Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

26 de junio de 2024

MIÉRCOLES, 26 DE JUNIO DE 2024. COMENTARIOS DE LAS LECTURAS,

 


2Re. 22, 8-13; 23, 1-3. Cuando se pierde el sentido de la vida, el rumbo de la misma se hace errático. No se tienen normas morales de comportamiento, pues no hay algo que le dé sentido al actuar de la persona, que vive como las hojas movidas por cualquier viento.

Si en verdad queremos vivir como personas que caminan día a día hacia una mayor perfección personal que nos dé una auténtica felicidad, estable, eterna, debemos saber cuál es la meta final hacia la que nos dirigimos.

Quien vive sin Dios no tiene por qué llevar comportamientos morales que manifiesten el grado de perfección, la cercanía a ese Dios en quien ha dejado de creer. La felicidad no puede cifrarse sólo en lo pasajero; la felicidad no puede comprarse; la felicidad nace de la realización interior de la persona. Por eso debemos continuamente descubrir y redescubrir a Dios en nuestra vida; lo cual nos llevará también a descubrir y redescubrir continuamente su Ley, llevada, por Jesucristo, a su perfección en el amor.

Aquel que sea capaz de amar hasta el extremo sabrá que, a pesar de la cruz, su vida tiene sentido, el sentido que le da el haberle dado a su existencia el rumbo que le lleva a unirse plenamente con ese Dios, que no sólo lo espera en la eternidad, sino que camina con él ya desde esta vida fortaleciéndolo, para que su amor sea cada vez más sincero y perfecto.

En lo más profundo de nuestro corazón, templo de Dios, podemos descubrir esa Ley del Amor, que Dios ha grabado en nosotros al comunicarnos su Espíritu Santo. Vivamos guiados por ese Espíritu del Señor que habita en nosotros.

Sal. 119 (118). Roguemos al Señor que incline nuestro corazón a cumplir con fidelidad su Palabra, buscando en ella, y no en la avaricia, nuestra paz y nuestra felicidad.

Hay muchas cosas pasajeras que no sólo nos han deslumbrado, sino que han embotado nuestra mente y nuestro corazón. Sólo la Gracia Divina puede hacer realidad en nosotros una verdadera conversión. Por eso le pedimos al Señor que sea Él quien aparte nuestros ojos de las vanidades y que nos enseñe y ayude a cumplir su voluntad y a guardarla de todo corazón, pues su Palabra es Palabra de Vida eterna para nosotros.

Volvamos al Señor con un corazón humilde, sencillo y sincero; aprendamos a escuchar su Palabra, y a meditarla en nuestro corazón para ponerla en práctica, y poder llegar a ser así dichosos eternamente.

Mt. 7, 15-20. Ya Jesús nos advertía diciendo: "En aquel tiempo muchos me dirán: 'Señor, Señor: ábrenos'; pero Él les responderá: '¡No sé de dónde son!' Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero Él les dirá: '¡No sé de dónde son! ¡Apártense de mí, malvados!"

No basta con vivir cercanos al Señor; no basta con sentarnos a su mesa; no basta con proclamar su Evangelio, en su Nombre, a todas las naciones. Se nos pide que seamos testigos del Reino y que no vivamos como los hipócritas.

El verdadero profeta, el enviado de Dios se conoce por sus frutos y no sólo por sus palabras.

Saber amar hasta el extremo; saber dar voz a los sin voz; socorrer al necesitado; trabajar por la justicia y la paz y muchas otras cosas que han de manifestar la lealtad de nuestra fe, serán la forma como nosotros demos testimonio de que realmente el Señor habita en nosotros y guía, no sólo nuestra lengua, sino también nuestros pasos, por el camino del bien.

El Señor conoce hasta lo más profundo de nuestro ser. Él es el único bueno. Al unir a Él nuestra vida, Él perdona nuestros pecados y nos santifica, para que seamos santos como Él es Santo. Esto se hace realidad en la Alianza de amor con Él que renovamos en esta Eucaristía.

Efectivamente aquí volvemos a adquirir el compromiso de caminar, ya no a impulsos de nuestros caprichos ni dominados por nuestra concupiscencia, sino guiados y fortalecidos por el Espíritu Santo, que Dios ha infundido en nuestros corazones.

Así, vivificados por el Señor, nuestra vocación mira a unirnos plenamente a Dios; y puesto que esta unión se inicia ya desde esta vida, llevemos un comportamiento conforme a la Vida y al Espíritu que hemos recibido.

No vivamos como impostores, llevando sólo una vida de aparente virtud, revestidos sólo en la piel como ovejas, pero con un corazón podrido por la maldad y el pecado. El Señor nos quiere como personas de fe y de virtud probadas.

Cuando san Lucas nos habla del Señor nos dice que nos va a narrar todo lo que Jesús hizo y enseñó, pues antes de hablar Él hizo, Él vivió aquella Verdad y aquel Amor que no sólo nos anunció, sino de los que dio testimonio incluso con su propia sangre.

El camino de Jesús es el mismo camino de su Iglesia. Por eso nuestras obras deben hablar de que realmente nosotros vivimos en Dios y de que es Él el que continúa amando y salvando al mundo entero por medio de la Iglesia, que es su Cuerpo.

Sepamos hacia dónde se encaminan los pasos de la Iglesia; vamos hacia el Señor para unirnos con Él eternamente. Que nuestras buenas obras den a conocer que vamos por el camino correcto hacia nuestra perfección y hacia nuestra unión eterna con el Señor.

Roguémosle a nuestro Dios y Padre que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de saber poner totalmente nuestra confianza en Él, de dejarnos revestir de Cristo y de ser guiados por el Espíritu Santo para no sólo proclamar el Evangelio, sino para convertirnos en auténticos testigos del mismo. Amén.

Homiliacatolica.com

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