Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

25 de abril de 2013

¿Cómo enamorarme de Dios?


 Un corazón enamorado de Dios es libre para amar, sin cadenas, ya que no podremos llegar a conocerlo si vamos por nuestro propio camino, porque Él nos busca pero nosotros no lo buscamos a Él. Hay que buscarlo para que nos encuentre.

Dijo el Santo Padre Juan Pablo II "te he buscado y ahora has venido hacia mi, y te doy las gracias".


1. Conocer a Dios, pues nadie ama lo que no conoce. Leer el Evangelio, asistir a Misa donde se lee la Palabra de Dios, nos hace conocer más sobre Su Palabra.



2. Cumplir su Palabra en sus Mandamientos y Sacramentos.
 
Antes de que Jesús subiera al Cielo con su Padre, el día de la Ascensión, pidió a sus apóstoles que llevaran su Palabra a todos los hombres.

También les dio ánimo para esta tarea y les hizo una promesa:
"Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo..."

Con estas palabras, los apóstoles quedaron felices sabiendo que Jesús estaría siempre con ellos, aunque ya no lo pudieran ver.

Para cumplir esta promesa de permanecer con nosotros, Jesús nos dejó su gracia y la ayuda necesaria para tener a Dios en nuestro corazón y así poder llegar al Cielo.
El hombre está formado por cuerpo y alma. El cuerpo para poder subsistir necesita alimentarse. Cuando nos alimentamos bien, crecemos y estamos fuertes. Tenemos fuerzas para trabajar, para llevar a cabo las labores que nos han tocado desempeñar en la vida.

El alma también necesita alimento para crecer y estar fuerte. Y esa es la función, precisamente, de los Sacramentos: son el alimento del alma, son nuestro alimento espiritual.

Ellos son signos sensibles instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia para darnos la vida divina y la salvación. Vamos a analizar qué quiere decir cada parte de la definición:

Signos sensibles:
Todos los sacramentos tienen
• acciones,
• objetos y
• palabras
que podemos escuchar, ver y tocar con nuestros sentidos.

Por ejemplo, en el Bautismo, cuando el sacerdote le pone agua al niño y luego le da la bendición. Esto lo podemos ver y escuchar. Estos signos visibles sirven para representar la acción invisible de Dios. Cuando el niño está recibiendo el agua que es un signo visible, en ese momento Dios le está quitando el pecado original.

Instituidos por Cristo:

Cristo nos dejó los Sacramentos en los diferentes momentos de su vida. Él está presente y actúa en cada uno de ellos. Por ejemplo, con la Última Cena, Cristo nos dejó el Sacramento de la Eucaristía en la cual Dios se hace presente.
Confiados a la Iglesia:

Cristo encargó a sus apóstoles y a sus sucesores que celebraran los Sacramentos y los llevaran a todas las personas. En los primeros tiempos de la Iglesia, eran los apóstoles quienes bautizaban a los que querían seguir los pasos de Cristo. Hoy en día, son los sacerdotes quienes se encargan de impartir los Sacramentos.

Para darnos la vida divina:

Los Sacramentos son alimento de la vida especial que nos ha dado Dios: la vida de gracia. Los seres humanos somos los únicos que tenemos una parte espiritual, un alma que nos permite tener relación con Dios nuestro Creador. A esta relación con Dios es a lo que llamamos vida de gracia. Con el pecado, se corta o se pierde esta relación con Dios. Esta amistad con Dios se puede recuperar a través del Sacramento de la Confesión.

Y la salvación: Si nosotros alimentamos con constancia y amor nuestra alma a través de los Sacramentos, vamos a poder llegar al Cielo con más facilidad.

De niños, nuestro padres nos llevan a bautizar. Más tarde, nos preparamos en el catecismo para recibir la Primera Comunión y antes de esto, nos confesamos. Luego, de mayores confirmamos nuestra fe con el Sacramento de la Confirmación.

Posteriormente, podemos encontrar nuestra vocación en el Matrimonio o en el Orden sacerdotal. Conforme nuestra edad avanza, es probable que padezcamos de alguna enfermedad y entonces estemos listos para recibir el Sacramento de la Unción de los enfermos.
La vida es un camino que recorrer en el que Dios se hace presente para ayudarnos siempre. ¡Aprovechemos estas ayudas!

