Acudo ante ti Virgen santísima, poniendo toda mi fe y mi confianza en
que, como Madre de Jesús y Madre nuestra, y habiendo padecido el inmenso dolor
de ver sufrir a tu hijo amado sin poder ayudarlo, reconoces y entiendes mis
preocupaciones como madre terrenal.
Ahora a ti, que estás en los cielos y nos miras con bondad y amor de madre, te entrego el amparo y protección de mis hijos, porque sé que bajo tu mirada nada puede dañarlos.
Madre divina, ilumina los caminos de mis hijos, para que solo vean los caminos del bien, que los conduzcan a la verdadera felicidad, paz y alegría.
Virgen bondadosa, aleja de mis hijos toda mala amistad, todo enemigo, toda persona hombre o mujer que pueda causarles dolor y sufrimiento.
Abogada nuestra, te pido que intercedas ante el Padre para que a través de tu intercesión sus ofensas sean perdonadas y encuentren el sendero correcto.
Madre bendita, derrama sobre ellos todas tus bendiciones, para que sus vidas sean agradables a Dios, para que vivan unas vidas plenas y felices, para que sus cuerpos seas sanos y fuertes, para que sus mentes sean sanas y puras y sus corazones bondadosos.
Virgen María, te pido que alejes de toda maldad terrenal y sobrenatural a mis hijos.
Aléjalos de todo accidente, infortunio, catástrofe, dolor.
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