Mi Dios, gracias por todos los motivos de alegría que a diario me regalas. Nunca alcanzaré a comprender este misterio de Amor con el que me amas.
Gracias por la manera en que te adentras en mi vida, sanas mis heridas y me
impulsas a vivir momentos felices. No dejes que nunca me falte tu amor.
Mis continuos pecados van apedreando poco a poco tu dulce amor; pero aun así,
no dejas de perseguir mi corazón ni de enviarme tu divina protección.
Muchas son las distracciones que buscan endurecer mi corazón y desviarme de tu
camino; pero tu gracia me mantiene con fuerzas para resistir.
Con tu poder, destierra de mí esa inclinación al mal que no me permite avanzar
y vencer así esas emociones negativas que tanto daño me hacen.
Aunque sea a una sola persona a la que logre acercar a Ti, me sentiré alegre
por haber retribuido un poco de ese amor que me has regalado.
Toda mi esperanza eres Tú. Seguiré apostando por tu amor, aunque me falten las
fuerzas, pues, aunque te falle, Tú nunca dejas de apostar por mí.
Oh mi Señor, dame la gracia de vivir siendo fiel a tu Palabra y al igual que
Tú, seguir haciendo obras agradables para el Padre que me ama.
Amén.
*Autor: Qriswell J. Quero, escritor católico @Copyright 2020*
No hay comentarios:
Publicar un comentario