Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

22 de agosto de 2014

La Palabra de Dios diaria: Santa María Virgen, reina



Nuestra Señora María Reina 

Santos: San Andrés de Fiésole, abad. Beato Symeon Lukac, mártir. Memoria (Blanco) 

INFUNDIRÉ MI ESPÍRITU 
Ez 37,1-14, Mt 22,34-40 La comparación de los huesos secos y calcinados con la situación desesperada del pueblo de Israel desterrado en Babilonia, encuentra su correspondiente en la reanimación de esos huesos y en la reinstalación del pueblo en su propia tierra. La condena y el castigo medicinal que había supuesto el destierro no es la palabra definitiva de Dios. El Señor siempre otorga una nueva oportunidad y el principio esperanza queda garantizado. El nuevo comienzo no será una simple repetición del pasado. Dios infundirá su espíritu vivificante para que la nueva etapa de la salvación, permita que las personas vivan como Dios quiere: como imágenes suyas, dispuestas a escuchar y obedecer su palabra. La discusión sobre el mandamiento principal ratifica certeramente toda la revelación. El Dios de Israel no exige nada directamente para sí mismo, es un Dios que se complace en la vida de sus fieles. Amar a Dios implica necesariamente amar al prójimo. 

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 44, 1o) 
De pie a tu derecha está la Reina, vestida de oro y de brocados.

 ORACIÓN COLECTA 
Dios nuestro, que constituiste Madre y Reina nuestra a la Madre de tu Hijo, concédenos en tu bondad que, apoyados en su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. 

LITURGIA DE LA PALABRA 
El Señor infundirá su espíritu a los huesos secos y revivirán. 

Del libro del profeta Ezequiel: 37, 1-14 
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y su espíritu me trasladó y me colocó en medio de un campo lleno de huesos. Me hizo dar vuelta en torno a ellos. Había una cantidad innumerable de huesos sobre la superficie del campo y estaban completamente secos. Entonces el Señor me preguntó: "Hijo de hombre, ¿podrán acaso revivir estos huesos?". Yo respondí: "Señor, tú lo sabes". Él me dijo: "Habla en mi nombre a estos huesos y diles: 'Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios a estos huesos: He aquí que yo les infundiré el espíritu y revivirán. Les pondré nervios, haré que les brote carne, la cubriré de piel, les infundiré el espíritu y revivirán. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor' ". Yo pronuncié en nombre del Señor las palabras que él me había ordenado, y mientras hablaba, se oyó un gran estrépito, se produjo un terremoto y los huesos se juntaron unos con otros. Y vi cómo les iban saliendo nervios y carne y cómo se cubrían de piel; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo el Señor: "Hijo de hombre, habla en mi nombre al espíritu y dile: 'Esto dice el Señor: Ven, espíritu, desde los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, para que vuelvan a la vida' ". Yo hablé en nombre del Señor, como él me había ordenado. Vino sobre ellos el espíritu, revivieron y se pusieron de pie. Era una multitud innumerable. El Señor me dijo: "Hijo de hombre: Estos huesos son toda la casa de Israel, que ha dicho: 'Nuestros huesos están secos; pereció nuestra esperanza y estamos destrozados'. Por eso, habla en mi nombre y diles: 'Esto dice el Señor: Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel. Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí' ". 
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. 

Comentario: 
Ezequiel, desterrado con los desterrados, ve con sus propios ojos la situación lamentable de su pueblo que yace en las tinieblas de la muerte como un montón de huesos, sin esperanza. Babilonia es la tumba de los pueblos, allí se consume poco a poco el pueblo de Israel. Pero Dios sacará a su pueblo elegido de esa tumba y lo conducirá a la tierra de los vivos, a la patria lejana y deseada de la que había sido deportado. 

Es decir, echará la puerta que impide la libertad y la vida de su pueblo. Y el pueblo se alzará, y saldrá, y caminará sin que nadie pueda detenerlo. Porque Dios mismo será su guía en un segundo éxodo. Será su guía y su fortaleza, porque infundirá en él su mismo espíritu vivificante. 

Esta obra salvadora supondrá para Israel un progreso en el conocimiento de Dios. Y la confianza del Pueblo en el Señor se robustecerá al comprobar que el Señor hace lo que dice. Los lazos de la alianza, la unión del pueblo con su Dios serán más íntimas y más fuertes. Y vencerá la vida sobre la muerte, pues la vida verdadera consiste en la comunión con Dios. 

Aunque este pasaje de Ezequiel no habla directamente de la resurrección de los muertos, sino la liberación del pueblo elegido, se insinúa ya un éxodo más radical y universal en el que la muerte y todo lo que mortifica a los hombres ha de ser vencido por la resurrección de Cristo. Es en la Pascua de Cristo donde se abre el acceso a la verdadera vida y los hombres entran en comunión con Dios definitivamente. 

EUCARISTÍA 1981/17 

Del salmo 106 R/. Demos gracias a Dios, porque nos ama. Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que él rescató de la mano del enemigo, los que reunió de todos los países, de norte y sur, de oriente y occidente. R/. Andaban errantes por un desierto solitario, no encontraban el camino de ningún poblado; sufrían hambre y sed, se les iba agotando la vida. R/. Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Los guió por un camino derecho para que llegaran a un poblado. R/. Demos gracias a Dios porque nos ama, por las maravillas que hace con los hombres. Él calmó la sed de los sedientos y a los hambrientos los llenó de bienes. R/. 

ACLAMACIÓN (Sal 24, 4. 5) 
R/. Aleluya, aleluya. Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina. R/. 

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo. 

Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40 
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a Él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?" Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas". 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

Comentario: 
Mt 22,34-40: Llama, fuerza a amar a Dios a cuantos puedas persuadir, a cuantos puedas invitar 

Los tres primeros mandamientos de la ley de Dios se refieren a Dios mismo; al hombre los siete restantes: Honra a tu padre y a tu madre; no adulterarás; no matarás; no proferirás falso testimonio; no robarás, no desearás la mujer de tu prójimo; no desearás los bienes de tu prójimo (Éx 20,12-17). Si amas a Dios, no adorarás a ningún otro ni tomarás en vano su nombre, y le dedicarás el sábado para que descanse en ti cuando te hace descansar. Si, por el contrario, amas al prójimo, honrarás a los padres y no adulterarás, ni matarás, ni dañarás a nadie con tu falso testimonio, ni robarás, ni desearás la mujer o los bienes de cualquier otra persona. Y, por ello, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos preceptos se cumple toda la ley y los profetas (Mt 22,37-40). 

Escucha también al Apóstol: La plenitud de la ley -dice- es la caridad (Rom 13,10). No te envió a cumplir muchos preceptos: ni siquiera diez, ni siquiera dos; la sola caridad los cumple todos. Pero la caridad es doble: hacia Dios y hacia el prójimo. Hacia Dios, ¿en qué medida? Con todo. ¿A qué se refiere ese todo? No al oído, o a la nariz, o a la mano, o al pie. ¿Con qué puede amarse de forma total? Con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente. Amarás la fuente de la vida con todo lo que en ti tiene vida. Si, pues, debo amar a Dios con todo lo que en mí tiene vida, ¿qué me reservo para poder amar a mi prójimo? Cuando se te dio el precepto de amar al prójimo no se te dijo: «con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente», sino como a ti mismo. Has de amar a Dios con todo tu ser, porque es mejor que tú, y al prójimo como a ti mismo, porque es lo que eres tú. 

