Jueves de la 15ª semana del Tiempo Ordinario

Jueves de la 15ª semana del Tiempo Ordinario

1. Preparación

Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.

Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.

2. La palabra de Dios

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". (Mateo 11, 28-30).

1. Brevísimo el evangelio de hoy; pero ¡qué cargado de consuelo y aliento! Sólo san Mateo lo recoge. El P. Severiano del Páramo dice de él: “con que sólo nos hubiera conservado las palabras de Jesús que leemos en los tres últimos versículos de este capítulo (cap.11), merecería este evangelista el reconocimiento de toda la humanidad”. Jesús tiene ante su vista a los pobres y enfermos, a la gente sencilla, a los  que andan por la vida cansados y agobiados por los sufrimientos, trabajos y miserias, que  le buscan y le rodean y escuchan…Y los llama a sí  a todos y les pide que se acerquen a él y les promete que los va aliviar…. ¿No necesitamos nosotros escuchar esta invitación? A veces nos sentimos débiles, pecadores, acosados por el mal en sus mil formas, luchando sin que  apenas avancemos... y el cansancio y el desánimo nos agobia. Pero ¡cómo consuelan estas palabras que el Señor nos dice hoy!: "Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.” Señor Jesús, que hoy y siempre escuche esta invitación tuya tan cargada de cariño y comprensión. Que vaya a ti, Señor, para descansar y sentirme querido por ti, a pesar de mis  traiciones y pecados. Cuando, escuchando tu invitación, he ido a ti,  ¡qué cambiado he regresado!

2.  “Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Cargar con el yugo del Señor es seguirle y aprender de él que es manso y humilde de corazón; es aceptar su mensaje, que es buena nueva de salvación, de gozo, de filiación divina, de fraternidad y amor. Y aceptarlo con amor y por amor. Porque, como  dice  San Juan de la Cruz,  los que andan en amor, ni cansan ni se cansan. Lo he comprobado, Señor: ¡cómo el amor aligera incluso los trabajos más pesados! ¡Qué ligeras y llevaderas hace todas las cargas tu amor, Señor! Y ¡qué suave se torna la senda estrecha y empinada del amor y del servicio, que lleva al cielo!  Y ¡con qué alegría se camina por ella  cuando tú vienes con nosotros!

3. El Señor dice que su “yugo es llevadero y su carga ligera”. ¡Y tanto que es llevadero! Como que su “yugo” no es el fardo pesado de leyes y más leyes religiosas, rituales y morales, y de prohibiciones,  que los rabinos y fariseos echaban sobre la espalda de la gente sencilla. Ellos no las cumplían, pero las imponían a los demás, a quienes condenaban por no cumplirlas. Cierto, Señor, que desgraciadamente hay cristianos que siguen escuchando tu evangelio, como un fardo de normas y prohibiciones que pesan y oprimen. Y no. Tu evangelio, es mensaje de liberación, es la revelación del Padre bondadoso, que nos llama a vivir en la libertad, el gozo y la felicidad de su amor. Pero, sobre todo, porque, aunque vivirlo resulte duro a veces, tú estás con nosotros, Señor, y eres nuestro cirineo. Qué bien lo he experimentado, cuando me he fiado de ti. Gracias por esta palabra tan consoladora que hoy me has regalado. 

3. Diálogo con Dios

A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.

14/07/2011