Los Sacramentos son siete:

1. Bautismo: Es el sacramento que instituyó Jesucristo para borrar el pecado original, hacernos hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
2. Confirmación: Es el sacramento por el cual recibimos al Espíritu Santo con todos sus dones. Nos da fuerzas y ayuda para vivir nuestra fe y nos une más a Cristo y a la Iglesia.
3. Eucaristía: Es el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y de vino.
4. Reconciliación o Confesión: Es el sacramento que Cristo instituyó por el cual se nos perdonan los pecados cometidos después del bautismo.
5. Matrimonio: Es el sacramento por el cual Dios bendice la unión de un hombre y una mujer dentro de la Iglesia.
6. Orden sacerdotal: Es el sacramento que da al hombre la participación especial del sacerdocio de Cristo y de sus poderes para servir a la Iglesia.
7. Unción de los enfermos: Es el sacramento que da una gracia y fuerza especial a los enfermos o ancianos para vivir su enfermedad. Fortalece al alma y el cuerpo.

El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, está presente en cada uno de los Sacramentos y nos manda su fuerza, su ayuda.

El día de la fiesta de Pentecostés, los apóstoles se reunieron para rezar. También, estaba con ellos la Madre de Jesús: la Virgen María. Todos recordaban que antes de subir al Cielo, Jesús les había hecho la promesa de mandarles a su Espíritu.
Entonces se escuchó un ruido muy fuerte y descendieron sobre ellos unas lenguas de fuego que se posaron sobre sus cabezas.


Estas lenguas de fuego representan al Espíritu de Jesús que bajaba sobre ellos para darles fuerzas y la ayuda necesarias para cumplir lo que Jesús le sabía encargado. ¡Ya podrían cumplir su misión!

Los apóstoles antes de Pentecostés estaban temerosos, no sabían como cumplir la misión que Jesús les había dado, se ocultaban porque sentían miedo. Les faltaban fuerzas. Los apóstoles, después de Pentecostés, tenían la ayuda y la fuerza del Espíritu Santo para cumplir su misión.

El Espíritu Santo también nos ayuda a nosotros hoy en día a entender lo que Jesús nos enseña, a cumplir lo que Dios quiere que hagamos, a amar y hacer el bien a todos entre otras cosas.

El Espíritu Santo actúa en cada uno de los Sacramentos, nos da la ayuda y la fuerza que necesitamos para vivir como Dios quiere y llegar al Cielo.
fuente: www.es.catholic.net


3. Ir a Su casa. si es verdad que Dios está en todas partes pero en la Iglesia está Él, está presente su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía.



4. Por la Santísima Virgen María.



María es para nosotros el camino normal hacia Jesucristo. Ya los Padres de la Iglesia dijeron: El camino por el que Cristo llegó al hombre, debe ser también el camino por el que nosotros lleguemos a Cristo. Y Cristo vino a nosotros por medio de la Virgen.

Cuando, por eso, le damos a María un lugar privilegiado en nuestros corazones, y nos confiamos a su educación, entonces estamos en el camino hacia su Hijo, entonces Ella nos conduce hacia Cristo y el Dios Trino.

El camino más fácil, más corto, más seguro. María no sólo es el camino normal hacia Cristo. Ella es, según una palabra del Papa San Pio décimo, también el camino más fácil, más corto, más seguro hacia Cristo.

La devoción Mariana es uno de los grandes dones de Dios a nuestros pueblos: lo demuestra el gran entusiasmo con el cual se ha recibido la imagen de la Virgen en todos los lugares. Y si amamos tanto a la Virgen, estamos amando ya a Cristo.

Porque esta es una de las leyes misteriosas del amor. El verdadero amor implica e incluye el amor a todo y a todos los que ama el ser querido. Por eso, el amor a María se prolonga y se convierte – tarde o temprano – en amor a Cristo.

El camino más fecundo. María es también y por último, el camino más fecundo hacia Cristo.


fuente: Autor: Padre Nicolás Schwizer 
fuente:  www.es.catholic.net



5. Por la caridad. Nadie puede decir que ama a Dios, si no ama a nuestros hermanos.


6. Por el ejemplo. El testimonio de amor al Hijo de Dios de los Santos es la certeza que Dios es fiel a sus promesas y podemos alcanzar a vivir desde la tierra un grano de arena de cómo, si amáramos a Dios, viviremos en el cielo.

 
 Santa Teresa De Ávila

Poema Dichoso El Corazón Enamorado

Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.

 
 
  
San Juan de la Cruz
Oración del alma enamorada

¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío?; ¿por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo , pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres.

¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío?

¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste?

No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.

¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón?
 

Que tu alma sea un alma enamorada a partir de hoy, que no te hará falta casi nada pues quien se enamora ya lo tendrá todo. 

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