Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados
En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO
NOTICIAS SOBRE S.S.FRANCISCO

Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

26 de mayo de 2023

JUAN 21,15-19 – TÚ LO SABES TODO

 “Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: « ¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.”

 

No hay forma de ocultar, evadir o engañar al Señor. Eso es lo que reconoce Pedro, con pesar, pues en realidad Él siempre lo supo y sin embargo lo negó. Es a este mismo que, conociendo sus flaquezas, Jesús encarga a Sus ovejas, es decir, a Su Iglesia.

 

La decisión del Señor de encomendar esta delicada Misión a Pedro, quien le había negado previamente hasta en tres ocasiones, es una muestra evidente del inmerecido amor que Jesucristo tiene por nosotros, más allá de cualquier encargo que pudiera encomendarnos.

No es en nuestra fuerzas, ni en nuestra fragilidad que Él confía, pues a Él no se le escapa que somos vulnerables. Sin embargo y a pesar de ello, cuenta con nosotros, aun para tareas tan delicadas como la que encomienda a Pedro.

 

No somos nosotros, por lo tanto, no son nuestros méritos los que nos hacen acreedores a la confianza del Señor. Es Su decisión la que determina nuestra elección, por encima de nuestra debilidad o fragilidad.

 

Es Él que quiere contar con nosotros, en la función en que muchos de nosotros, con nuestros criterios, jamás hubiéramos confiado. ¡Es Él que nos salva! ¡Es Él quien hace la diferencia! Si hubiera dependido de nosotros, la salvación no hubiera llegado. ¡Qué palabras tan duras!

 

Nosotros siempre estamos dispuestos a condenar. Somos demasiado proclives a ver la paja en el ojo ajeno y no reconocer la viga que tenemos en el nuestro. Tenemos que entender de una vez que no hemos sido salvados por mérito alguno.

 

No es lo que hacemos o dejamos de hacer nosotros lo que nos salva. Es la Voluntad de Dios; es Su Infinita Misericordia; es Su Amor el que ha traído para nosotros Su Salvación. Él hace la diferencia. Él inclina la balanza a nuestro favor.

 

Conociendo nuestras falencias, conociendo nuestras debilidades, conociendo íntimamente nuestros defectos y fragilidades, Él quiere confiarnos Su Reino, la Vida Eterna. ¿Por qué? ¡Por amor! Lo decimos fácilmente, pero nos cuesta comprender.

 

¡Más aún! Nos cuesta hacer lo mismo con nuestros hermanos. Y, eso es lo que nos pide Jesús: que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. Esa es la medida; ese es el baremo. Estamos muy prestos a recibir, pero qué duros somos para dar.

 

A veces, sin darnos ni cuenta, condenamos a nuestros hermanos a la muerte en vida. Los matamos en nuestro interior, por nimiedades. Porque no nos miró como queríamos, porque no hizo lo que esperábamos, porque no se portó según nuestro patrón.

 

¿A cuántos hacemos el esfuerzo por comprender? ¿Por qué son siempre los demás los que deben hacer el esfuerzo en comprendernos? ¿Y, así tenemos el descaro de llamarnos cristianos? ¿Dónde y cuándo vimos actuar a Cristo de este modo?

 

Veamos y comprendamos de una vez por todas cómo Cristo ve y redime a quien fue capaz de negarlo hasta en tres ocasiones, buscando salvar su propio pellejo. Si Jesucristo no lo condena, por qué nosotros andamos tan prestos a condenar a nuestros hermanos por nimiedades.

 

¿Quiénes somos nosotros para negar el amor a quienes nos lo piden? ¿Quiénes somos para poner tremendas exigencias en los hombros de nuestros hermanos? ¿No podríamos ser un poco más comprensivos y dóciles?

 

Con la misma vara con que medimos, seremos medidos. Hagamos el ejercicio de olvidar, perdonar y amar como Jesucristo lo hace. No pongamos como exigencia nuestros criterios, nuestros gustos, nuestros deseos. Amemos sin esperar nada a cambio.

 

Finalmente, ¿qué mejor ejemplo podemos encontrar de la forma en que un maestro debe amar a sus discípulos? A aquel que muchos hubiéramos condenado, le confía la mayor dignidad. ¿Qué otro modo habrá de ejercerla, sino sirviendo, perdonando y comprendiendo?

 

¡Cuánto nos ha amado el Señor! ¡Él es nuestro ejemplo! Amémonos unos a otros como Él nos ha amado. Pongamos en ejercicio este amor en nuestra vida cotidiana, en nuestro día a día, en cada situación que debemos afrontar.

 

Oración:

 

Padre Santo, danos un corazón limpio y puro como el de Jesús, para amar a nuestros cónyuges, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros vecinos, a nuestros compañeros y a nuestro prójimo en general, como Él nos ha amado. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…

 

Amén

 

roguemos.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario