No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran. San Mateo 7,6.12-14
Las Palabras de Jesús siempre nos ayudan a crecer y nos llevan por el camino de la bienaventuranza (felicidad) si nos fiamos de Él (fe) y nos decidimos a cumplirlas (obras). Fáciles no son, pero están llenas de vida. Hoy de nuevo tres consejos en tres frases: las cosas santas, la regla de oro y la puerta estrecha.
Las cosas santas. Cuídate. Eres criatura de Dios, por eso tienes todo lo necesario para ser feliz. No te entregues a distracciones, dioses, ídolos o personas que no te quieran de verdad, que te utilicen o sólo te quieran para su propio beneficio. No te metas en ningún basurero, ni te ensucies con el estiércol de lo impuro. No te des a cualquiera, entrégate a tu Dios y Señor que te quiere de verdad y te trata como mereces.
La regla de oro. Haz esto mismo con los otros. En este consenso ético coincidimos todas las religiones (salvo algunos fundamentalismos). Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti y no hagas a otro lo que a ti no te gustaría que te hicieran. Tenlo siempre presente en tus relaciones con los demás.
Agáchate, porque la puerta que nos lleva a la felicidad es estrecha, requiere esfuerzo, ejercitación, gimnasia espiritual. Si queremos encontrar el sentido de nuestra vida debemos encontrar esta puerta y…, “pocos dan con ella”, nos dice Jesús. Por eso, muévete, agáchate, ponte en camino, esfuérzate en hacerlo lo mejor que puedas. No seas persona de mínimos, sino de máximos.
Nuestro hermano en la fe: Juan Lozano, cmf
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