Gracias, Señor, por mostrarme el camino que debo seguir. La gracia me la
ofreces en la Eucaristía, el eje alrededor del cual debe girar toda mi
existencia, pero para poder recibirte sacramentalmente, necesito primero
lavarme, limpiar mi vida de todo lo que te ofende, porque aunque sé que nunca
seré digno, tengo la seguridad que con la absolución de uno de tus sacerdotes,
mi alma quedará lista para recibirte.
Ven, Espíritu Santo, dame tu luz para comprender que el amor, para que realmente sea amor, tiene que concretarse en obras. ¡Tengo tanto que aprender de ti, Señor! Creo, espero y te amo tanto que quiero, con tu gracia, llegar a ser otro Cristo para los demás.
Jesús Sacramentado, de rodillas te pedimos: Jesús, enséñame a quererte, como tú me quieres, enséñame a ver tu rostro en el rostro de mis semejantes, enséñame, Jesús a ser buena, a que tú seas el Eje de mi vida, esa vida que hoy pongo en tus manos. Señor, tenme muy cerca de tu corazón y enséñame a acompañarte a Tí y a tu Santísima Madre con mi oración en todos los amargos tormentos de la ya muy cercana muerte de cruz
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario