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Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

8 de septiembre de 2011

Himno a la Virgen de Lujan.wmv



La Virgen de Luján no tenía su himno, como lo tienen las tradicionales advocaciones argentinas: Nuestra Señora de Itatí, del Valle, del Milagro, María Auxiliadora, María del Rosario de San Nicolás… La Reina de toda la Nación  tiene sólo algunos pocos cánticos. Personalmente lo tomé como una deuda que tenemos los argentinos con nuestra Madre, y luego de un tiempo surgió este himno, para alabarla, entonando un breve relato de su historia, y para suplicarle confiadamente su poderosa protección sobre la Patria.

El himno se cantó por primera vez al concluir la Misa de la víspera de la Anunciación de  de 2010 en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Buenos Aires, en tanto se lo enviaba a todos los obispos de la Argentina. El 8 de mayo, día de su fiesta, cuando se celebraba la jornada de oración por la Patria, para pedir a la Virgen “una nueva luz de esperanza para el país”, se lo ofrendó en el acto realizado ante su Santuario. Esa alusión a la luz pedida por los obispos coincidió, providencialmente, con los versos concebidos dos años antes, que habían quedado guardados y casi olvidados por algunos motivos personales.

Las palabras de aliento que recibimos como respuesta nos comprometen a darlo a conocer. Sobre todo la palabra de mi obispo, el Cardenal  Jorge Mario Bergoglio, Primado de la Argentina, que resume -podríamos decir- la de todos los que nos han respondido. El Cardenal expreso su complacencia en una carta que terminaba así: “Deseo que se difunda”.

En obediencia a esas palabras buscamos los medios, no sin dificultades, y finalmente encontramos éste, que esperamos no sea el único.

Es importante decir que el Himno se concibió para que ayude a unirnos en lo que hemos llamado “Un clamor nacional” elevado a la Virgen de Luján junto con las Misas, Rosarios, adoraciones y peregrinaciones, en un momento de nuestra historia en que se pretende destruir todo lo santo y bueno de nuestras más caras tradiciones. Tenemos total confianza que si se realiza esa unión de oraciones a la Madre de la Patria -la Virgen Argentina como fue llamada por uno de sus prestigiosos historiadores- Ella será una vez más, la que nos proteja y revierta esta situación, venciendo el mal con el bien, el odio con el amor.
Mucho nos han enseñado los numerosos gestos hacia nuestra Madre del amado Pontífice Juan Pablo II, particularmente la consagración que le hiciera de nuestra Patria acompañado por una multitud millonaria en pleno centro de nuestra Capital, y ante las cámaras del país y del mundo en aquel inolvidable Domingo de Ramos de 1987, cuando a ese fin se empeñó personalmente de que sea traída a Buenos Aires. Nos alienta también el ejemplo de nuestros pastores que siempre se reúnen en torno a su Imagen y peregrinan juntos a su Basílica.

El Himno se puede escuchar en un video realizado al efecto, que contiene esta historia muy resumida y un fondo de fotos que muestra algo así como una visita al Santuario Nacional para contemplarla en su trono. 
El video se puede encontrar en www.youtube.com/mariamadredediosarg, y la letra y música la enviamos a quienes la pidan a esta dirección electrónica: giorgiosernani@speedy.com.ar .

En ocasión de esta presentación a nuestros hermanos, ponemos el Himno bajo la protección del amado Juan Pablo II, que tanto la honrara en la tierra y que el 1º de mayo de este año 2011 será elevado a los altares. 

Sin duda, la Virgen escuchará a sus hijos que le suplican unidos, y responderá como sólo Ella sabe y puede.

Glosa de la letra del himno
Hay un hecho de trascendencia en la Historia de Nuestra Señora de Luján no suficientemente conocido, que fue publicado por La Perla del Plata –publicación oficial del Santuario de Luján- en su número de abril de 1962, firmado por el Padre A. Scarella,  co-hermano, en la Congregación de la Misión del Padre Jorge María Salvaire, de quien fuera colaborador en su gigantesca obra por la Virgen. 

El Padre Salvaire, en cumplimiento de un voto a la Virgen de Luján por salvarle la vida, fue el alma mater de su Coronación Pontificia celebrada en una fiesta solemnísima el 8 de mayo de 1887. Al concluir las ceremonias de la Coronación, en medio de la fiesta popular, la joven señora Rosario de Estrada, entregó al Padre su anillo de compromiso, en el que estaba engarzado un precioso brillante, y le dijo: “Es para la Virgen de Luján, usted sabrá qué destino darle”. Al momento, el Padre Salvaire siente claramente en su corazón las palabras del versículo 1 del capítulo 12 del Apocalipsis: “Apareció en el Cielo un gran prodigio: una Mujer vestida del sol, calzada con la luna, y sobre su cabeza, una corona de doce estrellas”. Esa Mujer es María Santísima, la Madre de Dios y Madre nuestra, según nos enseña el Magisterio Pontificio desde siglos, refirmado por los  últimos Pontífices. Recordamos sólo uno, contemporáneo de la llegada de la Virgen a nuestra tierra:

María, virgen purísima y santísima, de regia estirpe ... anunciada antes por tantas figuras, con tantas visiones y vaticinios de los profetas, y esperada tanto tiempo de los Santos Padres, por fin, apareciendo adornada por el brillo de tantas virtudes y de toda suerte de gracias, nos libró del cautiverio con su saludable fecundidad, y triturada la cabeza de la serpiente, vestida de sol, teniendo la luna por escabel de sus pies, victoriosa y triunfadora, mereció ser coronada con corona de doce estrellas, y ensalzada sobre los coros de los Ángeles, y ser llamada Reina del cielo y de la tierra. (Paulo V, Bula Inmensae bonitatis, del 27 de octubre de 1615)

La Imagen de la Virgen había sido llevada en solemnísima procesión al Parque Español y relucía como un ascua por un sol radiante que pareció unirse a esa jornada de gloria. Allí fue coronada en nombre y con la autoridad del  Papa León XIII –el Papa del Rosario- con una bellísima corona imperial realizada en París, agregando el bienamado Padre la rayera y la luna de plata que le había colocado junto con la peana. Pero faltaba la corona bíblica: las doce estrellas, símbolo de las doce tribus de Israel y los Doce Apóstoles. Inmediatamente decidió hacer esa aureola. Había acogido con la fidelidad de su corazón sacerdotal que la ofrenda del brillante y la locución interior lo hacían destinatario de un caro mensaje del Cielo: Sí, la Virgen deLuján también tiene en su historia un mensaje –uno sólo, pero trascendental- que es éste. Ella, la Pura y Limpia Concepción  quiso mostrarse a los argentinos, a partir de su coronación, como la Mujer Vestida de Sol del Apocalipsis. Era la voluntad de Dios. Algo para meditar y comprender en medio de la terrible lucha que está viviendo la Iglesia.

Por eso el Himno de la Virgen de Luján comienza recordando el célebre versículo 1 del capítulo 12 del Apocalipsis. 

En la segunda estrofa también se alude a la Escritura con las palabras que la Liturgia ha puesto en boca de María: “El Señor me tuvo consigo al principio de todas sus obras, desde el principio, antes que crease cosa alguna. Desde la eternidad tuve yo el principado” (Proverbios 8, 22-23) y “Puse mi trono sobre una columna de nubes (Eclesiástico 24,7)

Luego de mencionar la predestinación de la Virgen, se canta el motivo de tales privilegios: La Maternidad divina, que la convierte en Reina del Cielo, y por eso la exclamación: “Oh gran Madre de Dios, digna Reina del Cielo” sin olvidar que es “Madre nuestra también”, así proclamada por el Redentor desde la Cruz, convirtiéndola para nosotros, en este valle de lágrimas, en “Señora del Consuelo”.

