El mundo no quiere oír hablar de esta verdad de fe: Cristo volverá. ¡Y ay de quienes no se encuentren preparados para su venida!, precipitarán en el abismo de fuego, de donde no se sale.
Tenemos tiempo aún de encontrar propicio el rostro de Dios para pedirle perdón y comenzar una nueva vida, levantándonos del pecado y buscando la santidad. Pues llegará el día y la hora que sólo Dios Padre conoce, en que se cumplirá la promesa del Señor, y Cristo vendrá a tomar su cetro, haciendo morir a todos sus enemigos. Ojalá nosotros no nos encontremos en el número de estos últimos.
Consideremos que estas reflexiones no están llamadas a producir miedo, sino a que encaminemos nuestras vidas conforme a la ley de Dios y a sus Mandamientos, que son el verdadero camino para la salvación.
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