OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio
de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
Se añade el
Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Del Señor
es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Si antes del
Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: SEÑOR,
TÚ QUE LLAMASTE
Señor, tú que
llamaste
del fondo del
no ser todos los seres,
prodigios del
cincel de tu palabra,
imágenes de ti
resplandecientes;
Señor, tú que
creaste
la bella nave
azul en que navegan
los hijos de
los hombres, entre espacios
repletos de
misterio y luz de estrellas;
Señor, tú que
nos diste
la inmensa
dignidad de ser tus hijos,
no dejes que
el pecado y que la muerte
destruyan en
el hombre el ser divino.
Señor, tú que
salvaste
al hombre de
caer en el vacío,
recréanos de
nuevo en tu Palabra
y llámanos de
nuevo al paraíso.
Oh Padre, tú
que enviaste
al mundo de
los hombres a tu Hijo,
no dejes que
se apague en nuestras almas
la luz
esplendorosa de tu Espíritu. Amén
SALMODIA
Ant 1. Quien
se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Salmo 130 -
COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS.
Señor, mi
corazón no es ambicioso,
ni mis ojos
altaneros;
no pretendo
grandezas
que superan mi
capacidad;
sino que
acallo y modero mis deseos,
como un niño
en brazos de su madre.
Espere Israel
en el Señor
ahora y por
siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Quien se
haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Ant 2. Dios
mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Salmo 131 I -
PROMESAS A LA CASA DE DAVID.
Señor, tenle
en cuenta a David
todos sus
afanes:
cómo juró al
Señor
e hizo voto al
Fuerte de Jacob:
«No entraré
bajo el techo de mi casa,
no subiré al
lecho de mi descanso,
no daré sueño
a mis ojos,
ni reposo a
mis párpados,
hasta que
encuentre un lugar para el Señor,
una morada
para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que
estaba en Efrata,
la encontramos
en el Soto de Jaar:
entremos en su
morada,
postrémonos
ante el estrado de sus pies.
Levántate,
Señor, ven a tu mansión,
ven con el
arca de tu poder:
que tus
sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles
te aclamen.
Por amor a tu
siervo David,
no niegues
audiencia a tu Ungido.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios mío,
con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.
Ant 3. El
Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
Salmo 131 II.
El Señor ha
jurado a David
una promesa
que no retractará:
«A uno de tu
linaje
pondré sobre
tu trono.
Si tus hijos
guardan mi alianza
y los mandatos
que les enseño,
también sus
hijos, por siempre,
se sentarán
sobre tu trono.»
Porque el
Señor ha elegido a Sión,
ha deseado
vivir en ella:
«Ésta es mi
mansión por siempre,
aquí viviré,
porque la deseo.
Bendeciré sus
provisiones,
a sus pobres
los saciaré de pan;
vestiré a sus
sacerdotes de gala,
y sus fieles
aclamarán con vítores.
Haré germinar
el vigor de David,
enciendo una
lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos
los vestiré de ignominia,
sobre él
brillará mi diadema.»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»
V. Venid a ver
las obras del Señor.
R. Las
maravillas que hace en la tierra.
PRIMERA
LECTURA
Del libro de
Job 42, 7-16
DIOS JUSTIFICA
Y RESTABLECE A JOB
Cuando el
Señor terminó de hablar con Job, se dirigió a Elifaz de Temán y le dijo:
«Estoy
irritado contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado rectamente de
mí, como lo ha hecho mi siervo Job. Por lo tanto, tomad siete vacas y siete
carneros, dirigíos a mi siervo Job, ofrecedlos en holocausto y él intercederá
por vosotros. Yo haré caso a Job y no os trataré como merece vuestra temeridad
de no haber hablado rectamente de mí, como lo ha hecho mi siervo Job.»
Entonces
Elifaz de Temán, Bildad de Suj y Sofar de Naamat fueron a cumplir lo ordenado
por el Señor. Y el Señor atendió a Job.
El Señor
cambió la suerte dé Job, cuando éste intercedió por sus amigos, y duplicó todas
sus posesiones.
Vinieron a
visitarlo sus hermanos y hermanas y los antiguos conocidos; comieron con él en
su casa, le dieron pésame, y lo consolaron de la desgracia que el Señor le
había enviado; cada uno le regaló una suma de dinero y un anillo de oro.
El Señor
bendijo la nueva situación de Job, más aún que la anterior: sus posesiones
fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil
borricas.
Tuvo siete
hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela; la tercera
Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su
padre les repartió heredades como a sus hermanos.
Después vivió
Job hasta la edad de ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, a sus nietos y a
sus bisnietos.
Y Job murió
anciano y satisfecho.
RESPONSORIO
Cf. Jb 42, 7. 8
R. El Señor
dijo a Elifaz: «Tú y tus dos compañeros no habéis hablado rectamente de mí,
como lo ha hecho mi siervo Job; * él intercederá por vosotros.»
V. Yo haré
caso a Job y no os trataré como merece vuestra temeridad.
R. Él
intercederá por vosotros.
SEGUNDA
LECTURA
De la carta de
san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a san Policarpo de Esmirna.
(Cap. 5, 1-8,
1. 3: Funk 1, 249-253)
QUE TODO SE
HAGA PARA GLORIA DE DIOS
Huye de la
intriga y del fraude; más aún, habla a los fieles para precaverlos contra ello.
Recomienda a mis hermanas que amen al Señor y que vivan contentas con sus
maridos, tanto en cuanto a la carne, como en cuanto al espíritu. Igualmente
predica a mis hermanos, en nombre de Jesucristo, que amen a sus esposas como el
Señor ama a la Iglesia. Si alguno se siente capaz de permanecer en castidad
para honrar la carne del Señor, permanezca en ella, pero sin ensoberbecerse.
Pues si se engríe, está perdido; y si por ello se estimare en más que el
obispo, está corrompido. Respecto a los que se casan, esposos y esposas,
conviene que celebren su enlace con conocimiento del obispo, a fin de que el
casamiento sea conforme al Señor y no por solo deseo. Que todo se haga para
gloria de Dios.
Escuchad al
obispo, para que Dios os escuche a vosotros. Yo me ofrezco como víctima de
expiación por quienes se someten al obispo, a los ancianos y a los diáconos. ¡Y
ojalá que con ellos se me concediera entrar a tener parte con Dios! Colaborad
mutuamente unos con otros, luchad unidos, corred juntamente, sufrid con las
penas de los demás, permaneced unidos en espíritu aun durante el sueño, así
como al despertar, como administradores que sois de Dios, como sus asistentes y
servidores. Tratad de ser gratos al Capitán bajo cuyas banderas militáis, y de
quien habéis de recibir el sueldo. Que ninguno de vosotros sea declarado
desertor. Vuestro bautismo ha de ser para vosotros como vuestra armadura, la fe
como un yelmo, la caridad como una lanza, la paciencia como un arsenal de todas
las armas; vuestras cajas de fondos han de ser vuestras buenas obras, de las
que recibiréis luego magníficos ahorros. Así pues, tened unos para con otros un
corazón grande, con mansedumbre, como lo tiene Dios para con vosotros. ¡Ojalá
pudiera yo gozar de vuestra presencia en todo tiempo!
Como la
Iglesia de Antioquía de Siria, gracias a vuestra oración, goza de paz, según se
me ha comunicado, también yo gozo ahora de gran tranquilidad, con esa seguridad
que viene de Dios; con tal de que alcance yo a Dios por mi martirio, para ser
así hallado en la resurrección como discípulo vuestro. Es conveniente,
Policarpo felicísimo en Dios, que convoques un consejo divino y elijáis a uno a
quien profeséis particular amor y a quien tengáis por intrépido, el cual podría
ser llamado «correo divino», a fin de que lo deleguéis para que vaya a Siria y
dé, para gloria de Dios, un testimonio sincero de vuestra ferviente caridad.
El cristiano
no tiene poder sobre sí mismo, sino que está dedicado a Dios. Esta obra es de
Dios, y también de vosotros cuando la llevéis a cabo. Yo, en efecto, confío, en
la gracia, que vosotros estáis prontos para toda buena obra que atañe a Dios.
Como sé vuestro vehemente fervor por la verdad, he querido exhortaros por medio
de esta breve carta.
Pero como no
he podido escribir a todas las Iglesias por tener que zarpar precipitadamente
de Troas a Neápolis, según lo ordena la voluntad del Señor, escribe tú, como
quien posee el sentir de Dios, a las Iglesias situadas más allá de Esmirna, a
fin de que también ellas hagan lo mismo. Las que puedan, que manden delegados a
pie; las que no, que envíen cartas por mano de los delegados que tú envíes, a
fin de que alcancéis eterna gloria con esta obra, como bien lo merecéis.
Deseo que
estéis siempre bien, viviendo en unión de Jesucristo, nuestro Dios; permaneced
en él, en la unidad y bajo la vigilancia de Dios.
¡Adiós en el
Señor!
RESPONSORIO
1Co 15, 58; 2Ts 3, 13
R. Manteneos
firmes e inconmovibles en la fe, haciendo siempre progresos en la obra del
Señor; * sed conscientes de que vuestro trabajo no es vano a los ojos del
Señor.
V. No os
canséis de hacer el bien.
R. Sed conscientes
de que vuestro trabajo no es vano a los ojos del Señor.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios,
protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los
signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal
modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor
plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la
mañana)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Señor abre
mis labios
R. Y mi boca
proclamará tu alabanza
INVITATORIO
Ant. Del Señor
es la tierra y cuanto la llena; venid, adorémosle.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores
a la Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Porque el
Señor es un Dios grande,
soberano de
todos los dioses:
tiene en su
mano las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el
mar, porque él lo hizo,
la tierra
firme que modelaron sus manos.
Venid,
postrémonos por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo,
el rebaño que
él guía.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de
Masá en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de
mí, aunque habían visto mis obras.
Durante
cuarenta años
aquella
generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo
de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso he
jurado en mi cólera
que no
entrarán en mi descanso»
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: EN EL
NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU.
En el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu,
salimos de la
noche y estrenamos la aurora;
saludamos el
gozo de la luz que nos llega
resucitada y
resucitadora.
Tu mano acerca
el fuego a la tierra sombría,
y el rostro de
las cosas se alegra en tu presencia;
silabeas el
alba igual que una palabra,
tu pronuncias
el mar como sentencia.
Regresa, desde
el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su
trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la
tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y
amarga de sudores.
Y tú te
regocijas, oh Dios, y tu prolongas
en sus
pequeñas manos tus manos poderosas,
y estáis de
cuerpo entero los dos así creando,
los dos así
velando por las cosas.
¡Bendita la
mañana que trae la noticia
de tu
presencia joven, en gloria y poderío,
la serena
certeza con que el día proclama
que el
sepulcro de Cristo está vacío! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118,
145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN
Te invoco de
todo corazón;
respóndeme,
Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito:
sálvame,
y cumpliré tus
decretos;
me adelanto a
la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus
palabras.
Mis ojos se
adelantan a las vigilias de la noche,
meditando tu
promesa;
escucha mi voz
por tu misericordia,
con tus
mandamientos dame vida;
ya se acercan
mis inicuos perseguidores,
están lejos de
tu voluntad.
Tú, Señor,
estás cerca,
y todos tus
mandatos son estables;
hace tiempo
comprendí que tus preceptos
los fundaste
para siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me
adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Ant 2. Mi
fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico: HIMNO
A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18
Cantaré al
Señor, sublime es su victoria,
caballos y
carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi
poder es el Señor,
él fue mi
salvación.
Él es mi Dios:
yo lo alabaré;
el Dios de mis
padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un
guerrero,
su nombre es
«El Señor».
Los carros del
faraón los lanzó al mar,
ahogó en el
mar rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu
ira se amontonaron las aguas,
las corrientes
se alzaron como un dique,
las olas se
cuajaron en el mar.
Decía el
enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el
botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la
espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu
aliento y los cubrió el mar,
se hundieron
como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como
tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como
tu, terrible entre los santos,
temibles por
tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu
diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con
misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste
con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces
y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que
hiciste tu trono, Señor;
santuario,
Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina
por siempre jamás.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza
y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant 3. Alabad
al Señor, todas las naciones.
Salmo 116 -
INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al
Señor, todas las naciones,
aclamadlo,
todos los pueblos:
Firme es su
misericordia con nosotros,
su fidelidad
dura por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al
Señor, todas las naciones.
LECTURA
BREVE 2Pe 1,10-11
Hermanos,
poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección. Si hacéis
así, nunca jamás tropezaréis; de este modo se os concederá generosamente la
entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
V. A ti grito,
Señor, tú eres mi refugio.
R. A ti grito,
Señor, tú eres mi refugio.
V. Mi heredad
en el país de la vida.
R. Tú eres mi
refugio.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito,
Señor, tú eres mi refugio.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Ilumina,
Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
Cántico de
Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha
visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos
una fuerza de salvación
en la casa de
David, su siervo,
según lo había
predicho desde antiguo
por boca de
sus santos profetas:
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano
de todos los que nos odian;
ha realizado
así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su
santa alianza
y el juramento
que juró a nuestro padre Abraham.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de
la mano de los enemigos,
le sirvamos
con santidad y justicia,
en su
presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás
delante del Señor
a preparar sus
caminos,
anunciando a
su pueblo la salvación,
el perdón de
sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará
el sol que nace de lo alto,
para iluminar
a los que viven en tiniebla
y en sombra de
muerte,
para guiar
nuestros pasos
por el camino
de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ilumina,
Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a
Cristo que para ser ante Dios el pontífice misericordioso y fiel de los hombres
se hizo en todo semejante a nosotros, y supliquémosle diciendo:
Muéstranos,
Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, sol de
justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
te consagramos
este nuevo día.
Que sepamos
bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
y
glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste
por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
encamina hoy
nuestros pasos para que obremos también como ella según tu voluntad.
Haz que
mientras vivimos aún en este mundo que pasa anhelemos la vida eterna
y por la fe,
la esperanza y el amor vivamos ya contigo en tu reino.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Con la misma
confianza que tienen los hijos con su padre, acudamos nosotros a nuestro Dios,
diciéndole:
Padre
nuestro...
ORACION
Te pedimos,
Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades
de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar
un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos
de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EL
TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA
El trabajo,
Señor, de cada día
nos sea por tu
amor santificado,
convierte su
dolor en alegría
de amor, que
para dar tú nos has dado.
Paciente y
larga es nuestra tarea
en la noche
oscura del amor que espera;
dulce huésped
del alma, al que flaquea
dale tu luz,
tu fuerza que aligera.
En el alto
gozoso del camino,
demos gracias
a Dios, que nos concede
la esperanza
sin fin del don divino;
todo lo puede
en él quien nada puede. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Guíame,
Señor, por la senda de tus mandatos.
Salmo 118,
33-40
Muéstrame,
Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré
puntualmente;
enséñame a
cumplir tu voluntad
y a guardarla
de todo corazón;
guíame por la
senda de tus mandatos,
porque ella es
mi gozo.
Inclina mi
corazón a tus preceptos,
y no al
interés;
aparta mis
ojos de las vanidades,
dame vida con
tu palabra;
cumple a tu
siervo la promesa
que hiciste a
tus fieles.
Aparta de mí
la afrenta que temo,
porque tus
mandamientos son amables;
mira cómo
ansío tus decretos:
dame vida con
tu justicia.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Guíame,
Señor, por la senda de tus mandatos.
Ant 2. Los que
buscan al Señor no carecen de nada.
Salmo 33 I -
EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS
Bendigo al
Señor en todo momento,
su alabanza
está siempre en mi boca;
mi alma se
gloría en el Señor:
que los
humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad
conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos
juntos su nombre.
Yo consulté al
Señor, y me respondió,
me libró de
todas mis ansias.
Contempladlo y
quedaréis radiantes,
vuestro rostro
no se avergonzará.
Si el afligido
invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de
sus angustias.
El ángel del
Señor acampa
en torno a sus
fieles y los protege.
Gustad y ved
qué bueno es el Señor,
dichoso el que
se acoge a él.
Todos sus
santos, temed al Señor,
porque nada
les falta a los que lo temen;
los ricos
empobrecen y pasan hambre,
los que buscan
al Señor no carecen de nada.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los que
buscan al Señor no carecen de nada.
Ant 3. Busca
la paz y corre tras ella.
Salmo 33 II
Venid, hijos,
escuchadme:
os instruiré
en el temor del Señor;
¿hay alguien
que ame la vida
y desee días
de prosperidad?
Guarda tu
lengua del mal,
tus labios de
la falsedad;
apártate del
mal, obra el bien,
busca la paz y
corre tras ella.
Los ojos del
Señor miran a los justos,
sus oídos
escuchan sus gritos;
pero el Señor
se enfrenta con los malhechores,
para borrar de
la tierra su memoria.
Cuando uno
grita, el Señor lo escucha
y lo libra de
sus angustias;
el Señor está
cerca de los atribulados,
salva a los
abatidos.
Aunque el
justo sufra muchos males,
de todos lo
libra el Señor;
él cuida de
todos sus huesos,
y ni uno solo
se quebrará.
La maldad da
muerte al malvado,
y los que
odian al justo serán castigados.
El Señor
redime a sus siervos,
no será
castigado quien se acoge a él.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Busca la
paz y corre tras ella.
LECTURA
BREVE 1R 8, 60-61
Sepan todos
los pueblos de la tierra que el Señor es Dios y no hay otro. Que vuestro
corazón sea todo para el Señor, nuestro Dios, como lo es hoy, para seguir sus
leyes y guardar sus mandamientos.
V. Señor,
enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme
en tus sendas.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor Dios,
Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de
toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA SEXTA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ESTE
MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.
Este mundo del
hombre, en que él se afana
tras la
felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes,
Señor, de luz temprana
y de radiante
sol al mediodía.
Así el poder
de tu presencia encierra
el secreto más
hondo de esta vida;
un nuevo cielo
y una nueva tierra
colmarán
nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor
de nuestra historia,
no tardes en
venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente
y tu victoria
inunden
nuestra vida eternamente. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Salmo 122 - EL
SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto
mis ojos,
a ti que
habitas en el cielo.
Como están los
ojos de los esclavos
fijos en las
manos de sus señores,
como están los
ojos de la esclava
fijos en las
manos de su señora,
así están
nuestros ojos
en el Señor,
Dios nuestro,
esperando su
misericordia.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos
saciados de desprecios;
nuestra alma
está saciada
del sarcasmo
de los satisfechos,
del desprecio
de los orgullosos.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú que
habitas en el cielo, ten misericordia de nosotros.
Ant 2. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Salmo 123 -
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga
Israel-,
si el Señor no
hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos
asaltaban los hombres,
nos habrían
tragado vivos:
tanto ardía su
ira contra nosotros.
Nos habrían
arrollado las aguas,
llegándonos el
torrente hasta el cuello;
nos habrían
llegado hasta el cuello
las aguas
espumantes.
Bendito el
Señor, que no nos entregó
como presa a
sus dientes;
hemos salvado
la vida como un pájaro
de la trampa
del cazador:
la trampa se
rompió y escapamos.
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el
cielo y la tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Ant 3. El
Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre.
Salmo 124 - EL
SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que
confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla,
está asentado para siempre.
Jerusalén está
rodeada de montañas,
y el Señor
rodea a su pueblo
ahora y por
siempre.
No pesará el
cetro de los malvados
sobre el lote
de los justos,
no sea que los
justos extiendan
su mano a la
maldad.
Señor, concede
bienes a los buenos,
a los sinceros
de corazón;
y a los que se
desvían por sendas tortuosas,
que los
rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
rodea a su pueblo ahora y por siempre.
LECTURA
BREVE Jr 17, 9-10
Nada más falso
y enfermo que el corazón, ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el
corazón, sondeo las entrañas; para dar al hombre según su conducta, según el
fruto de sus acciones.
V. Absuélveme,
Señor, de lo que se me oculta.
R. Preserva a
tu siervo de la arrogancia.
ORACIÓN
OREMOS,
Señor, fuego
ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre
todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
HORA NONA
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: OH
JESÚS, QUE EN TU CRUZ HAS DEMOSTRADO
Oh Jesús, que
en tu cruz has demostrado
tu gran amor,
tu gran misericordia,
y tu fuerza
nos das para seguirte
por el mismo
camino hacia la gloria.
Que fielmente
cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte
en tu obra salvadora,
y, al llegar a
la tarde de la vida,
en gozo eterno
el Padre nos acoja.
Gracias,
Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que
en su sangre nos redime,
y al Espíritu
Santo, luz y guía
de este pueblo
que al cielo se dirige. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El
Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 -
DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el
Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía
soñar:
la boca se nos
llenaba de risas,
la lengua de
cantares.
Hasta los
gentiles decían:
«El Señor ha
estado grande con ellos.»
El Señor ha
estado grande con nosotros,
y estamos
alegres.
Que el Señor
cambie nuestra suerte
como los
torrentes del Negueb.
