EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 7,21-29
El Evangelio nos ofrece una doctrina segura sin privarnos de la libertad. Podríamos decir que es una doctrina que libera, al contrario de muchas doctrinas que son fuente de alienación.
El Evangelio de hoy dice que “al terminar Jesús este discurso, la gente estaba
admirada de su enseñanza” (Mt 7,28). Es la conclusión del conocido como Sermón
de la Montaña, que ocupa tres capítulos enteros de Mateo (5-7). De los evangelios
de estos días pasados, las Bienaventuranzas, que están al inicio del discurso,
ocupan un lugar destacado pues son una especie de autorretrato de Jesús. Es un
camino seguro en el que a lo largo de la historia muchos hombres y mujeres han
encontrado la plenitud de la vida.
A diferencia de los escribas y fariseos, la doctrina de Jesús no estaba
centrada en la observancia de las normas rituales ni de los preceptos
religiosos sino en la invitación a seguirle y a participar de su vida. O lo que
es lo mismo, a que la persona se adhiera al proyecto del Reino. Es una doctrina
con la que sus oyentes se identificaron porque les hablaba al corazón. Las
palabras de Jesús llegaban a los oídos de la gente que sufría como una voz
liberadora. Eran el susurro de Dios que quería romper el yugo de toda
esclavitud, haciendo las relaciones entre las personas más fraternas. Era un
camino seguro por donde podían llevar sus vidas porque defendían la dignidad de
toda persona humana.
Hagamos de ese discurso nuestro proyecto de vida y veremos que aquella multitud
tenía razón cuando decía que Jesús hablaba con autoridad. No tengamos duda, el
Evangelio es una roca firme sobre la que podemos construir nuestra existencia.
Eguione Nogueira cmf
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