Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

18 de septiembre de 2014

Lucas 7, 36-50 “Ha mostrado mucho amor”

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 36-50

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»
Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro», respondió él.
«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Pienso que aquél a quien perdonó más».
Jesús le dijo: «Has juzgado bien». y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco demuestra poco amor».
Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados».
Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».

Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

Lucas 7, 36-50
“Ha mostrado mucho amor”

Jesús ha dado signos claros de su identidad a través de sus milagros: su misericordia revirtió la enfermedad y la muerte de dos jóvenes en un chance de vida, aliviando así también el sufrimiento de sus respectivas familias y poniéndolas a caminar en una nueva dirección de esperanza. Frente a esta evidencia ya se pueden sacar conclusiones acerca de Jesús. Es en este contexto que el evangelio inserta la pregunta de Juan Bautista a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” (7,19). La respuesta se cae de su peso.

1. Dos actitudes frente a Jesús: la de los pecadores y la de los fariseos

Pero la respuesta no es unánime. Así como ha habido una división de opiniones frente a la misión de Juan Bautista, igualmente ha sucedido con Jesús:
(1) El pueblo y particularmente los pecadores le creyeron y decidieron convertirse (7,29).
(2) Los más religiosos, los fariseos y legistas, no le creyeron y “frustraron el plan de Dios sobre ellos” (7,30)

Jesús le hace caer en cuenta a sus oyentes que con su intransigencia, con su incapacidad de dar el salto de la fe, son todavía más infantiles que estos niños: no aceptan el ascetismo de Juan, quien “no comía pan ni bebía vino” y fue tildado de “endemoniado” (7,33), ni aceptan tampoco la libertad, la apertura, el carácter festivo de Jesús, a quien llaman “comilón, borrachón, amigo de publicanos y pecadores” (7,34)

Sin embargo, queda claro que la actitud negativa de la generación de los tiempos de Juan y de Jesús no impide, de ninguna manera que el plan de Dios (7,30) se cumpla, porque -como dice literalmente en griego- “a la sabiduría le han hecho justicia todos sus hijos” (7,35). Es decir que hay personas, así sean pocas, que con su extraordinaria actitud de fe echan para adelante el nuevo plan de salvación de Dios para el mundo.

Lo anterior lo ilustra el caso concreto de la pecadora perdonada (7,36-50), quien ocupa hoy el lugar central en nuestra “lectio” del día.

2. Una bella lección de misericordia

La crítica a Jesús por ser “amigo de publicanos y pecadores” (7,35), le paso a una de las historias de misericordia más bellas de los evangelios.

En el relato de la pecadora perdonada confluyen los temas principales que han aparecido en los relatos lucanos que hemos leído después del sermón de la llanura:
(1) La fe: “tú fe te ha salvado” (7,50);
(2) La misericordia: “quedan perdonados” (7,47);
(3) El reconocimiento de Jesús como “profeta” (7,39).

Pero ciertamente el tema que sobresale es el de la misericordia. La vemos expresada en los siguientes comportamientos de Jesús:
(1) El perdón que le ofrece a una pecadora pública;
(2) La defensa que hace de ella frente a la severidad del fariseo censurador;
(3) La acogida de un gesto de amor que realiza ella; y
(4) La confianza que deposita en ella al enviarla a la vida nueva en el “vete en paz” con que termina el relato.

La clave de lectura del relato entero la encontramos en la frase: “A quien poco se le perdona, poco amor muestra” (7,47b; aunque la primera parte del versículo presenta la frase a la inversa). Esto quiere decir que el gesto de amor de la pecadora es la consecuencia del perdón recibido.

La mujer expresa el perdón recibido por parte de Jesús -antes de la cena en casa del fariseo- con una grandeza casi inigualable; sin pronunciar ni un sola palabra en toda la escena, ella hace con Jesús gestos profundamente femeninos y maternos, que el mismo Señor resumirá con la frase “mucho amó”.

3. Los signos del amor

Notemos con atención la muda elocuencia del amor de la mujer que se descubrió profundamente amada por Jesús:
(1) Se pone detrás de Jesús
(2) Llora
(3) Moja sus pies con las lágrimas
(4) Le seca los pies con los cabellos
(5) Besa sus pies
(6) Lo unge con el perfume

Esta mujer, que ha creído en Jesús y ha acogido el don de su perdón, ha comenzado una vida nueva que se expresa en la capacidad de donación representada en el perfume de altísimo valor que invierte en Jesús y en el don total de si misma.

Esta mujer ya no es la prostituta, no es el objeto sexual que todavía creía ver el fariseo, sino una mujer autentica y digna que ha sido rescatada desde lo mejor de si misma, desde su feminidad, desde su humanidad convertida ahora por la fuerza del perdón en la imagen más bella del amor oblativo que los evangelios nos presentan después de la cruz de Jesús. El amor despierta para el amor.

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1.
¿Cuáles son las actitudes que podemos tener frente a Jesús? ¿Cuál me gustaría tener? ¿Cuál tengo en realidad?

2. ¿Estoy convencido/a del perdón y la misericordia que Jesús me ofrece? Si es así: ¿Qué puesto ocupa en mi vida el sacramento de la reconciliación? ¿Qué puedo hacer para acercarme con más frecuencia a él y recibir la abundante gracia que brota de allí?

3. ¿Soy una persona de paz? ¿De dónde me viene esa paz? ¿En qué forma comparto y transmito a los otros esa paz? ¿Si no me considero una persona de paz, qué estoy llamado/a a hacer?

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