Lectura
del profeta Ezequiel 18,25‑28
Cuando el malvado se convierte de su maldad, salva su vida
Así dice
el Señor: "Comentáis: "No es justo el proceder del Señor."
Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder
el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y
muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la
maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si
recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no
morirá."
Palabra
de Dios
REFLEXIÓN
RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD
Hay un tema que es transversal
en toda la Sagrada Escritura: la responsabilidad personal
y la colectiva, es decir: Dios ha elegido a un pueblo y no a una persona
concreta e individual; la persona, por tanto, fundamenta su ser y su existencia
en, por y con el pueblo.
Nada de lo que hace
o dice o le ocurra queda en la intimidad, sino que todo tiene su proyección en
el pueblo del que forma parte.
En el antiguo
Israel, cualquier persona que nace queda vinculada irremediablemente a la
familia, al grupo étnico, al clan, a la tribu y ha de amoldarse a las normas,
tradiciones… La libertad individual casi no se entiende.
Cuando Dios habla, lo
hace al jefe, al cabeza de familia, al responsable, al rey del grupo; cuando
felicita o castiga, también lo hace a la cabeza, aunque la repercusión llegue
hasta el último de los miembros
La autoridad del
jefe del grupo consistirá en hacer que se cumplan todas las
normas que hay establecidas para la convivencia. Pero estas normas son
externas, no tocan al interior de la persona, a su libertad interior que va a
ser la que determine el sentido y el valor de lo
que hace.
De ahí que los
jueces, a la hora de juzgar, solo miran el acto, la culpa y no al autor, al
culpable; no juzgan la intención con la que se ha dado el hecho
El profeta Ezequiel
se presenta como el defensor de la responsabilidad personal: el hombre no es
una máquina. El profeta sostiene que el hombre puede dar un giro a la vida y a
las cosas y eso va a depender de la actitud que él tome: puede apartarse del
mal y reconducir su vida, de la misma manera que puede apartarse del bien y
meterse en el mal, por tanto, es responsable de lo que hace y dice. Sería lo
que muchos años después proclamará Jesús, indicando que cada uno somos
responsables, no solo de la vida de los demás, sino también de la nuestra.
Salmo
responsorial: 24
Recuerda,
Señor, que tu misericordia es eterna.
Señor,
enséñame tus caminos, /
instrúyeme
en tus sendas: /
haz
que camine con lealtad; /
enséñame,
porque tú eres mi Dios y Salvador, /
y todo
el día te estoy esperando.
Recuerda,
Señor, que tu misericordia es eterna.
Recuerda,
Señor, que tu ternura /
y tu
misericordia son eternas; /
no
te acuerdes de los pecados /
ni de
las maldades de mi juventud; /
acuérdate
de mí con misericordia, /
por tu
bondad, Señor.
Recuerda,
Señor, que tu misericordia es eterna.
El Señor
es bueno y es recto, /
y enseña
el camino a los pecadores; /
hace
caminar a los humildes con rectitud, /
enseña
su camino a los humildes.
Recuerda,
Señor, que tu misericordia es eterna.
Lectura de la carta del apóstol S. Pablo a los Filipenses 2,1‑11
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús
Hermanos:
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une
el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría:
manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis
por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad
siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino
buscad todo el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos
propios de Cristo Jesús.
[Él, a
pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por
uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta
someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó
sobre todo y le concedió el "Nombre‑sobre‑todo‑nombre"; de modo que
al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre.]
Palabra
de Dios
REFLEXIÓN
VIVIR EN “PRO” DE LOS DEMÁS
S. Pablo se dirige a los filipenses y apela a la gran realidad que nos acoge: somos hombres nuevos,
nacidos del Espíritu de unidad, de amor y de fraternidad que vive en Dios; si
somos conscientes de esta realidad y nos la creemos, de verdad, no nos queda
más remedio que responder a ella, por eso les pide que, basados en esta
realidad, respondan en coherencia: “Tened entre vosotros los sentimientos
propios de Cristo Jesús.”
Basado en este principio, Pablo da toda una
serie de consejos a la comunidad que llevan a la fortificación del grupo y de
cada uno de sus componentes en particular; como modelo y referente de esta
actitud de entrega pone a Jesús que ha sido capaz de entregar su vida por esta
causa.
