Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

2 de julio de 2024

LITURGIA DE LAS HORAS-Martes, XIII semana del Tiempo Ordinario, feria

 

OFICIO DE LECTURAS

Inicio

Si Oficio de Lecturas es la primera oración del día se reza el Invitatorio.

(se hace la señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)

V/. -Señor, ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 94: Invitación a la alabanza divina

en el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin

Ant: Venid, adoremos al Señor, Dios soberano.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Venid, adoremos al Señor, Dios soberano.

Si no:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

(Del himnario latino: Consors Paterni luminis):

Oh Tú, consorte de la luz paterna,
Oh Tú, luz de la luz y eterno día:
Oye a los que rompiendo las tinieblas.
Te piden con fervor que los asistas.

Desvanece las sombras de las almas,
Pon en fuga el tropel de los demonios,
Y disipa la terca somnolencia
Para que no entorpezca al perezoso.

Oh Señor Jesucristo: sé propicio
A quienes con nosotros en Ti creen,
A fin de que los himnos y los salmos
Que elevan en tu honor les aprovechen.

Atiende nuestras súplicas, oh Padre
Que en unidad eterna con tu Hijo
Y con el sacrosanto Paracleto
Imperas por los siglos de los siglos. Amén.

Primer Salmo

Salmo 9 B-I: Canto de acción de gracias

Ant: El Señor hará justicia a los pobres.

 

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.»

La intriga vicia siempre su conducta,
aleja de su mente tus juicios
y desafía a sus rivales.
Piensa: «No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado.»

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.

Sus ojos espían al pobre;
acecha en su escondrijo como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle,
arrastrándolo a sus redes;

se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa: «Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor hará justicia a los pobres.

Segundo Salmo

Salmo 9 B-II:

Ant: Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

 

Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes;
¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará eternamente
y los gentiles desaparecerán de su tierra.

Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Tercer Salmo

Salmo 11: Invocación a la fidelidad de Dios contra los enemigos mentirosos

Ant: Las palabras del Señor son palabras auténticas, como plata refinada siete veces.

 

Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón.

Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua fanfarrona
de los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?»

El Señor responde: «Por la opresión del humilde,
por el gemido del pobre, yo me levantaré,
y pondré a salvo al que lo ansía.»

Las palabras del Señor son palabras auténticas,
como plata limpia de ganga,
refinada siete veces.

Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente:
de los malvados que merodean
para chupar como sanguijuelas sangre humana.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Las palabras del Señor son palabras auténticas, como plata refinada siete veces.

Lectura Bíblica

V/. El Señor hace caminar a los humildes con rectitud.

R/. Enseña su camino a los humildes.

 

Esdras lee, por primera vez y de modo solemne la Ley al pueblo

Lectura del libro de Nehemías
Ne 8,1-18 (del lecc. par-impar)

En aquellos días, el pueblo entero se reunió como un solo hombre en la plaza que está delante de la Puerta del Agua y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado a Israel.

El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley. El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Estaban a su derecha Matitías, Semá, Ananías, Urías, Jelcías y Maasías; y a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas: «Amén, amén». Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas Josué, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabtay, Hodiyías, Maasías, Quelitá, Azarías, Yozabad, Janán y Pelaías explicaron la ley al pueblo, que permanecía en pie. Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.

Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley). Nehemías les dijo: «Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!». También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo, diciendo: «¡Callad, no estéis tristes, porque este día es santo!». Así que el pueblo entero se fue a comer y beber, a invitar a los demás y a celebrar una gran fiesta, porque habían comprendido lo que les habían enseñado.

El segundo día, los cabezas de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron con el escriba Esdras para escuchar atentamente las palabras de la ley. Encontraron escrito en la ley que el Señor había prescrito por medio de Moisés que los hijos de Israel deberían vivir en cabañas durante la fiesta del mes séptimo. Así pues, publicaron y pregonaron por todas sus ciudades y en Jerusalén un bando que decía: «Id al monte y traed ramos de olivo, de olivo silvestre, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos para hacer cabañas, como está prescrito». El pueblo salió, trajo los ramos y cada cual se hizo su cabaña; unos en su propio terrado, otros en sus patios, en los atrios del templo de Dios, en la plaza de la Puerta del Agua y en la plaza de la Puerta de Efraín. Toda la comunidad de los repatriados hizo cabañas y se instaló en ellas. Desde los tiempos de Josué, hijo de Nun, no habían hecho una cosa así los hijos de Israel hasta aquel día. Y la alegría fue inmensa. Esdras leyó el libro de la ley de Dios a diario, desde el primer día hasta el último. La fiesta duró siete días y el octavo se celebró la fiesta solemne de clausura, según la costumbre.

Sal 18,8-9; Rm 13,8.10

R/. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante; los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

V/. Quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley; así que amar es cumplir la ley entera.

R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

Lectura Patrística

Yo soy vuestro preceptor
Clemente de Alejandría

El pedagogo (Lib 1, cap 7: PG 8, 315-318) (del lecc. par-impar)

Con razón el Logos es llamado pedagogo, pues a nosotros, niños, nos conduce a la salvación. Por eso ha dicho clarísimamente de sí mismo por boca del profeta Oseas: Yo soy vuestro preceptor. Pedagogía es el culto divino, comprensivo de una educación en el servicio de Dios, de una introducción al conocimiento de la verdad y de una buena formación que conduce al cielo.

La palabra pedagogía es polivalente: está la pedagogía del que es conducido y enseñado y la del que conduce y enseña; pedagogía es, en tercer lugar, la misma formación recibida y, en cuarto lugar, las materias objeto del aprendizaje, por ejemplo, los mandamientos. Existe la pedagogía según Dios, que es la señalización del recto camino hacia la verdad, en orden a la contemplación de Dios, así como la indicación de una conducta santa que tiene como meta la eterna perseverancia. Como el general conduce a su ejército velando por la seguridad de sus soldados, y como el piloto maneja el timón de la nave atento a la salvación de los pasajeros, así también el pedagogo conduce a los niños a un tenor de vida saludable, en aras de su solicitud por nosotros. Y, en general, todo cuanto razonablemente pudiéramos pedir a Dios, lo obtendremos si obedecemos al pedagogo.

Ahora bien, así como no siempre el piloto se deja llevar por la marea, sino que a veces, poniendo proa a la tempestad, resiste a todas las borrascas, así tampoco el pedagogo expone al pequeño a los vientos que soplan en nuestro mundo, ni menos le abandona a merced de ellos, cual bajel, para que se estrelle entregándose a una vida bestial y licenciosa; al contrario, sólo cuando el ánimo del muchacho es impulsado a lo alto por el espíritu de verdad, empuña fuertemente el timón del niño —me estoy refiriendo a sus oídos—, y no lo suelta hasta haberle conducido, sano y salvo, al puerto celestial. Porque si lo que los hombres califican de costumbres patrias es de escasa duración, la formación recibida de Dios es una adquisición que permanece para siempre.

Nuestro pedagogo es el Dios santo, Jesús, el Logos que conduce a la humanidad entera; el mismo Dios, que ama a los hombres, es el pedagogo. De él habla el Espíritu Santo en un pasaje del Cántico: Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él; lo guardó como a las niñas de sus ojos. Como el águila incita a su nidada, revolando sobre los polluelos, así extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas. El Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él. Aquí la Escritura nos presenta, según creo, al pedagogo, indicándonos cuál es su misión. Nuevamente se presenta a sí mismo como pedagogo, cuando se expresa así hablando en primera persona: Yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto.

Pr 23,26; 1,9; 5,1

R/. Hijo mío, dame tu corazón, y que tus ojos hallen deleite en mis caminos: Serán hermosa corona en tu cabeza.

V/. haz caso de mi sabiduría, presta oído a mis consejos:

R/. Serán hermosa corona en tu cabeza.

Final


Oremos:

Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios

LAUDES

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

En esta luz del nuevo día
que me concedes, oh Señor,
dame mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.

Dichoso yo, si al fin del día
un odio menos llevo en mí,
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.

Que cada tumbo en el sendero
me vaya haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no supo ver.

Que ame a los seres este día,
que a todo trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame el amor y ame la cruz. Amén.

Salmodia

Salmo 23: Entrada solemne de Dios en su templo

Ant: El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares,
Él la afianzó sobre los ríos.

- ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

- El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

- Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Tobías 13,1-10a: Dios castiga y salva

Ant: Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

 

Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las naciones
por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Que todos alaben al Señor,
y le den gracias en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

Salmo 32: Himno al poder y a la providencia de Dios

Ant: El Señor merece la alabanza de los buenos.

 

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones:

que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
Él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió,
Él lo mandó y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
Él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor merece la alabanza de los buenos.

Lectura Bíblica

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
Rm 13,11b,12-13a

Ya es hora de despertaros del sueño. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad.

Pr 23,26; 1,9; 5,1

V/. Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío.

R/. Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío.

V/. Mi alcázar, mi libertador.

R/. refugio mío, Dios mío.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío.

Cántico Evangélico

Ant: El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus profetas.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus profetas.

Preces

Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial, bendigamos por ello a Jesús, el sumo sacerdote de la fe que profesamos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, nuestro Dios y nuestro Salvador

  • - Rey todopoderoso, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real,
    haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
  • - Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos,
    para que, por la fuerza del Espíritu Santo, nosotros permanezcamos en ti, y tú en nosotros.
  • - Danos tu sabiduría eterna,
    para que nos asista en nuestros trabajos.
  • - Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
    y fuente de esperanza para los decaídos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Escucha, Señor, nuestras súplicas matinales y, con la luz de tu misericordia, alumbra la oscuridad de nuestro corazón: que los que hemos sido iluminados por tu claridad no andemos nunca tras las obras de las tinieblas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 

Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 

(Fórmula breve)

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

HORA INTERMEDIA (TERCIA) - VERSIÓN SIMPLE · SIN OPCIONES

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo que está roto es el vaso,
y el agua al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no,
la luz que sujeta el día;
lo que está roto es su tiempo,
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios
ni el campo que él ha creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia

Salmo 118,1-8: I (Aleph)

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

 

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.

Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.

Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Salmo 12: Suplica del justo que confía en el Señor

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

 

¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

Salmo 13: Corrupción y necedad del impío

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

 

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.

El Señor observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

-Pero ¿no aprenderán los malhechores,
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios está con los justos.
Podéis burlaros de los planes del desvalido,
pero el Señor es su refugio.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

Lectura Bíblica

Lectura del libro del profeta Jeremías
Jr 17,7-8

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.

V/. El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.

R/. ¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti!

Final


Oremos:

Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Defensor a los Apóstoles, derrama también sobre nosotros ese mismo Espíritu de amor, para que, ante los hombres, demos siempre fiel testimonio de aquel amor que has querido que fuera el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 

En el rezo comunitario de ETF acostumbramos añadir:

V/. Desde la salida del sol hasta su ocaso...
R/. Bendigamos el nombre del Señor. 

 

HORA INTERMEDIA (SEXTA)

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo que está roto es el vaso,
y el agua al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no,
la luz que sujeta el día;
lo que está roto es su tiempo,
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios
ni el campo que él ha creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia

Salmo 118,1-8: I (Aleph)

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

 

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.

Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.

Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Salmo 12: Suplica del justo que confía en el Señor

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

 

¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

Salmo 13: Corrupción y necedad del impío

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

 

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.

El Señor observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

-Pero ¿no aprenderán los malhechores,
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios está con los justos.
Podéis burlaros de los planes del desvalido,
pero el Señor es su refugio.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

Lectura Bíblica

Lectura del libro de los Proverbios
Pr 3,13-15

Dichoso el que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia: adquirirla vale más que la plata, y su renta más que el oro; es más valiosa que las perlas, ni se le comparan las joyas.

Pr 23,26; 1,9; 5,1

V/. Te gusta un corazón sincero.

R/. En mi interior me inculcas sabiduría.

Final


Oremos:

Oh Dios, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu gracia, para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a tu designio de amor y salvación universal. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios

 HORA INTERMEDIA (NONA)

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo que está roto es el vaso,
y el agua al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no,
la luz que sujeta el día;
lo que está roto es su tiempo,
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios
ni el campo que él ha creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia

utilizar salmodia complementaria

Salmo 118,1-8: I (Aleph)

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

 

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.

Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.

Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Salmo 12: Suplica del justo que confía en el Señor

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

 

Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de alegría (Rm 15,13)

¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Se alegra mi corazón con tu auxilio.

Salmo 13: Corrupción y necedad del impío

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

 

Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia (Rm 5,20)

Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.

El Señor observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

-Pero ¿no aprenderán los malhechores,
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios está con los justos.
Podéis burlaros de los planes del desvalido,
pero el Señor es su refugio.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.

Lectura Bíblica

Lectura del libro de Job
Jb 5,17-18

Dichoso el hombre a quien corrige Dios: no rechaces el escarmiento del Todopoderoso, porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano.

V/. Trata con misericordia a tu siervo, Señor.

R/. Enséñame tus leyes.

Final


Oremos:

Oh Dios, que enviaste un ángel al centurión Cornelio, para que le revelara el camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos, incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios 

 

VÍSPERAS

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!...).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

Salmodia

Salmo 19: Oración por la victoria del rey

Ant: El Señor da la victoria a su Ungido.

 

Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión.

Que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.

Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.

Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.

Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.

Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.

Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor da la victoria a su Ungido.

Salmo 20,2-8.14: Acción de gracias por la victoria del rey

Ant: Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

 

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Apocalipsis 4,11;5,9.10.12: Himno de los redimidos

Ant: Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

 

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Lectura Bíblica

Lectura de la primera carta de Juan
1Jn 3,1-2

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Pr 23,26; 1,9; 5,1

V/. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

R/. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

V/. Tu fidelidad de generación en generación.

R/. Más estable que el cielo.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

Cántico Evangélico

Ant: Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

Preces

Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, el pueblo adquirido por él, y supliquémosle, diciendo:

Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor

  • - Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que las gobiernan:
    que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la paz.
  • - Tú que hiciste cautiva nuestra cautividad,
    devuelve la libertad de los hijos de Dios a nuestros hermanos que sufren esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
  • - Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
    y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
  • - Que los niños imiten tu ejemplo
    y crezcan siempre en sabiduría y gracia.
  • - Acoge a los difuntos en tu reino,
    donde también nosotros esperamos reinar contigo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso, porque has permitido que llegáramos a esta noche; te pedimos que aceptes con agrado el alzar de nuestras manos como ofrenda de la tarde. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 

Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 

(Fórmula breve)

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
 

COMPLETAS: MARTES

Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Examen de conciencia

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada, que en la celebración comunitaria puede desarrollarse como en el acto penitencial de la misa:
El que preside dice:

Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.

Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue con una de las fórmulas siguientes:

Primera fórmula:

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.


Segunda fórmula:

V/. Señor, ten misericordia de nosotros.
R/. Porque hemos pecado contra ti.
V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R/. Y danos tu salvación.


Tercera fórmula:

V/. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.
V/. Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad.
R/. Cristo, ten piedad.
V/. Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad.
R/. Señor, ten piedad.


Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:

V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

 
Himno

Tiembla el frío de los astros,
y el silencio de los montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón se oye.)

Su dulce latir, ¡tan dentro!,
calladamente responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la noche.

Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después que corre.

¡Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se oye.)

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia

Salmo 142,1-11: Lamentación y súplica ante la angustia

Ant: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

 

El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)

Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Lectura Bíblica

Lectura de la primera carta de Pedro
1P 5,8-9

Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar; resistidle firmes en la fe.

V/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V/. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R/. Encomiendo mi espíritu.

V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Cántico Evangélico

Ant: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Final


Oremos:

Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R/. Amén.
 

 
Se canta o se dice una de las siguientes antífonas marianas:
 

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

o bien:

Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

o bien:

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

o bien:

Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

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