Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

29 de marzo de 2024

VIERNES SANTO CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

 

LOS OJOS DEL SEÑOR

 

1.- Vino A los suyos y los suyos no le recibieron… los suyos. Carne de su carne y huesos de su sus huesos

**no le recibieron en Belén donde no tuvo posada

**de Nazaret lo arrojaron a empujones

**no le dejaron entrar en aquella aldea de Samaría, la del fuego del cielo

**en Jerusalén los representantes de su Padre Dios le crucifican fuera para que su muerte no manche la ciudad santa.

 

Vino a los suyos y los suyos no le recibieron.

 

“Estoy a la puerta y llamo…” Cuántas veces mi voz airada lo ha despedido sin compasión. O mi mano furiosa lo ha empujado a la calle. Carne de mi carne y hueso de mis huesos. Vino a mi tampoco yo le recibí.

 

2.- “A eso de mediodía vinieron las tinieblas sobre toda la región. Y Jesús crucificado queda envuelto en ellas. Y en el abandono de los suyos. “Él era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo y la luz brilla en las tinieblas”

 

Pero fue demasiada luz para hombres acostumbrados a la oscuridad, como el niño nacido en una mazmorra teme el mundo de fuera que no conoce, teme dejar sus temores, teme ver al fin el rostro del carcelero, teme morir sin el odio que le ha alimentado año tras año. No puede imaginar un rostro bondadoso, una mano amiga, un corazón cariñoso, un dios cercano y rechaza la luz.

 

“Mientras estoy en el mundo Yo soy la luz del mundo”, dijo Jesús. Por eso ahora que se va del mundo viene vienen las tinieblas a toda la región.

 

Al recoger el Señor Jesús entre sus párpados el último destello de luz de sus pupilas se llevó tras Él la luz del mundo y todo quedó en tinieblas.

 

--Ojos sin luz de Dios que hizo las lumbreras de la bóveda del cielo para separar el día de la noche.

 

--Ojos sin luz de Dios que dio vista al ciego.

 

--Ojos sin luz de Dios cuyo rostro es la luz de la ciudad santa del cielo

 

--Ojos sin luz de Jesús Dios en cuyas pupilas sonrientes se miraba la Virgen al acunarlo en sus brazos.

 

3.- No hay ya luz en el mundo. La tiniebla ha vencido a la luz, el hombre a Dios, el odio al amor.

 

“Y salió Judas y era de noche…” Y sigue siendo noche y tiniebla en nuestro mundo asolado por las guerras fratricidas, por la riqueza egoísta de unos y el hambre de la mayoría, por el odio insensato del terrorismo.

 

Ese Jesús colgado de la cruz contra el fondo de las tinieblas exteriores, y encerrado en las tinieblas interiores del abandono de los suyos y de unas pupilas sin luz, nos repite sin palabras lo que nos dejó dicho en vida: “Vosotros sois la luz del mundo, mientras estuve en el mundo fui la luz del mundo, hoy me llevo mi luz, pero dejo la vuestra, vosotros sois la luz que brilla en las tinieblas

 

**nosotros somos los ojos del Señor Jesús que mira compasivamente y la perdona

 

**ojos del Señor Jesús que miran con amor al joven y le invitan a dejarlo todo

 

**ojos del Señor Jesús que sonríen cariñosos a los niños

 

**ojos del Señor Jesús llenos de lágrimas por la muerte del amigo y la pena de las hermanas

 

**ojos del Señor Jesús que llevan la alegría a unas bodas

 

Jesús, luz de todo hombre que viene a este mundo, se lleva bajo sus párpados caídos la luz, pero nos deja a nosotros para iluminar el camino y las vidas de nuestros hermanos.

 

También nosotros éramos tinieblas pero ahora somos luz del Señor, ojos del Señor en medio de la tiniebla.

 

José María Maruri, SJ

www.betania.es

 

ANTE JESÚS CRUCIFICADO

 

1.- Muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido, muéveme el ver tu cuerpo tan herido, muévanme tus afrentas y tu muerte. Han sido muchos los santos y personas piadosas que, mirando a Cristo crucificado, han experimentado en su alma unas ansias inmensas de purificación y amor. En esta tarde de viernes santo millones de personas, de todas razas, lenguas y lugares, se sienten, una vez más, conmovidas ante el dolor, el escarnio y la muerte de un hombre Dios que, por amor a nosotros, aceptó la muerte y la crucifixión. ¡Cuántas personas, contemplando y sintiendo el dolor de Cristo crucificado, han encontrado alivio y consuelo en sus propios dolores! Más sufrió Cristo, hemos oído decir a muchas personas a las que el dolor físico o espiritual les maltrataba interiormente. Porque sabemos que el dolor de Cristo no fue un dolor merecido, ni buscado, sino un dolor aceptado y ofrecido al Padre para salvarnos. El Cristo crucificado y muerto en la cruz nos enseña a aceptar muchos dolores no buscados, ni queridos, y a hacer de nuestro dolor un fuego purificador y redentor. Podemos dar sentido a muchos dolores no queridos, ni buscados, si sabemos dar a nuestros dolores un sentido redentor y purificador, uniendo con amor nuestros dolores al dolor de Cristo. El dolor, como el fuego, o nos purifica o nos destruye. El dolor de Cristo nos purificó y nos salvó; pidamos al Cristo crucificado que también nuestros dolores nos purifiquen a nosotros y salven a los demás.

 

2.- Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores… sus cicatrices nos curaron. Estas palabras del profeta Isaías están referidas al “siervo de Yahveh”, pero nosotros las aplicamos al Cristo. Cristo quiso hacer suyos nuestros sufrimientos y nuestros dolores. Lo hizo por amor, porque sólo por amor se puede sufrir por los demás con un sufrimiento redentor. Los padres hacen suyos los sufrimientos de sus hijos y toda persona amante hace suyos los sufrimientos de la persona amada. Cristo quiere que, por amor, hagamos nuestros los sufrimientos de los demás, para salvar a los demás. Por amor han sufrido siempre muchos misioneros sufrimientos físicos, psicológicos y espirituales. Lo hacían y siguen haciéndolo para salvar a muchas personas del sufrimiento injusto e innecesario, liberándoles de la miseria física, cultural y espiritual. Los cristianos estamos llamados a saber sufrir por los demás, imitando a Cristo, cuando comprendamos que nuestro sufrimiento puede y debe ser un sufrimiento salvador y redentor. En nuestra vida diaria son muchos los momentos en los que deberemos aceptar el sufrimiento que nos causan los demás, y deberemos hacerlo siempre por amor. En esta tarde del viernes santo ofrezcamos al Padre todos los sufrimientos que nos causan los demás. Y hagámoslo por amor, por un amor que purifica y salva. A eso nos convoca esta tarde el Cristo clavado en la cruz.

 

Gabriel González del Estal

www.betania.es

 

MIRANDO A LA CRUZ

Al contrario del Domingo de Ramos, hoy, es el silencio quien reina. La cruz, sin más pretensiones que el ser contemplada, cargada, vivida y asumida nos invita a mirar hacia arriba. El silencio nos aturde. Estamos tan acostumbrados a ir de la mano del ruido, confundidos por los decibelios que –la escucha, la meditación, la reflexión– se nos hacen cuesta arriba cuando, la calma, es paso necesario para alcanzar esa sensibilidad.

 

1.- La Pasión del Señor nos mueve y nos conmueve.

 

Nos incita a salir de nosotros mismos. A ponernos en camino hacia el Monte Gólgota y, en esa cumbre, asombrarnos por la grandeza del amor de Dios. ¿Puede demostrarnos con más obras, y con tan pocas palabras, lo mucho que el Señor nos ama? La cruz nos mueve en peregrinación confiada hacia ella. Encontraremos a su sombra dos regalos: a María como nuestra Madre y, a la Iglesia vigilante, orante, transmisora de la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo.

 

La cruz nos conmueve. ¿Cómo es posible que, el Señor, haga esto por mí? No hay respuestas. Sólo el corazón colosal de Dios es capaz de salir al paso de nuestras interpelaciones: lo hago porque, tu vida, merece un precio, un rescate, una salvación. Y, todo ello, lo hago por medio de mi Hijo Jesucristo.

 

2.- La Pasión y muerte del Señor nos descoloca.

 

El camino fácil es la gran enseñanza de los valles de nuestro mundo. Pero ¿conducen esos pasajes cómodos a la felicidad? ¿Cuál es la situación del hombre de hoy? ¿Ha dado salida y solución a otras cruces de acero o de droga, de insolidaridad o de soledad, de pesimismo o de derrotismo que emergen con fuerza en los nuevos Gólgotas de nuestros días?

 

La cruz de Jesús, por ello mismo, nos desconcierta. Para ser entendida ha de ser acogida desde la obediencia. No es cuestión de que nos gusten o no las cruces que crecen hasta nuestros hombros. Lo importante, no lo olvidemos, es alzar nuestros ojos a Cristo y rezarle: ayúdame a llevar la cruz como Tú (en comunión con el Padre), con las mismas manos que Tú (sin olvidar los dramas que nos rodean), con la misma sangre que Tú (negándome a mí mismo y ofreciendo lo mejor de mí mismo por la fe y por los demás).

 

3.- La Pasión y muerte del Señor nos embellece

.

Un rostro desfigurado, el de Jesús, dará lugar a una humanidad rejuvenecida, con más vida, con más beldad. La muerte de Jesús en la cruz no es estéril. No quedó clavada en la historia de un pasado. Nos sigue aportando un inmenso canal de salvación personal, social, eclesial y comunitaria. En la aparente derrota de Cristo surgirá con fuerza la alegría de la Pascua. En la supuesta desaparición de nuestros cuerpos, por la muerte y resurrección de Cristo, brillaremos de nuevo en una eternidad cara a cara con Dios. ¿Puede darnos más frutos las astillas ensangrentadas de la cruz? ¿Pueden ofrecernos algo más las dos traviesas (vertical y horizontal) de una cruz que abraza de lleno a cuantos la miran, la rezan, la contemplan, la aman, la defienden, la siguen o la adoran?

 

La pasión y muerte de Cristo desfiguran su rostro pero….embellece, recupera y salva la humanidad doliente. Miremos a la cruz…guardemos silencio…dejemos que ella nos hable…nos redima…

 

 

Javier Leoz

www.betania.es

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