En la cuarta estrofa la historia de la Virgen sigue ya en nuestra tierra, a la que llegó manifestándose como la Inmaculada Concepción: “Pura y Limpia llegaste…” agregando su prerrogativa de Virgen perpetua, y bendiciéndola: “Siempre Virgen bendita”, que como tal se arraigó en nuestro pueblo, según otra frase bíblica puesta  en sus labios por la Iglesia: “Me arraigué en un pueblo glorioso”. Aquí el Himno canta el agradecimiento argentino: “aliviando sus cuitas”, sus penas y pesares. Sí, el nuestro es un pueblo glorioso, que no podrá ser destruido, ni se perderá –como los niños- si no se suelta de la mano de su Madre.

En la quinta escuchamos la proclamación de María como Fundadora de la Patria. Argentina fue fundada por Ella, nació de Ella, alumbrada en Luján y por Ella fue amparada siempre. Ella la cuidó desde los albores de la nacionalidad, “la acunó, con acentos de Cielo” y signó su frente con la Cruz del Señor. Argentina fue, es, y será siempre cristiana ¡¿Quién podrá borrar de la frete de la Patria la Cruz del Señor que con sus inmaculados dedos trazó su Madre, la Virgen de Luján?!

Luego agradece que nos diera sus propios colores de Inmaculada “por bandera de gloria”, y señala a Cristo en la Eucaristía –el Señor de la Historia- brillando en el centro de sus pliegues.

Por fin se cantan las gracias que derrama “como suave rocío” desde su Santuario, a orillas del río Luján, para culminar con la súplica que nos indicó el Maestro para finalizar el Padrenuestro. Súplica de siempre, pero más que nunca de hoy, cuando todo el pueblo confiado en el poder inconmensurable de intercesión que Dios ha dado a María Santísima, debe unirse en una oración conjunta, que sea una súplica ardiente de la Patria, un “clamor nacional”, con la seguridad de que será librado de tanta iniquidad por  Aquélla que el Señor le dio por Madre y que un Vicario suyo proclamó Reina, otro Patrona y un tercero nos consagró particularmente a esta dulce advocación para protegernos precisamente de todo mal dentro del refugio celestial de su Inmaculado Corazón. Tres decisiones que son tres ataduras hechas en la tierra y en el Cielo, según la sentencia de Jesús a Pedro: “Todo lo que atares en la tierra estará atado en el Cielo” (Mt. 16,19)
El estribillo es un llamado a nuestro país a ser consecuentes con la fe cristiana que ha recibido y a la consagración que ha realizado repetidamente al Corazón Inmaculado de María, y le da como ejemplo a aquél que es llamado por el Santuario “gran prócer de la Patria”: el Negro Manuel, el primer esclavo de amor y custodio de la Virgen de Luján. Ella es nuestra “Madre de Luz” para estos tiempos de tinieblas, de allí que la fidelidad a Ella no sea sólo un buen consejo, sino un mandato amoroso de Jesús:

“¡Argentina sé fiel
a tu Madre de Luz,
como el Negro Manuel,
te lo manda Jesús!”
Giorgio Sernani
20 de enero de 2011


Himno a la Virgen de Luján
Luna-con-estrellas-corazon-y-rayos
Revestida de sol,
coronada de estrellas
y la luna a tus pies
¡te contemplo tan bella!

Desde la eternidad
Dios te tuvo a su lado
en  un trono de nubes
y te dio el principado.

Oh gran Madre de Dios
digna Reina del Cielo,
Madre nuestra también,
Señora del Consuelo.

Estribillo:
¡Argentina sé fiel
a tu Madre de luz,
como el Negro Manuel
te lo manda Jesús!

Pura y Limpia llegaste
siempre Virgen bendita,
en tu pueblo arraigaste
aliviando sus cuitas.

Esta Patria nació
de Ti, Madre querida:
En Luján la alumbraste
amparando su vida.

Con acentos de cielo
la acunaste clemente,
con la Cruz del Señor
has signado su frente.

Tus colores le diste
por bandera de gloria
donde brilla aquel sol:
El Señor de la historia.

De tu amor la colmaste
y a la vera del río
derramaste tus gracias
como suave rocío.

Hoy tu pueblo te eleva
un clamor nacional,
y confiado suplica
que lo libres del mal.

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