1. FE
Creer que Dios está aquí. Voy a mi habitación, como nos dice Jesucristo, viviendo la fe, la fe que me dice que mi Padre está allí. ¿Lo veo? No... Lo sé, pues Jesús me dice: "Tu Padre que ve los secretos te premiará" (Mt.6, 6).
2. PUREZA DE
CORAZÓN
Buscar a Dios por lo que es y no
por lo que da. "Buscar no los consuelos de Dios, sino el Dios de los
consuelos" (Sta. Teresa de Jesús). Se trata de buscar al Señor y no los
dones del Señor. Se debe esperar al Señor que es el imprevisible por excelencia
y no los dones del Señor. Esto implica que se debe ir a la oración desapegado
para encontrarse con el Señor en la forma que El elija: puede ser árida,
fervorosa, sensible, contemplativa. El orante va a dar su vida, su ser, su
"nada". En una palabra: se va a la oración a "dársele" uno
a Dios.
3. HUMILDAD
La Contemplación es don "que
no se puede merecer" (Sta. Teresa). Reconocerse "nada" ante
Dios, pues lo somos. Dios es el "Todo". Sus creaturas nada somos,
nada podemos, nada tenemos fuera de El. Creer esto de veras es comenzar a ser
humilde.
4. SENCILLEZ,
POBREZA E INFANCIA ESPIRITUAL
"Yo te alabo, Padre, porque
has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado
a los sencillos. Sí, Padre, así te pareció bien" (Mt.11, 25). Hacernos
sencillos, es decir, sabernos incapaces, para poder recibir en la oración la
Sabiduría que viene de Dios. Hacernos pobres en el espíritu para dejarnos
colmar de todos los bienes del Señor, a través de la oración. Hacernos pequeños
para que Dios pueda crecer en nosotros a través de la oración. Hacerse niños
para poder creer y confiar en Dios nuestro Padre como los niños confían en sus
padres.
5. DESEO INICIAL
DE ORACIÓN Y PERSEVERANCIA
A esto llama Sta. Teresa
"determinada determinación", que se requiere para iniciar el camino
de oración y para mantenerse en él, y que es necesaria para poder enfrentar las
resistencias que emergen de nuestro interior, así como los obstáculos externos,
entre los cuales incluye "los miedos que os opusieren y los peligros que
os pintaren".
Los primeros obstáculos que se anteponen a la oración son el temor y la
duda.Pero la determinación no es sólo necesaria para el arranque inicial, sino
sobre todo para continuar en el camino. Conocía muy bien por experiencia Sta.
Teresa, cómo las mejores determinaciones no resistían el paso del tiempo y el
acoso de las tentaciones. Por eso decía: "Somos francos de presto y
después tan escasos". Y recomendaba: "A los que han comenzado, que no
baste nada para hacerlos tornar atrás... que no deje lo comenzado".
6. ENTREGA DE LA VOLUNTAD
La Oración de Contemplación requiere una entrega total, un "sí"
incondicional y constante. Buscar a Dios para dárnosle, sólo porque El es. El
orante "ha de ir contento por el camino que le llevare el Señor"
(Sta. Teresa). Entregar la voluntad es ir conformando la voluntad con la de
Dios; no imponerle a Dios nuestra propia voluntad. Entregar la voluntad es ir
aceptando los planes de Dios para nuestra vida; no es imponer a Dios nuestros
propios planes. Entregar la voluntad es cooperar con los proyectos que Dios
tiene para nuestra existencia; no es exigir a Dios Su cooperación para los
proyectos que nosotros nos hemos hecho. Entregar la voluntad es esperar
pacientemente el momento del Señor, pues Dios tiene sus ritmos y sus tiempos.
"Su Majestad sabe mejor lo que nos conviene; no hay para qué le aconsejar
lo que ha de dar". Entregar nuestra libertad para que El pueda hacer en
nosotros según Su Voluntad es condición importante para la Contemplación.
7. VIVIR EL PRESENTE
Para orar hay que centrarse en el momento presente. No hay que hurgar en el
pasado -salvo en los casos en que debemos revisarlo para corregir nuestras
tendencias. Tampoco hay que pensar en el futuro, sobre nuestros planes y
deseos. Hay que estar en el ahora: aquí está Dios. La siguiente experiencia
mística puede mostrar cuán importante es esta condición para la oración:
"Estaba lamentándome del pasado y temiendo el futuro.
De repente mi Señor estaba hablando: MI NOMBRE ES 'YO SOY’...
Cuando vives en el pasado con sus errores y pesares, es difícil, Yo no estoy allí. MI NOMBRE NO ES 'YO FUI’...
Cuando vives en el futuro con sus problemas y temores, es difícil. Yo no estoy allí. MI NOMBRE NO ES 'YO SERE’...
Cuando vives en este momento, no es difícil. Yo estoy aquí. MI NOMBRE ES 'YO SOY'"
(Poema de Hellen Mallicoat).
http://www.homilia.org
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