Jesús ha planteado, al estilo de Ezequiel, el
tema de la responsabilidad personal: Dios ha dado a cada uno unos dones para
que los ponga en función del resto; cada uno de nosotros debemos hacerlo a su
estilo, con los mismos sentimientos de Cristo, empezando por los más débiles,
los que más necesitan.
S.
Pablo pide que tengan cuidado en no caer, como cristianos, en el mismo pecado
que han caído los dirigentes de su pueblo, que por ocupar cargos de alta
responsabilidad, se creen los salvados y los que tienen la llave para que los
demás se salven, considerándose ellos los salvadores de los demás, pero esto
pueden ser ellos mismos los que fomenten esta mentalidad
El
criterio o la norma de discernimiento que establece es el actuar, no tanto en
conformidad con la ley escrita, sino con tener “entrañas de misericordia”, es
decir: actuar con un amor incondicional hacia aquellas personas que sufren la
explotación, la exclusión y el arrinconamiento en la sociedad. Los criterios de
discernimiento no pueden ser jamás las prácticas piadosas de ritos vacíos, sino
el mismo que tuvo Jesús: actuar con entrañas de misericordia.
Para Pablo, Jesús se convierte en el gran
referente de entrega total en beneficio de todos.
Lectura del santo evangelio según S. Mateo 21,28‑32
Recapacitó y fue
En aquel
tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
"¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acerco al primero y le
dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No
quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo
mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos
hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero." Jesús
les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la
delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros
enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los
publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no
recapacitasteis ni le creísteis."
Palabra
del Señor
REFLEXIÓN
OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES
En esta parábola presenta Jesús algo que la gente y la mentalidad de la
época no tiene muy claro: la distancia que hay entre la palabra y el hecho: la
primera responde a la acción fría de la razón y la segunda a la moción del
corazón. La distancia entre palabra y obra es el sentimiento que habita en el
corazón.
La mentalidad
religiosa que existe es nefasta y Jesús quiere dejarla en evidencia: la
respuesta bonita que tiene el hijo segundo es la que cuenta delante de la ley
y, es el que, de acuerdo a la ley, está justificado; en cambio, la acción del
primero que ha tenido una respuesta desagradable e incorrecta no sirve para
nada.
Jesús les hace ver
que no son las palabras las que cumplen la voluntad del Padre, sino los hechos,
¡Ojalá seamos capaces de establecer coherencia entre lo que
decimos y lo que hacemos! Ese es el ideal, pero lo que no se puede tolerar es
que la ley ampare la incoherencia.
De esta manera,
Jesús denuncia a los dirigentes del pueblo que tienen unas palabras bonitas y
amables con la gente, pero que no responden a nada. Es la mentira legalizada y
establecida como norma, con la que vemos a cada momento cómo se juega con el
pueblo, se le llena de expectativas y esperanzas y después se olvidan de todo lo
dicho, diciendo que “Las palabras se las lleva el viento”
Con esta parábola, Jesús deja en evidencia muchas formas, estructuras,
leyes y formas de ver, hacer y pensar que era
una constante contradicción con lo que confesaban: deja al descubierto cómo los
que eran considerados pecadores por el aparato religioso y político, en
realidad, eran los únicos que cumplen la voluntad del Padre, hasta el punto que
llega el momento en que tiene que decirles que las prostitutas y los publicanos
llevan delantera en el reino de los cielos.
La conversión
no es cosa de palabras muy bonitas, ni de gestos piadosos, sino de un cambio
radical de vida que se pone en conexión con la justicia, con la verdad y con la
paz.
Lógicamente,
cuando Jesús se pone a hablar de esta manera y a decir las cosas así, esto
hiere la sensibilidad de aquellos que se sienten los buenos oficiales, los
modelos a los que todo el pueblo venera, pues se sienten al mismo nivel
que aquellos que consideraban,
según lo que la ley establecía, una lacra social.
De esta manera,
Jesús los deja al descubierto con un argumento tan simple, pero les denuncia la
actitud tan negativa que ha echado raíces en sus corazones, hasta el punto que,
ni un profeta como Juan Bautista ha podido hacerles que cambien su manera de
pensar.
Jesús deja bien
claro un principio inapelable: “Obras son amores y no buenas razones”
D. Melitón Bruque Garcia, Párroco de S. José, Linares |
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