Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

23 de noviembre de 2012

Lc 19, 45-48. Mi casa será casa de oración

Texto del evangelio (Lc 19, 45-48)

En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

Reflexión: Lc 19, 45-48

Entiendo que el Señor se refiere no solo al Templo aquél, que como todo templo debe tener una función sagrada, sino a toda la creación, incluyéndonos a nosotros mismos. Cada objeto, cada ser tiene un función, ocupa un lugar y ha sido creado por algo…Algo que está inscrito en su propia naturaleza o como diríamos ahora, en sus genes. Sin embargo, nosotros, los hombres, terminamos por desnaturalizarlo.

Eso es lo que hacemos con las vacas, de las que obtenemos leche. Nuestra ambición, nuestro apetito desmedido ha hecho que hayan muchas que deben dar tal cantidad de leche que sus ubres han crecido tan descomunalmente que ya no pueden ni caminar. Algo similar ocurre con las gallinas ponedoras o los pollos que comemos a diario, que son criados en granjas en los que siempre hay luz…nunca es de noche, solo para que engorden más rápido y puedan ir más rápido a la olla.

Así, el hombre, la mayor creatura, es nefasto en muchas cosas. Venimos destruyendo el planeta sin ninguna reparo. Todo el mundo está ocupado en atesorar y a nadie le importa un rábano lo que pasa a su alrededor. Solo basta detenerse en un aspecto para que se nos remueva el estómago y nos den nauseas. Somos, en muchos sentidos, la peor plaga que podía azotar a este planeta.

Y sin embargo, tenemos la impronta de Dios. Hemos sido creados a su imagen y semejanza. ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo puede ser? Es obvio que nos hemos alejado de sus planes. Que no estamos aplicando acertadamente los dones con los que hemos sido bendecidos. No estamos actuando conforme al Plan. ¿Por qué? Porque no hemos sido capaces de controlarnos, de dominarnos. De pensar y orientarnos razonablemente al fin para el que hemos sido creados, usando nuestra razón y sin dejarnos persuadir por la ambición, el orgullo, la vanidad y la soberbia.

Nos hemos dejado dominar por el egoísmo y hemos llegado a creer que la respuesta a nuestra supervivencia está en el “mi, me, conmigo”. Nos hemos vuelto idólatras. Si, idolatra es aquel que se aferra a las cosas, como si en estas, en su acumulación o acaparamiento estuviera la solución a sus demandas existenciales, a sus problemas, sin darse cuenta que debe aplicar su capacidad de raciocinio, para lograr convivir en armonía con toda la creación, lo que desde luego incluye a los demás hombres, como uno. Eso es lo que me parece que quiere decirnos el Señor con: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!».

No podemos quedarnos tan sólo con la figura del templo y tomar las palabras del Señor como inocuas y no aplicables a mí. ¡Claro, como yo no voy al templo y mucho menos me dedico a mis negocios allí…!

¿Qué estamos haciendo con nuestra Vida? ¿Qué estamos haciendo con nuestro Planeta? ¿Qué estamos haciendo con todo lo que recibimos gratuitamente de sus manos y en la abundancia suficiente para que viviéramos en armonía?

Oremos:

Señor Jesús, ayúdanos a ser consecuentes. No queremos defraudar. Danos hoy la oportunidad de servirte, sirviendo a nuestros hermanos y haciendo este mundo un poco mejor. Que sepamos proponer la razón y tu luz, allí donde corresponde. Que no pasemos indiferentes, que nos comprometamos. Que actuemos como si todo dependiera de nosotros, aún sabiendo que sin ti no somos nada y que tu velarás por cada uno de nuestros pasos, que si son dados en el sentido correcto, no tendrán oposición que se resista. Amén.