Queremos sugerir
algunos puntos de reflexión sobre lo que es y no es SER CRISTIANO. De
esta forma recibiremos mejor la Buena Nueva del Evangelio, que nos dice
que el Reino de Dios está ya entre nosotros.
1. Ser cristiano no es simplemente hacer el bien y evitar el mal.
Hay
muchas personas honestas, que trabajan por construir un mundo mejor e
intentan luchar contra la corrupción y la injusticia. Les mueven motivos
nobles y una ética humanística. Sin embargo, a pesar de sus aportes
positivos y sus valores humanos, no por esto pueden ser llamados
propiamente cristianos.
2.
Ser cristiano no es simplemente creer en Dios. judíos y mahometanos,
budistas e hindúes, y miembros de otras grandes religiones de la
humanidad, creen en Dios, origen y fin último de todo, pero no creen en
Jesucristo. Por más que sus vidas y esfuerzos estén bajo el amor
providente de Dios y la fuerza de su Espíritu, no pueden ser llamados
cristianos.
3.
Ser cristiano no consiste simplemente en cumplir unos ritos
determinados. Toda religión posee ceremonias y ritos simbólicos, pues de
lo contrario se convertiría en un mero intelectualismo ético para
minorías. Pero no basta haber sido bautizado, haber hecho la primera
comunión, asistir a procesiones, peregrinar a santuarios marianos,
celebrar festividades para poder ser identificado como cristiano. Los
fariseos del tiempo de Jesús eran muy fieles en sus ritos y sin embargo
Jesús los denunció cómo hipócritas (Mt 23). El rito es necesario, pero
no suficiente para ser cristiano.
4. Ser
cristiano no se limita a aceptar unas verdades de fe, en unos dogmas,
recitar el Credo o saberse el catecismo de memoria. Muchos que profesan
la doctrina cristiana recta, están en la práctica muy lejos del
Evangelio. Es necesario aceptar la fe de la Iglesia, conocer sus leyes y
preceptos, pero esto no basta para ser cristiano. El cristianismo no es
sólo una doctrina.
5. Ser
cristiano no se identifica con seguir una tradición, que se mantiene de
siglos a través de un ambiente. Toda religión reconoce la importancia
del peso de la historia, pero el cristianismo no es simplemente una
cultura, un folklore, un arte, una costumbre inmemorial que se transmite
a través de los años.
6.
Ser cristiano no puede consistir únicamente en prepararse para la otra
vida, esperar en el más allá, mientras uno se desinteresa de las cosas
del presente o se limita a sufrirlas con resignación. La fe cristiana
afirma la existencia de una vida eterna y la consumación de la tierra
pero la esperanza de una tierra nueva no debe amortiguar la preocupación
por transformar y cambiar esta historia (GS 39). Por esto no se puede
llamar cristiano a quien se inhibe de las preocupaciones históricas, con
la excusa del cielo futuro.
Ser
cristiano no se identifica con ninguna de estas posturas u otras
semejantes. Algunas son previas al cristianismo (hacer el bien, creer en
Dios), otras admiten elementos necesarios pero no suficientes
(practicar ritos, aceptar verdades), otras son mutilaciones del
cristianismo (reducirlo a una tradición o a la espera de los bienes
eternos).
SER CRISTIANO ES SEGUIR A JESÚS.
No
se puede ser cristiano al margen de la figura histórica de Jesús de
Nazaret, que murió y resucitó por nosotros y Dios Padre le hizo Señor y
Cristo (Hch 2,36). Lo cristiano no es simplemente una doctrina, una
ética, un rito o una tradición religiosa, sino que cristiano es todo lo
que dice relación con la persona de Jesucristo. Sin él no hay
cristianismo. Lo cristiano es El mismo. Los cristianos son seguidores de
Jesús, sus discípulos. En Antioquía, por primera vez los discípulos de
Jesús fueron llamados cristianos (Hch 11,26).
La
vida cristiana es un camino (Hch 9,2), el camino de seguimiento de
Jesús. Los Apóstoles, primeros seguidores de Jesús, son el modelo de la
vida cristiana. Ser cristiano es imitar a los Apóstoles en el
seguimiento de Jesús. De los Apóstoles se dice que siguieron a Jesús.
(Lc 5,11) y a este seguimiento es llamado todo bautizado en la Iglesia.
Los Apóstoles no fueron únicamente los discípulos fieles del Maestro,
que aprendieron sus enseñanzas, como los jóvenes de hoy aprenden de sus
profesores. Ser discípulo de Jesús comportaba para los Apóstoles estar
con él, entrar en su comunidad, participar de su misión y de su mismo
destino (Mc 3,13-14; 10, 38-39). Seguir a Jesús hoy no significa imitar
mecánicamente sus gestos, sino continuar su camino "pro-seguir su obra,
per-seguir su causa, con-seguir su plenitud" (L. Boff). El cristiano es
el que ha escuchado, como los discípulos de Jesús, su voz que le dice:
"Sígueme" (Jn 1,39-44; 21,22) y se pone en camino para seguirle.
¿Pero qué supone seguir a Jesús?
parabolasdelreino.blogspot.com.es
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