Los que
sembraban con lágrimas
cosechan entre
cantares.
Al ir, iban
llorando,
llevando la
semilla;
al volver,
vuelven cantando,
trayendo sus
gavillas.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El
Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL
ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no
construye la casa,
en vano se
cansan los albañiles;
si el Señor no
guarda la ciudad,
en vano
vigilan los centinelas.
Es inútil que
madruguéis,
que veléis
hasta muy tarde,
los que coméis
el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a
sus amigos mientras duermen!
La herencia
que da el Señor son los hijos;
una recompensa
es el fruto de las entrañas:
son saetas en
mano de un guerrero
los hijos de
la juventud.
Dichoso el
hombre que llena
con ellas su
aljaba:
no quedará
derrotado cuando litigue
con su
adversario en la plaza.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor
nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso
el que teme al Señor.
Salmo 127 -
PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el
que teme al Señor
y sigue sus
caminos!
Comerás del
fruto de tu trabajo,
serás dichoso,
te irá bien;
tu mujer, como
una vid fecunda,
en medio de tu
casa;
tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de
tu mesa:
ésta es la
bendición del hombre
que teme al
Señor.
Que el Señor
te bendiga desde Sión,
que veas la
prosperidad de Jerusalén
todos los días
de tu vida;
que veas a los
hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso
el que teme al Señor.
LECTURA
BREVE Sb 7, 27a; 8, 1
La sabiduría
de Dios, aún siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, todo lo
renueva. Se despliega vigorosamente de un confín al otro del mundo y gobierna
de excelente manera todo el universo.
V. Qué
magníficas son tus obras, Señor.
R. Qué
profundos tus designios.
ORACIÓN
OREMOS,
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante
toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
I VÍSPERAS
(Oración de la
tarde)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: QUIÉN
ES ESTE QUE VIENE
¿Quién es este
que viene,
recién
atardecido,
cubierto por
su sangre
como varón que
pisa los racimos?
Éste es
Cristo, el Señor,
que venció
nuestra muerte
con su
resurrección.
¿Quién es este
que vuelve,
glorioso y
malherido,
y, a precio de
su muerte,
compra la paz
y libra a los cautivos?
Éste es
Cristo, el Señor,
que venció
nuestra muerte
con su
resurrección.
Se durmió con
los muertos,
y reina entre
los vivos;
no le venció
la fosa,
porque el
Señor sostuvo a su elegido.
Este es
Cristo, el Señor,
que venció
nuestra muerte
con su
resurrección.
Anunciad a los
pueblos
qué habéis
visto y oído;
aclamad al que
viene
como la paz,
bajo un clamor de olivos.
Este es
Cristo, el Señor,
que venció
nuestra muerte
con su
resurrección. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Lámpara
es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Salmo 118,
105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu
palabra para mis pasos,
luz en mi
sendero;
lo juro y lo
cumpliré:
guardaré tus
justos mandamientos;
¡estoy tan
afligido!
Señor, dame
vida según tu promesa.
Acepta, Señor,
los votos que pronuncio,
enséñame tus
mandatos;
mi vida está
siempre en peligro,
pero no olvido
tu voluntad;
los malvados
me tendieron un lazo,
pero no me
desvié de tus decretos.
Tus preceptos
son mi herencia perpetua,
la alegría de
mi corazón;
inclino mi
corazón a cumplir tus leyes,
siempre y
cabalmente.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lámpara
es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Ant 2. Me
saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo 15 -
CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al
Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y
señores de la tierra
no me
satisfacen.
Multiplican
las estatuas
de dioses
extraños;
no derramaré
sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus
nombres en mis labios.
El Señor es mi
heredad y mi copa;
mi suerte está
en tu mano:
me ha tocado
un lote hermoso,
me encanta mi
heredad.
Bendeciré al
Señor, que me aconseja,
hasta de noche
me instruye internamente.
Tengo siempre
presente al Señor,
con él a mi
derecha no vacilaré.
Por eso se me
alegra el corazón,
se gozan mis
entrañas,
y mi carne
descansa serena.
Porque no me
entregarás a la muerte,
ni dejarás a
tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás
el sendero de la vida,
me saciarás de
gozo en tu presencia,
de alegría
perpetua a tu derecha.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me
saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Ant 3. Al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico:
CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a
pesar de su condición divina,
no hizo alarde
de su categoría de Dios,
al contrario,
se anonadó a sí mismo,
y tomó la
condición de esclavo,
pasando por
uno de tantos.
Y así,
actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó
hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte
de cruz.
Por eso Dios
lo levantó sobre todo
y le concedió
el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo,
en la tierra, en el abismo
y toda lengua
proclame:
Jesucristo es
Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre
de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA
BREVE Col 1, 3-6a
Damos gracias
a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por
vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a
todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre
la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os
hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que
entre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
V. De la
salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la
salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V. Su gloria
se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea
el nombre del Señor.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la
salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Venid,
comprad sin pagar, y comed un pan que satisface para siempre.
Cántico de
María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi
alma la grandeza del Señor,
se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha
mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es
santo,
y su
misericordia llega a sus fieles
de generación
en generación.
El hace
proezas con su brazo:
dispersa a los
soberbios de corazón,
derriba del
trono a los poderosos
y enaltece a
los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos
los despide vacíos.
Auxilia a
Israel, su siervo,
acordándose de
su misericordia
-como lo había
prometido a nuestros padres-
en favor de
Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid,
comprad sin pagar, y comed un pan que satisface para siempre.
PRECES
Demos gracias
al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y
recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:
Escúchanos,
Señor, que confiamos en ti.
Padre lleno de
amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo N.;
protégelos con
tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
Que los
enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para que así
tengan también parte en su consuelo.
Mira con
piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y haz que
encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate dar y
conservar los frutos de la tierra
para que a
nadie falte el pan de cada día.
Se pueden
añadir algunas intenciones libres
Señor, ten
piedad de los difuntos
y ábreles la
puerta de tu mansión eterna.
Movidos por el
Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
Padre
nuestro...
ORACION
Señor, danos
tu misericordia y atiende a las súplicas de tus hijos; concede la tranquilidad
y la paz a los que nos gloriamos de tenerte como creador y como guía, y
consérvalas en nosotros para siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los
siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes
del descanso nocturno)
INVOCACIÓN
INICIAL
V. Dios mío,
ven en mi auxilio
R. Señor, date
prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE
CONCIENCIA
Hermanos,
habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido,
reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso
ante Dios todopoderoso
y ante
vosotros, hermanos,
que he pecado
mucho
de
pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por
mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego
a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles,
a los santos y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor
todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: SE
INCLINA YA MI FRENTE
Se inclina ya
mi frente,
sellado está
el trabajo;
Señor, tu
pecho sea
la gracia del
descanso.
Mis ojos se
retiran,
la voz deja su
canto,
pero el amor
enciende
su lámpara
velando.
Lucero que te
fuiste,
con gran amor
amado,
en tu gloria
dormimos
y en sueños te
adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ten
piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 -
ACCIÓN DE GRACIAS.
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el
aprieto me diste anchura,
ten piedad de
mí y escucha mi oración.
Y vosotros,
¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la
falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el
Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me
escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no
pequéis, reflexionad
en el silencio
de vuestro lecho;
ofreced
sacrificios legítimos
y confiad en
el Señor.
Hay muchos que
dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de
tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú,
Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si
abundara en trigo y en vino.
En paz me
acuesto y en seguida me duermo,
porque tú
sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten
piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante
la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 -
ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora
bendecid al Señor,
los siervos
del Señor,
los que pasáis
la noche
en la casa del
Señor:
Levantad las
manos hacia el santuario,
y bendecid al
Señor.
El Señor te
bendiga desde Sión:
el que hizo
cielo y tierra.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante
la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt 6,4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
V. En tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios
leal, nos librarás.
R. Te
encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
CÁNTICO DE
SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor,
según tu promesa,
puedes dejar a
tu siervo irse en paz,
porque mis
ojos han visto a tu Salvador,
a quien has
presentado ante todos los pueblos
luz para
alumbrar a las naciones
y gloria de tu
pueblo Israel.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la
celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
V. El Señor
todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTIFONA FINAL
DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina
de los cielos
y Señora de
los ángeles;
salve raíz,
salve puerta,
que dio paso a
nuestra luz.
Alégrate,
virgen gloriosa,
entre todas la
más bella;
salve,
agraciada doncella,
ruega a Cristo
por nosotros.
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