Evangelio según san Mateo (6,19-23)
Dios me ama tal como soy. Dios tiene fe en mí y espera que mi corazón se vuelva poco a poco a Él. Dios sueña verme un día viviendo la armonía del Reino como sus discípulos. ¡Ahí está nuestro tesoro! La fe no es otra cosa que el descubrimiento del Reino día a día. En él se encuentra la fuente de transformación de nuestro corazón. La promesa del tesoro de Dios nos llena de admiración
.
Y aunque somos herederos de una nueva promesa, la del amor eterno, seguimos
volviendo los ojos a nuestros viejos amores.
La fe genuina nos invita a arriesgarnos, a tener que venderlo todo para comprar
el campo donde se esconde la perla de valor incalculable; a responder a la
ternura de Dios que tira de nosotros hacia adelante y hacia el fondo de nuestro
corazón.
Tu tesoro sólo tendrá el valor que hayas tenido que pagar para adquirirlo...
¿Qué precio has tenido que pagar?
¡Donde esté tu corazón, allí estará tu tesoro también!
¡Paz y Bien!
FRAY MANUEL DÍAZ BUIZA
ofmfranciscanos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario