Al volver a Gaza tras unas semanas en Argentina, las
religiosas del Instituto del Verbo Encarnado no han podido regresar a su casa
porque estaba destrozada por un bombardeo a la casa de un vecino, pero les ha
sorprendido que las imágenes sagradas estaban intactas.
Fue dañada la
sala, la capilla y una habitación", relata en un comunicado enviado a
Aica la hermana María de la Contemplación, una religiosa argentina del
instituto “Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará”, la rama femenina del
Instituto del Verbo Encarnado (IVE), congregación a la que pertenece el párroco
de Gaza, el ya conocido sacerdote argentino Jorge González IVE.
"Encontramos
muchas cosas tiradas, cortinas rotas, pedazos de pared y de ventana en el otro
extremo de la casa, pero lo que más nos sorprendió fue ver las imágenes de San
José, la Virgen de los Dolores, la Sagrada Familia y la Virgen de Luján intactas, sin ningún daño", confiesa.
"Supimos más
tarde que todas las imágenes habían caído al piso por la explosión y que la
rayera, la corona y el vestido de la Virgen de Luján estaban esparcidos en
distintas partes, pero la imagen estaba intacta", destaca.
Las religiosas
decidieron regresar a su misión de la Franja de Gaza el pasado 13 de agosto,
pocos días antes del alto el fuego logrado este martes 26 de agosto, después de
que salieran de allí el 17 de julio tras haberse iniciado la guerra.
La comunicación,
fechada el 14 de agosto, continúa en los siguientes términos: “A las 9.30 la
hermana María de la Santa Faz y yo, estuvimos en la frontera israelí y, luego
de los controles pertinentes, pasamos sin problemas, recorrimos los
dos kilómetros que la separa del primer control palestino donde también pasamos
sin dificultad y tuvimos que tomar un taxi dado que en tiempos de guerra no
permiten llegar a los autos particulares.
En el segundo
control ya estaba esperándonos el vehículo de la parroquia con el padre Mario
Da Silva IVE, quien había entrado el pasado 6 de agosto después de una semana
de espera en Belén, y Marco, un joven italiano que ejerce el oficio de payaso y
ha querido venir a Gaza para poner una sonrisa en los niños y habitantes de
esta lacerada tierra en los momentos difíciles que atraviesa.
“Como nos
encontrábamos en el tercer día de la tregua y esta recién terminaría a
medianoche, teníamos tiempo para recorrer un poco la ciudad. Así que nos
dirigimos a dos de los barrios más afectados por los bombardeos: Shujiaya y
Beit Hanun", explica.
"Hay casas
completamente destruidas, algunas con paredes totalmente voladas, edificios con
el solo esqueleto de los fundamentos, lo cual permite ver aún las salas y
recintos privados de las casas. Montones de escombros sin que se pueda percibir
qué es lo que ha existido antes allí", continúa.
“En medio de
tanta destrucción se ve gente y autos andando entre las ruinas, grupos de
hombres con algunos niños al reparo de algún techo que ha quedado aún en pie, o
en una carpa improvisada, con un colchón, como cuidando las ruinas de su
casa", añade.
“Nos paramos en
una de las calles y saludamos a los que se encontraban allí. Un señor con un
niño se acercó a nuestra camioneta y cuando le preguntamos por la familia y su
casa, nos
respondió que su familia estaba bien, nos señaló un montón de escombros
indicando su casa, luego señaló su camisa y nos dijo que era lo único que tenía, pero decía “Al-hamdulilla!” (¡Gracias a Dios!).
Su hijo, mientras
tanto, se entretenía con Marcos quien ya había sacado su valija con sus
pertenencias de payaso e inflaba un globo para regalarle.
“Estos dos
primeros días hemos ya encontrado a feligreses que se alegran de volvernos a
ver -comenta-. Empezamos nuestro traslado a un pequeño departamento que nos
prestan las Hermanas de la Caridad de la Madre Teresa de Calcula, hasta que
podamos reparar nuestra casa".
aleteia.org
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