Meditación diaria para hoy Octubre 31, 2010

Meditación: Lucas 19, 1-10

Hoy en los Estados Unidos y muchos otros países se celebra el “Halloween”, palabra que significa “Víspera de Todos los Santos”, pero más conocida popularmente en español como “Noche de las brujas”. 

Para la mayoría de los niños y jóvenes, esta es una ocasión para divertirse con los dulces y los disfraces; pero en su sentido esencial, el Halloween está directamente ligado al ocultismo. Es un hecho documentado que en la noche del 31 de octubre en Irlanda, Estados Unidos y muchos países de Hispanoamérica se realizan misas negras, cultos espiritistas y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo. 

¿Qué enseñanza (moral o religiosa) recibe el niño cuando para “divertirse” ha usado disfraces de diablos, brujas, zombies, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con la muerte, el terror y el ocultismo?

Lo cierto es que algo debemos hacer para frenar el avance del paganismo. ¿Cómo darles a los hijos un concepto católico de estas fechas? Lo primero es prepararse desde los días anteriores para enseñarles acerca del verdadero sentido de la fiesta católica de Todos los Santos, aquellos fieles cristianos que nos han precedido en nuestro caminar hacia el cielo, y presentárselos como modelos de la fe y verdaderos seguidores de Cristo. 

Como seguramente los niños querrán salir con sus amigos esa noche a buscar dulces, podemos disfrazarlos de ángeles y santos, por ejemplo, San Francisco de Asís, la Virgen María, San José, San Pedro con una gran llave, San Pablo con una espada, o incluso vestirlos como sacerdotes o monjitas, y enseñarles a decir que se visten así porque ellos también quieren llegar a ser santos y vivir con Dios. Así se podrán acostumbrar, desde pequeños, a llevar una nota positiva y alegre que contrarreste en algo la corriente de paganismo.

Cuando la luz del Evangelio llega a una casa, las tinieblas se disipan, y el Señor puede repetir lo mismo que le dijo a Zaqueo en el Evangelio: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19,9).

“Amado Jesús, ponemos a nuestros hijos en tus santas manos y te pedimos que los libres de toda confusión y mala influencia. Permite, Señor, que ellos también lleguen a ser santos y caminen por la vida de la mano contigo.”

Sabiduría 11,22–12,2

Salmo 145,1-2.8-11.13-14

2 Tesalonicenses 1,11–2,2

Tomado de: la_Palabra.com