Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados
En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO
NOTICIAS SOBRE S.S.FRANCISCO

Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

22 de octubre de 2014

Miércoles, 242 de Octubre de 2014. Comentarios de las Lecturas

Ef. 3, 2-12. Jesucristo es el Evangelio viviente del Padre. Por nuestra fe y nuestra unión a Él la humanidad entera se convierte en coheredera de la misma promesa en Jesucristo.

La Iglesia no sólo es la portadora de este Mensaje de Salvación, sino que, por voluntad de su Señor, es la que distribuye la Gracia de Dios en favor de todas las gentes. Sin embargo no podemos proclamar el Nombre del Señor sólo desde nuestras imaginaciones, o desde nuestros estudios, por muy eruditos que estos sean, pues la salvación sólo es fruto del Espíritu de Dios, que habita en nosotros; Él es el único que puede hacer que la Palabra de Dios se encarne en nosotros y que su salvación no sea estéril en nuestra vida.

El Señor, pues, nos quiere no como simples predicadores, sino como testigos de su Reino en el mundo. Por eso pidámosle al Señor que nos fortalezca y nos llene de su Luz para que vayamos y demos testimonio de lo que hayamos experimentado de su Amor y de su Vida en nosotros. Y puesto que también a nosotros, los más insignificantes de todos los fieles, Dios nos ha elegido para dar testimonio de la Verdad, cumplamos amorosa y fielmente este designio de salvación de Dios sobre nosotros.

Is. 12, 2-6. Dios ha sido grande para con nosotros. Pues a nosotros, que antes estábamos lejos, ahora nos ha hecho cercanos a Él. Él nos ha injertado a Jesús, su Hijo, por medio de la fe y del Bautismo. Ahora ya no somos extraños ni advenedizos, sino hijos de Dios. Por eso démosle gracias e invoquemos su Nombre, pues Él nos amará siempre, y jamás permitirá que seamos vencidos por el pecado y la muerte, si en verdad confiamos en Él y le somos fieles.

Sabiéndonos amados por Dios; habiendo recibido la gran prueba de su amor al ser perdonados gracias a la muerte de su Hijo, contemos a los pueblos sus hazañas, pues Él se levantó victorioso sobre nuestro pecado y nuestra muerte librándonos de todo aquello que nos condenaba en su presencia.

¿Acaso alguien nos ha amado más que Él? En verdad que Dios ha sido grande con nosotros. Bendito sea su Nombre por siempre entre nosotros.

Lc. 12, 39-48. El Señor llegará a la hora más inesperada. Por eso debemos siempre estar preparados, dispuestos a ser recibidos por Él en las moradas eternas.
Y esto no es algo que competa sólo a los que Dios ha puesto al frente de su Iglesia, sino a toda la Iglesia. Vivir vigilantes en la presencia de Dios no puede concretarse a orar y a llevar personalmente una vida digna. Es necesario que todos los bienes que Dios nos ha comunicado y confiado los pongamos al servicio de los demás, para que todos puedan comenzar a disfrutar, ya desde ahora, de ellos.

El mundo entero, a través de la historia, debe experimentar el amor salvador de Cristo por medio de su Iglesia. A nosotros corresponde continuar en la historia esa obra de amor y de salvación que Dios ofrece a todos.

Por eso aprendamos a orar como discípulos, escuchando al Señor y pidiéndole que nos conceda su gracia para trabajar decididamente por su Reino.

Dios nos ha confiado mucho y nos exigirá mucho más, pues su Espíritu Santo va guiando nuestra vida y nuestras obras; no apaguemos al Espíritu Santo que habita en nosotros.

Todos somos convocados en Cristo para hacernos uno con Él y participar, con Él, de la herencia que le corresponde como a Hijo unigénito del Padre.

El Hijo de Dios jamás dejó de ser el Siervo del Padre que se abajó como Servidor nuestro, entregando su vida para que fuera nuestro el perdón, la reconciliación y la Vida eterna. Él no entró en el descanso eterno sino después de haber cumplido fiel y amorosamente con la Misión que recibió del Padre.

Y Él ahora nos convoca no sólo para hacernos participar de su Vida, de su Gracia, de su Amor y de su Paz. Él quiere que entremos en comunión de Vida y de Misión con Él; pues su Iglesia ha de continuar la obra del Siervo de Dios y Siervo de la humanidad, escuchando al Padre Dios y viviendo conforme a su voluntad; abriendo los ojos ante el pecador y ante el injustamente tratado para conducirlos a la participación y al gozo de una vida digna de hijos de Dios, a la que tienen derecho ya desde esta vida.

Por eso la participación en la Eucaristía es todo un compromiso de amor que se debe traducir en obras en favor del bien de nuestro prójimo. Sólo así podremos decir que estamos cumpliendo con la misión de repartir los bienes de la gracia a su debido tiempo a todas las gentes.

En otra parte del Evangelio se nos habla de las doncellas que pedían aceite a sus compañeras, pues sus lámparas se les estaban apagando. Pero se les negó ese favor pues nadie puede descargar la responsabilidad de la propia vivencia de la fe y del amor en las obras de los demás. Cada uno de nosotros es responsable de que el Evangelio se extienda a más y más gentes.

No es sólo la cabeza la que ha de trabajar en este aspecto, sino el cuerpo completo. Y nadie puede bajar los brazos, nadie puede quedarse inmóvil en esta Misión, pues Cristo ha fundado su Iglesia como la Servidora a favor del Evangelio.

Quien se gloríe de pertenecer a la Iglesia de Cristo no puede conformarse con orar y disfrutar de los dones de Dios; es necesario que cada uno vaya colaborando en la difusión del Evangelio, dando testimonio del mismo tanto con las palabras, como con las obras, las actitudes y la vida misma.

Adentrémonos en nosotros mismos y reconozcamos la forma en que estamos viviendo nuestra fe. Veamos si sólo buscamos nuestra salvación de un modo personal y personalista, o si en verdad vivimos como Iglesia convertida en fermento de santidad en el mundo.

Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra madre, una manifestación más abundante de su Espíritu Santo en nosotros, de tal manera que, siendo dóciles a Él, podamos continuar construyendo su Reino, ya desde ahora, entre nosotros.Amén.

Homiliacatolica.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario