La religiosa albanesa y el Papa Francisco (Captura pantalla CTV) |
TIRANA, 21 Sep. 14 / 11:50 am (ACI).- Durante el encuentro que sostuvo hoy el Papa
Francisco con los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y
movimientos laicales en la Catedral San Pablo de Tirana, la hermana religiosa
Francisca Estigmatina, Sor María Caleta (85) relató cómo en medio del brutal
régimen comunista ella daba testimonio de fe.
Sor María contó al Santo Padre que desde muy joven había sentido
el “llamado del Señor sin saber todavía lo que significaba ser religiosa”, ella
vivía con sus padres, era hija única y gracias a las oraciones y los consejos
de su tío sacerdote, tuvo la ayuda “para emprender este camino”.
La religiosa asistió al convento de las Hermanas Franciscanas
Estigmatinas por siete años, pero por el régimen comunista se vio obligada a
abandonarlo y regresó a su casa junto a sus padres y a asistir a su tío el
sacerdote que estaba en prisión, quien ahora su nombre junto al de su amiga (la
única mujer de la lista y hermana de su misma congregación) está en proceso de
canonización.
Al morir sus padres, Sor María vivió sola y supo “mantener
viva la fe en el corazón de los fieles aunque de manera clandestina. El Señor
me ha regalado tanta fe que he podido ayudar también a otros bautizados, no
sólo a los niños de los pueblos sino también de aquellos que se acercaban a mi
puerta y sólo después de haber tenido la certeza que no me habían denunciado”.
Recordó en particular la vez que regresando a casa del trabajo
“por el camino sentí que una voz me llamaba, era una mujer con una niña en
brazos que llegó corriendo y me pide bautizarla”.
Sor María que aún era laica “tenía miedo porque sabía que era la
mujer de un comunista y le dije que no tenía con qué bautizarla porque
estábamos en la carretera, pero por el gran deseo que tenía me dijo que
en el canal cercano había agua, yo le dije que no tenía con qué tomar el agua,
pero ella insistía que yo bautizase a su niña, a continuación viendo su fe me
quité el zapato que era de plástico y con él tomé el agua del canal y la
bauticé”.
Prosiguiendo con su testimonio al Santo Padre, la religiosa le
contó de otras bendiciones que había tenido en medio de la persecución. “Además
gracias al consentimiento de los sacerdotes he guardado el Santísimo Sacramento
en un gabinete de mi casa que llevaba a las personas enfermas y a punto de morir”.
“He prestado un servicio religioso que tampoco yo sé como lo he
hecho, cuando pienso en ello me parece cómo hemos podido soportar tantos
terribles sufrimientos, pero sé que el Señor nos ha dado la fuerza la paciencia
y la esperanza”, resaltó.
“El Señor ha dado la fuerza a aquellos que había llamado, de hecho
me ha recompensado de todos los sufrimientos también aquí en la tierra”,
expresando que luego que se abrieran las Iglesias al terminar el régimen del
comunismo “he tenido la fortuna de hacerme religiosa deseo común de tantos
otros sacerdotes y hermanas”.
La religiosa también señaló que no sabe cómo dar gracias a Dios
por este día “he tenido el privilegio de estar con su Santidad y pedir la
bendición para mi y para mi tío sacerdote y para las hermanas Estimatinas para
la parroquia donde he nacido y he desempeñado mis servicios hasta hoy, para los
Obispos, los sacerdotes, las religiosas y para todo el pueblo albanés”,
concluyó.
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