la verdad completa, porque no hablara de si mismo,
sino que, tomara de lo mió y les dará a conocer (Jn 16:13.14). Es la
función del Espíritu haciendo comprender a los apóstoles a la Iglesia
el sentido pleno de la enseñanza y obra de Cristo. (cf. Jn 16:13).
Aunque
literalmente estas palabras se dirigían a los apóstoles, hay datos que
hacen ver que, como promesa doctrinal, se refieren a la Iglesia. En
primer lugar, no se probaría esto por el solo hecho de decirles que
permanecería con ellos --apóstoles-- para siempre, pues este es un
término muy relativo. Así se lee frecuentemente: siervo eterno, y cuya
eternidad solo se refiere al periodo de su vida de siervo.
La
primera razón es que, en varios de estos pasajes del Evangelio de san
Juan, las promesas aparecen entremezcladas literariamente, pues unas
veces se dirigen a los apóstoles (v.15 17.26) y otras están en forma
impersonal: Si alguno me ama (v.21.23.24). Y a este sujeto indefinido es
al que se le promete el amor suyo y el del Padre, lo mismo que el
manifestarse a El, y el que en El moren.
Encuadradas,
pues, estas promesas, en las que antes y después se habla del
Paráclito, parece que, aunque literalmente se dirijan a los apóstoles,
la promesa doctrinal tiene la perspectiva universal de la Iglesia. Al
menos en la comprensión e intención del evangelista al situarlas aquí,
en esta perspectiva literaria, si es que ellas pudieran pertenecer a
otro contexto histórico.
Esto
encuentra una confirmación en las palabras que cita el Evangelio de san
Lucas después de la consagración eucarística: Haced esto en memoria mía
(Lc 22:19; 1 Cor 11:24 25). Directamente se refieren a los apóstoles,
y, sin embargo, el concilio de Trento definió de fe que con esas
palabras de Cristo no solo ordeno sacerdotes a los apóstoles, sino que
con ellas preceptuó que ellos y sus sucesores ofreciesen el sacrificio
eucarístico.
Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, esta en el interior del cristiano que vive en gracia.
Quiero
ser una morada de Dios buscando que mi corazón viva en la Trinidad...
Un alma en estado de gracia es una casa de Dios, en donde habita Dios
mismo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
(Beata Isabel de la
Trinidad)
Cristo Resucitado, viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Fuentes: Algunos comentarios y referencias están tomados de la Bíblia de Nácar-Colunga
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