Buenos días padre Eterno, abro mis ojos y tomo conciencia de que necesito de tu amor y de tu paz, gracias a tu amor y misericordia. Gracias por un día más de vida.
Miro hacia atrás y encuentro muchas decisiones, acciones, algunas acertadas otras equivocadas; encuentro miedos, preocupaciones, sueños y frustraciones y me doy cuenta de que todo eso está en tus manos, que he tratado de vivir amándote y dándote todo lo que soy.
Por eso, ahora lo que quiero es darte gracias por tu compañía, por tu alegría, por tus bendiciones, por tu amor y por todo lo que he vivido. Con esa sensación de acción de gracias quiero iniciar este nuevo día y vivirlo con todas las ganas y fuerzas que mi corazón resistan.
Quiero estar feliz, vivir agradecida con la vida, aceptándola y dando lo mejor de mí para seguir adelante. Aleja de mi toda maldad, todo aquello que me robe la paz y la alegría.
Bendice a todos aquellos con los que me voy a encontrar para juntos hacer de la mejor manera la vida.
Te ruego me concedas Señor, Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo y por la gloriosa intersección de la siempre Bienaventurada Virgen María, vernos libres de la tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Así sea.
Madre Santísima Virgen María ruega por nosotros pecadores, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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