Meditación: Lucas 16,1-13
Indudablemente, Jesús no disculpaba las prácticas engañosas; sin embargo, y probablemente para sorpresa de sus oyentes, usó la parábola del administrador infiel que leemos hoy como ejemplo de astucia e imaginación. ¿Puede usarse este ejemplo para servir a Dios? La respuesta es que, en cierta forma, sí.
El Señor desea que seamos buenos administradores de los bienes del cielo y tengamos la esperanza de ser recibidos un día en su reino eterno. No obstante, debido a que nadie conoce el día ni la hora del regreso de Jesús (Marcos 13,32), todos debemos preguntarnos: “¿Qué debo hacer y qué puedo hacer en un caso de urgencia? Si usamos los recursos que tengamos (dinero, tiempo, contactos, energía) para vivir con sencillez y ayudar al necesitado, estaremos demostrando que somos administradores responsables de los tesoros del reino.
El dinero no es una respuesta infalible (Lucas 16,9) porque no podemos llevarlo al Reino de Dios; con todo, mientras estemos en la tierra, podemos usarlo, con prudencia, para atender las necesidades propias y de nuestras familias y para ayudar a brindar alimento, abrigo y techo a los que no los tengan. El dinero no es más que uno de los recursos que podemos usar; también tenemos el tiempo, los talentos, la oración y la sabiduría que hemos adquirido por la experiencia personal. Así, imitando al administrador astuto, podemos recurrir a esas cosas para llevar gente a Cristo; y si para esto nos preparamos haciendo ciertos planes, sin duda el Señor guiará nuestros pasos.
Ser cristiano y dedicarse a servir a Dios y al prójimo para acelerar la venida del reino de los cielos es un oficio práctico y realista, para el que se requiere pensar con sentido común, pero actuar con decisón e inteligencia. El Señor no busca servidores ingenuos, que no sepan trabajar arduamente ni hacer el bien a los demás, sino trabajadores que conozcan las condiciones del mundo y sean capaces de idear estrategias eficaces para rechazar la maldad y la corrupción, tanto internas como externas. Seamos, pues, astutos y sagaces en los caminos del reino.
“Padre eterno, danos a conocer tu poder infinito y enséñanos a ser astutos para tu gloria y bendícenos, Señor, con prudencia y creatividad, para que sepamos usar los recursos que tenemos a nuestro alcance para adelantar tu reino en la tierra.”
Amós 8,4-7
Salmo 113,1-2.4-8
1 Timoteo 2,1-8
Tomado de: la_Palabra.com
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