1) Oración inicial
¡Oh
Dios!, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido;
atrae hacia
ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu
verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 15,1-8
«Yo
soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en
mí no da
fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más
fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho.
Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la
vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid;
vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése
da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si
alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se
seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo
que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis
mucho fruto, y seáis mis discípulos.
3) Reflexión
•
Los capítulos del 15 al 17 del Evangelio de Juan nos presentan varias
enseñanzas de
Jesús, que el evangelista ha unido y colocado aquí en el contexto
amistoso y fraterno del último encuentro de Jesús con sus discípulos:
Jn 15,1-17: Reflexiones entorno a la parábola de la vid
Jn 15,18 a 16,4a: Consejos sobre la manera de comportarse cuando se nos
persigue
Jn 16,4b-15: Promesa sobre la venida del Espíritu Santo
Jn 16,16-33: Reflexiones sobre la despedida y el retorno de Jesús
Jn 17,1-26: El Testamento de Jesús en forma de oración
•
Los Evangelios de hoy y de mañana presentan una parte de la reflexión
de Jesús
sobre la parábola de la vid. Para entender bien todo el alcance de
esta parábola, es importante estudiar bien las palabras que Jesús usó. Y
es igualmente importante observar de cerca una vid o
una planta para ver cómo crece y cómo se enlazan tronco y ramos, y
cómo el fruto nace del tronco y de los ramos.
•
Juan 15,1-2: Jesús presenta la comparación de la vid. En el Antiguo
Testamento, la
imagen de la vid indicaba el pueblo de Israel (Is 5,1-2). El pueblo
era como una vid que Dios plantó con mucho cariño en las costas de los
montes de Palestina (Sal 80,9-12). Pero la vid no
correspondió a lo que Dios esperaba. En vez de unos racimos de uva
buena dio un fruto amargo que no servía para nada (Is 5,3-4). Jesús es
la nueva vid, la vid verdadera. En una única frase el nos
da toda la comparación. El dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y
todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto". La
poda es dura, pero es necesaria. Purifica la vid, para que crezca y
produzca más frutos.
•
Juan 15,3-6: Jesús explica y aplica la parábola. Los discípulos ya son
puros. Ya
fueron podados por la palabra que escucharon de Jesús. Hasta hoy,
Dios hace la poda en nosotros por medio de su Palabra que nos llega por
medio de la Biblia y de muchos otros medios. Jesús alarga
la parábola y dice: "¡Yo soy la vid y vosotros los sarmientos!" No
se trata de dos cosas distintas: de un lado la vid, de otro, los ramos.
¡No! No hay una vid sin ramos. Nosotros somos parte de
Jesús. Jesús es el todo. Para que un ramo pueda producir frutos,
debe estar unido a la vid. Sólo así consigue recibir la savia. "¡Sin mí,
no podéis hacer nada!” Ramo que no produce fruto es
cortado. Se seca y se le recoge para quemarlo. No sirve para nada
ya, ni siquiera ¡para hacer leña!
•
Juan 15,7-8: Permanecer en el amor. Nuestro modelo es aquello que Jesús
mismo vive
en su relación con el Padre. El dice:"Como el Padre me amó, yo
también os he amado. ¡Permaneced en mi Amor!" Insiste en decir que
debemos permanecer en él y que sus palabras deben permanecer en
nosotros. Y llega a decir: "¡Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis!" Pues lo
que el padre más quiere es que nos volvamos discípulos y
discípulas de Jesús y así demos mucho fruto.
4) Para la reflexión personal
• ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he pasado en mi vida y que me
ayudarán a crecer? ¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que pasamos en nuestra comunidad y nos ayudaron a crecer?
• Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa.
¿Cuál es la savia que está presente en nuestra comunidad y la mantiene viva, capaz de dar frutos?
5) Oración final
¡Cantad a Yahvé un nuevo canto,
canta a Yahvé, tierra entera,
cantad a Yahvé, bendecid su nombre! (Sal 96,1-2)
Fuente: www.carm.org
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