« El que viene llegará sin retraso, y ya no habrá
temor
en nuestra tierra, porque él es nuestro Salvador. »
(Antífona de Entrada, Cf. Heb 10, 37)
« Nos visitará el sol que nace de los alto,
para guiar nuestros pasos en el camino de la paz. »
(Antifona de Comunión, Lc 1, 78-79)
Reflexión
«El Señor está cerca de quien lo busca…En efecto, 'cerca' y 'lejos' son
categorías relacionadas con la distancia mensurable en el espacio, con la
distancia mensurable en horas, años, siglos y milenios. Sin embargo, el tiempo
del Adviento nos invita a considerar sobre todo la dimensión espiritual y
profunda de esa distancia, es decir, su referencia a Dios. ¿Qué es y cómo
podemos percibir la cercanía o la lejanía de Dios? ¿No es en el «corazón
inquieto» del hombre donde se percibe de modo sensible y adecuado la dimensión
espiritual de la distancia y de la cercanía de Dios?
« El hombre es visibilidad y misterio, cercanía y lejanía de Dios, frágil
posesión y búsqueda continua. Sólo captando estas coordenadas íntimas del ser
humano podemos comprender el Adviento como tiempo de espera del Mesías.»
« ¿Quién es el Mesías, Redentor del mundo? ¿Por qué y en qué consiste su
venida? Una vez más, para adentrarnos en este camino, debemos tomar como punto
de referencia el libro del Génesis. Nos revela que el pecado y su entrada en la
historia es la causa de la distancia entre el hombre y Dios, cuyo símbolo
elocuente es la expulsión de nuestros primeros padres del paraíso terrenal. »
« Dios mismo, a continuación, manifiesta que el alejamiento del hombre a causa
del pecado no es irrevocable. Más aún, exhorta a la humanidad a esperar al
Mesías, que vendrá con la fuerza del Espíritu Santo, para enfrentarse al mal o,
mejor, al príncipe de la mentira. » (Sed Levadura Evangélica, Homilía de S.S.
Juan Pablo II durante la Misa de Universitarios Romanos, 15 de diciembre de
1998).
Oración
Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen María has querido revelar al
mundo entero el esplendor de tu gloria; asístenos con tu gracia, para que
proclamemos con fe íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio
admirable de la Encarnación de tu Hijo. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Copyright © Reflexiones Católicas
No hay comentarios:
Publicar un comentario