Hechos, 16, 22-34;
Sal. 137;
Jn. 16, 5-11;
Cuando estamos atentos a las señales de la presencia de Dios y de
su actuar en nuestra vida, podemos descubrir muchas cosas que pueden ser para
nosotros una llamada del Señor que nos invita siempre a ir a El y alcanzar su
salvación. Esa atención el creyente ha de saber tenerla en todos los ámbitos de
la vida porque cuando quizá menos lo esperamos el Señor se nos manifiesta junto
a nosotros para regalarnos su salvación.
En la Palabra de Dios que cada día se nos proclama el Señor nos
hace oír su voz y pueden ser muchas las cosas que quizá quiera manifestarnos
hasta en los textos más sencillos o quizá también en los que muchas veces
hayamos escuchado pero que en otro momento no han hecho mella en
nosotros.
No nos podemos dormir, ni cerrar los oídos del alma ante lo que el
Señor quiera manifestarnos. La actitud del creyente siempre ha de ser de
vigilacia, de atención, de fe, con una apertura grande de los ojos de nuestro
corazón, con un respeto y un amor grande a su Palabra. Qué lástima cuando nos
encerramos en nosotros mismos y no querer oír, no queremos escuchar esas
llamadas del Señor. Y esto sucede muchas veces a nosotros y a tantos a nuestro
alrededor.
‘¿Qué tengo que hacer para salvarme?’ fue el grito
del carcelero al ver lo que había sucedido y cuando las puertas de la cárcel
estaban derribadas y abiertas sin embargo aquellos presos no habían escapado.
Aquellos himnos que cantaban a Dios, incluso en medio de las cadenas y cepos de
la cárcel, podrían haber estado haciendo mella en el corazón de aquel hombre.
Lo que sucede a continuación viene a despertar su espíritu para descubrir que a
través de aquellos que tenía allí en la cárcel podría llegarle la salvación.
‘Cree en el Señor Jesús, y te salvarás tú y tu familia’, fue la respuesta
que recibió. No quiso dejar pasar tiempo para ser instruido y recibir el agua
del Bautismo. Y aquí viene un detalle importante y hermoso. ‘A aquellas
horas de la noche se los llevó a casa, les lavó las heridas, les preparó la
mesa y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios’.
Hermosos los gestos de la hospitalidad con los que estaba poniendo
en práctica el evangelio recibido. Pero hermoso el hecho de haber querido ‘celebrar
una fiesta de familia por haber creído en Dios’. Nos tendría que hacer
pensar si con un gozo y una alegría semejante vivimos nosotros nuestra fe.
La vida de nuestra sociedad actual está jalonada por muchas fiestas
que en su origen tenían una referencia clara al hecho religioso. Y aún cuando
ahora seguimos celebrándolas les mantenemos el nombre de esa referencia
religiosa: fiestas de navidad, fiestas de nuestro santo, fiestas de nuestra
comunidad o nuestro pueblo y así muchas más. En torno a esas fiestas tenemos
multitud de actos que nuestra sociedad ha ido estableciendo casi como un rito,
así comidas, encuentros de familias, etc. Lo que me pregunto es si conservamos
en esas fiestas una referencia religiosa que vaya más allá del nombre o la
ocasión cronológica en que las celebramos. Porque podemos conservar el nombre
pero no el espíritu; podemos conservar el nombre en referencia a ese hecho
religioso, pero luego en el desarrollo de esa fiesta no haya ningun momento
verdaderamente religioso.
Celebramos la navidad, por ejemplo, y luego ni tenemos un recuerdo,
ni hacemos una oración, ni leemos el texto de la Palabra en relación con el
nacimiento de Jesús. fijémonos que para la mayor parte de la gente la navidad
se queda en una comida y una fiesta familiar, pero la iglesia, la celebración
del nacimiento de Jesús, etc., queda muy lejos y para eso no tenemos tiempo.
¿Dónde queda la expresión de la fe y la celebración de la acción de gracias por
la fe en momentos así? Así se podrían analizar otras fiestas y celebraciones,
lo que nos haría repensar si en verdad los valores cristianos y religiosos
siguen influyendo en nuestra vida.
Aprendamos el mensaje que nos ofrece hoy la Palabra del Señor y
hagamos fiesta desde lo más hondo del corazón por esa fe con que Dios ha
enriquecido nuestra vida.
Publicado por Carmelo Hernández González
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