Santos: Lorenzo Ruiz y
compañeros, mártires; Wenceslao de Bohemia, mártir. Beato Francisco Castelló,
mártir. (Verde)
CUANDO EL
MALVADO SE CONVIERTE
Ez 18,
25-28; Flp 2, 1-11; Mt 21, 26-32
El profeta Ezequiel representa un
cambio sustancial en la comprensión de la justicia divina, puesto que afirma el
principio de la responsabilidad personal. Cada persona se hace responsable de
sus propias decisiones. En adelante, el proceder del Señor enfatizará la
compasión y la misericordia sobre el castigo. El Dios de la vida se alegra
cuando sus hijos reorientan sus opciones y reajustan sus relaciones con Él y
con sus hermanos. De esa manera cosecharán vida en abundancia. La parábola de
los dos hijos que nos refiere el Evangelio de san Mateo ilustra ese
planteamiento. Para Dios no hay prisas ni plazos terminantes. Alarga las
oportunidades, regala su perdón y acoge con alegría al hijo desobediente que
depone su rebeldía. En el terreno de los hechos, eso fue lo que hizo el Señor
Jesús al acoger a los descreídos y a las prostitutas. Esa compasión abierta
despertó los recelos y el rechazo de la "gente decente" que cuestionó
su proceder.
ANTÍFONA
DE ENTRADA (Dn 3, 31.29. 30. 43. 42)
Todo lo que hiciste con
nosotros, Señor, es verdaderamente justo, porque hemos pecado contra ti y hemos
desobedecido tus mandatos; pero haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu
inmensa misericordia.
ORACIÓN
COLECTA
Señor Dios, que manifiestas tu
poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu
misericordia, multiplica tu gracia sobre nosotros, para que, apresurándonos
hacia lo que nos prometes, nos hagas partícipes de los bienes celestiales. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Cuando el pecador se
arrepiente, salva su vida.
Del libro
del profeta Ezequiel: 18, 25-28
Esto dice el Señor: "Si
ustedes dicen: 'No es justo el proceder del Señor', escucha, casa de Israel:
¿Conque es injusto mi proceder? ¿No es más bien el proceder de ustedes el
injusto?
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por
la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y
practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se
aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá".
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Ya conocemos (Domingo 23º) al Profeta Ezequiel, sacerdote que
predica primero en Jerusalén, asiste a su destrucción, y sigue su predicación
deportado en Babilonia.
Uno de los temas habituales de su predicación es la conversión.
"Volveos al Señor, Él os recibirá, Él os salvará y os devolverá a la
Tierra."
En el texto de hoy se toca un tema específico: Israel tiene la
convicción de que hay un castigo inmediato del pecado, y de que estos castigos
pasan de generación en generación: que el hijo paga por el pecado de los
padres. Ezequiel precisa que el pecador paga por sus pecados, y que, si se
vuelve a Dios, siempre encuentra perdón. Merece la pena leer todo este capítulo
18. Termina así:
Quitaos de encima los delitos que habéis cometido,
estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo ...
Pues no quiero la muerte de nadie - oráculo del Señor –
¡Convertíos y viviréis!
Del salmo 24 R/. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres
nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza. R/.
Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa
ternura, acuérdate de nosotros. R/.
Porque el Señor es recto y bondadoso indica a los pecadores el sendero, guía
por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos. R/.
Tengan los mismos
sentimientos que tuvo Cristo Jesús.
De la
carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 2, 1-11
Hermanos: Si alguna fuerza tiene
una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida
del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto
entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un
mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu
de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los
demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del
prójimo.
Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.
Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su
condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la
condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de
ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una
muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el
cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Continuando la carta a los
filipenses, leemos hoy un fragmento de las recomendaciones para la vida dentro
de la comunidad que se iniciaron en el último versículo de la lectura del
domingo anterior.
El fragmento habla de la unidad y armonía que debe reinar entre
los creyentes, y pone a la humildad como fundamento de esta concordia. Vale la
pena notar que la exhortación es vehemente, puesto que la introduce con una
referencia a aquello que es más importante para los lectores: la participación
del consuelo de Cristo y de los dones del Espíritu. Asimismo cabe señalar el
tono de la petición que es una súplica en la que se quiere traslucir todo el
amor por aquella comunidad y la ilusión que tiene de que llegue a funcionar
bien.
Todo ello induce a pensar que probablemente la iglesia de Filipos
peligraba de caer en serias divisiones, provocadas no por disensiones de fe o
de comportamiento, sino por rivalidades personales. Por ello Pablo insiste
tanto en la humildad y en no anteponer los propios intereses al interés común.
Y, como apoyo para esta exhortación, el apóstol añade el conocido himno a JC:
los creyentes deben ser humildes y totalmente desinteresados, como JC lo fue,
hasta el punto de renunciar absolutamente a todo lo que podía reclamar como
propio con mucha mayor razón que cualquiera de los filipenses.
JC no pretende que en él se manifieste y le sea reconocida la
gloria a la que tiene derecho por su "condición divina", sino que
admite la "condición de esclavo", que se concreta en el hecho de ser
un hombre como los demás, sin los privilegios de la divinidad: esto culminará
con la humillación de la muerte, de la que se señala que no fue una muerte
cualquiera, sino la más ignominiosa, la de la cruz.
Y a partir de aquí empieza el proceso de exaltación, del que no se
presenta la resurrección como causa (como hubiera hecho indudablemente Pablo,
pero el himno es anterior a él). El punto culminante del proceso es la
concesión a JC del "Nombre-sobre-todo-nombre", expresión que se
refiere al propio nombre de Yahvé y que, teniendo en cuenta que en el AT el
nombre indicaba lo que era la persona, aquí se quiere decir que JC recibe ser
aquello mismo que era Yahvé. Este nombre se expresa con la frase que constituye
la confesión más primitiva de la fe cristiana:JESUCRISTO ES SEÑOR.
J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1978/17
ACLAMACIÓN (Jn 10, 27) R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
R/.
El segundo hijo se
arrepintió y fue. - Los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en
el Reino de Dios.
Del santo
Evangelio según san Mateo: 21, 28-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué opinan de esto? Un
hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: 'Hijo, ve a
trabajar hoy en la viña'. Él le contestó: 'Ya voy, señor', pero no fue. El padre
se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Éste le respondió: 'No quiero ir',
pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?".
Ellos le respondieron: "El segundo".
Entonces Jesús les dijo: "Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas
se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes
Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los
publicanos y las prostitutas sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de
haber visto, se han arrepentido ni han creído en él".
Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
INSTALARSE
EN LA FE
Pero no fue...
Son bastantes los cristianos que terminan por instalarse
cómodamente en su fe sin que su vida apenas se vea afectada lo más mínimo por
su relación con Dios.
Se diría que su fe es un añadido, un complemento de lujo o una
nostalgia que se conserva todavía de los años de la infancia. Pero no algo
nuclear que anima su vivir diario. Cuántas veces la vida de los cristianos queda
cortada en dos. Actúan, se organizan y viven como todos los demás a lo largo de
los días, y el domingo dedican un cierto tiempo a dirigirse a un Dios que está
ausente de sus vidas el resto de la semana.
Cristianos que se desdoblan y cambian de personalidad según se
arrodillen para orar a Dios o se entreguen a sus ocupaciones diarias. Dios no
penetra en su vida familiar, en su trabajo, en sus relaciones sociales, en sus
proyectos o intereses.
La fe queda convertida así en una costumbre, un reflejo, una
"relajación semanal" como diría J. Onimus y, en cualquier caso, en
una prudente medida de seguridad para ese futuro que tal vez exista después de
la muerte.
Todos hemos de preguntarnos con sinceridad qué significa realmente
Dios en nuestro diario vivir. Lo que se opone a la verdadera fe no es, muchas
veces, la increencia sino la falta de vida.
¿Qué importa el credo que pronuncian nuestros labios, si falta
luego en nuestra vida un mínimo esfuerzo de seguimiento sincero a Jesucristo?
¿Qué importa -nos dice Jesús en su parábola- que un hijo diga a su
padre que va a trabajar en la viña, si luego en realidad no lo hace? Las
palabras, por muy hermosas y conmovedoras que sean, no dejan de ser palabras.
¿No hemos reducido, con frecuencia, nuestra fe a palabras, ideas o
sentimientos? ¿No hemos olvidado demasiado que la fe es una actitud ante Dios
que da un significado nuevo y una orientación diferente a todo el comportamiento
del hombre?
Los cristianos no deberíamos ignorar que, en realidad, no creemos
lo que decimos con los labios sino lo que expresamos con nuestra vida entera.
Los creyentes hemos llenado de palabras muy hermosas la historia
de estos veinte siglos, hemos construido sistemas doctrinales monumentales que
recogen el pensamiento cristiano con hondura, pero la verdadera fe hoy y
siempre la viven aquellos hombres y mujeres que saben traducir en hechos el
evangelio.
JOSE ANTONIO PAGOLA
Se dice Credo.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Ahora, después de haber
proclamado nuestra fe, presentemos nuestra oración confiada al Padre de todos.
Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia, por aquellos que quieren seguir a Jesucristo con fidelidad. Oremos.
Por el Papa, por nuestro obispo y por todos los obispos del mundo. Oremos.
Por las autoridades civiles y sus colaboradores, que tienen como misión hacer
que funcione la vida colectiva. Oremos.
Por los hombres y mujeres del mundo entero, principalmente por aquellos que
sufren las consecuencias de una riqueza mal repartida. Oremos.
Por quienes, movidos por el amor, trabajan por el bien de sus hermanos: los
ancianos, los enfermos y los que se encuentran solos. Oremos.
Por la paz y la justicia en nuestra patria, que exigen el esfuerzo de todos
para alcanzarlas y conservarlas. Oremos.
Por los que estamos reunidos en esta Eucaristía, compartiendo la alegría de la
fe. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra
oración. Haznos cada vez más fieles a tu amor, siguiendo el camino de tu Hijo
Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Dios
misericordioso, que nuestra ofrenda te sea aceptable y que por ella quede
abierta para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos
del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Cfr. Sal 118, 49-50)
Recuerda, Señor, la
promesa que le hiciste a tu siervo, ella me infunde esperanza y consuelo en mi
dolor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que este misterio celestial
renueve, Señor, nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que seamos coherederos
en la gloria de aquel cuya muerte, al anunciarla, hemos compartido. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Las personas somos impacientes
con los demás, administramos con tacañería las oportunidades y vamos negándoles
el perdón y la comprensión. La longanimidad y la nobleza de corazón no son
nuestra principal fortaleza. Las personas que nos tratan con enorme compasión y
tolerancia nos aman de manera incondicional. Esas relaciones nos estimulan a
ser mejores personas. Dios nos trata siempre de esa manera. Si revisamos
nuestra historia personal podemos advertir que en distintos momentos de nuestra
vida nos hemos equivocado radicalmente y Dios nos ha dado otra oportunidad. La
conciencia de haber sido perdonados nos da confianza para recomenzar de nuevo.
Nuestra fragilidad está sustentada por el amor compasivo de Dios, que como
Padre y creador nos cuida y protege, con un amor mucho mayor que el de una
madre por sus creaturas. Desde esa certidumbre podemos vivir confiadamente nuestra
vida.
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