Amigo A La MediaNoche

 

Pues se me ha presentado un amigo

recién llegado de viaje, y no tengo 

nada que ofrecerle Lucas 11:6

Supongamos , continuó que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: "Amigo, préstame tres panes! Lucas 11:5

El Evangelio de Lucas 11:5-13 da un ejemplo parecido de oración  que ilustra la orden de Jesucristo de que debemos orar siempre, en todo momento y en todo lugar, y no abandonarnos al desaliento, es decir, a la pereza..

¿Qué debemos hacer nosotros? ¿No debemos orar tanto más, cuanto que con tanta facilidad pecamos por la fragilidad de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu? Si amas al Señor tu Dios, no sólo puedes merecer para ti, sino también para los demás. Sigue, pues: "Y le dirá: amigo, préstame tres panes".

¿Qué son estos tres panes, sino el alimento del misterio divino? Puede suceder que no pueda alguno responder a la petición de un amigo, pues no tiene lo que está obligado a darle.

Quien llame con insistencia a la puerta de un amigo a media noche, cometería una enorme falta de criterio si lo hace por un motivo vano; pero si llama por una necesidad urgente, propia o ajena, no debe preocuparse por ser inoportuno y causar una incomodidad a su amigo.

Jesús conoce bien al ser humano, y sabe que si no nos movemos por lealtad al amigo que nos requiere, por último lo atenderemos para que no siga molestando.

Esta es la puerta que también pide Pablo se le abra (Col 4), no sólo orando él, sino suplicando al pueblo que lo ayude en sus oraciones; pide así a fin de que se le abra la puerta de la palabra para anunciar el misterio de Cristo. Y acaso esta puerta es aquella que vio abierta San Juan, a quien se le dijo (Ap 4): "Sube aquí y te manifestaré lo que conviene hacerse".

No dejarías entonces de consultar a Pablo o Pedro, o alguno de los profetas; pero ya descansa esta familia con este su Señor y es grande la ignorancia de este siglo, ésta es la media noche; e insta el sediento amigo, a quien no basta ya la fe sencilla. 

Y el que está adentro le contesta: "No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada." Lucas 11:7

¿Acaso será preciso abandonarlo? Acude, pues, al mismo Dios por medio de la oración, con el cual descansa la familia. De quien se dice: "El que está adentro responde: no me seas molesto". El que tarda en dar, quiere excitar más tu deseo con la tardanza, para que no parezca de poco mérito lo que da.

Y si solicitamos algo por una razón legítima, no hemos de desfallecer hasta lograr nuestro propósito, sin importarnos las incomodidades que podamos causar a los demás; porque el deber de solidaridad hacia quienes sufren o necesitan obliga a sacrificar la comodidad propia y ajena cuando las peticiones son justas.

Las palabras de Jesús apuntan a lo realmente importante y trascendente en nuestra vida comunitaria. Y nos invitan a dejar de lado los inconvenientes que puedan derivarse de  nuestra insistencia, si lo que pretendemos es justo, urgente o necesario.

Jamás seremos demasiado insistentes, incómodos o inoportunos cuando nos empeñamos en “buscar el reino de Dios y su justicia”. A ello nos exhorta hoy Jesús. Y, por cierto, nos anima a no desfallecer en nuestras peticiones al Padre con el mismo empeño que si pretendiéramos lograrlas “aunque sea por cansancio”. 


¿Quién es más amigo nuestro que aquel que ha entregado su cuerpo por nosotros?

Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta.10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. Lucas 11:9-10

 En la oración hemos de buscar la intimidad con Cristo, hablar con Él de corazón a corazón. El camino más seguro de la oración es el amor, ya que no se puede orar de verdad sin buscar también amar a Dios.

Al principio, el amigo se negó, porque él y su familia estaban en cama. Finalmente se levantó y le dio el pan, no por amistad, sino porque el que llamaba era muy persistente 

Jesús usó esta parábola para hacer un contraste entre este amigo renuente y nuestro generoso Padre celestial. Si un vecino irritado cede a la persistencia de su amigo y concede su petición, ¡cuánto más dispuesto va a estar nuestro Padre celestial a darnos todo lo que necesitamos! 

Jesús nos da la confianza de que cuando presentamos nuestras peticiónes a Dios, somos escuchados por Él: “Pedid y se les dará…encontrarán…recibirán”. Con esa garantía, no permitamos nunca que las ocupaciones y las dificultades diarias impidan nuestra relación filial e interior con Dios, que ilumina y da valor a todos los acontecimientos de la vida.

Cómo tener éxito en la oración, cómo ser intrépido en la esperanza: pedid, buscad, llamad. Estas expresiones enérgicas describen la frecuencia en el rezo y el apremio a practicarlo, de tal modo que la oración no sólo acompañe toda acción sino que incluso la preceda en el tiempo. Esto constituye la principal propiedad de la oración.

Y si nos da el Espíritu Santo que es el don máximo,       ¿cómo no nos dará el pan de cada día? Leamos lo que el mismo Jesús dijo: “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”  Lucas 11:11-13