Los preceptos son, por tanto, dos; tres, en cambio, los objetos del amor. Se han dado dos preceptos: ama a Dios y, ama al prójimo; sin embargo veo que se han de amar tres realidades. Pues no se diría: y al prójimo como a ti mismo, si no te amases a ti mismo. Si son tres los objetos del amor, ¿por qué son dos los preceptos? ¿Por qué? Escuchadlo. Dios no consideró necesario exhortarte a amarte a ti mismo, pues no hay nadie que no se ame. Mas, puesto que muchos van a la perdición por amarse mal, diciéndote que ames a tu Dios con todo tu ser, se te dio al mismo tiempo la norma de cómo has de amarte a ti mismo. ¿Quieres amarte a ti mismo? Ama a Dios con todo tu ser, pues allí te encontrarás a ti, para que no te pierdas en ti mismo. Si te amas a ti en ti, has de caer también de ti y larga ha de ser tu búsqueda fuera de ti. 

Por esta razón el Apóstol comenzó la enumeración de todos los males a partir de ahí, cuando dice: Habrá hombres amantes de sí mismos (2 Tim 3,2). He aquí que elegiste amarte a ti; veamos si al menos te mantienes en ti. Es falso, no permaneces ahí; a él debiste adherirte, en él debiste poner tu fortaleza y tu lugar de refugio. Ahora, en cambio, aflojaste el lazo de tu amor y lo retiraste de él para ponerlo en ti; pero ni siquiera en ti permaneces. Escucha finalmente al mismo Apóstol. Después de haber dicho: Habrá hombres amantes de sí mismos, añadió a continuación: amantes del dinero. ¿No acabo de decir que ni siquiera permanecerías en ti? ¿O acaso sois la misma cosa tú y el dinero? He aquí que te alejaste incluso de ti por haberte apartado de Dios. ¿Qué queda, sino malgastar todo el patrimonio de tu mente viviendo con meretrices, es decir, entre liviandades y variedad de deseos perversos, y verte obligado por la necesidad a apacentar puercos, es decir, puesto que te domina la inmunda avaricia, a ser pasto de inmundos demonios? 

Pero aquel hijo, habiendo experimentado la miseria y machacado por el hambre, volviendo en sí, dijo... Vuelve a sí, porque se había alejado de sí, y ya en sí se encontró pobre. Buscó por doquier la felicidad y en ningún lugar la encontró. ¿Qué dijo al volver a sí mismo? Me levantaré e iré. ¿A dónde? A mi padre. Ya vuelto a sí, pero aún yaciendo en el suelo, dice: Me levantaré e iré (Lc 15,17-18). ¡Nada de yacer, nada de quedarme aquí! Se te ha dado, pues, la norma según la cual has de amarte: ama a quien es mejor que tú y ya te amaste a ti. Y hablo del que es mejor por naturaleza, no por voluntad. Se encuentran muchos hombres que son mejores que tú por voluntad, pero sólo Dios lo es por naturaleza: es el creador, el fundador, el hacedor, que por nadie ha sido hecho. Agárrate a él. Comprende de una vez y di: Para mi, en cambio. Para ti ¿qué? Es cosa buena adherirme a Dios. ¿Por qué? Pon atención a lo que dijo antes: Hiciste perecer a todo el que se aleja de ti (Sal 72,28.27). Precisamente porque hizo perecer a todo el que se aleja de él te encontraste a ti. Para mí, en cambio, es cosa buena adherirme a Dios, es decir, no alejarme, no retirarme de su lado. ¿Quieres ver lo que se te promete en este asunto? Quien se adhiere al Señor es un solo espíritu (1 Cor 5,17). 

Éste es, pues, tu amor, o el amor hacia ti, es decir, el amor con que te amas, para amar a Dios. Ya te confió también el prójimo para que le ames como a ti mismo, pues veo que has comenzado a amarte a ti mismo. Llévale adonde te llevaste a ti mismo a aquel a quien amas como a ti mismo. En efecto, si amaras al oro y lo tuvieras, y amaras al prójimo como a ti mismo, en virtud del amor dividirías lo que tenías y le harías partícipe de tu oro; pero dividiéndole tocaríais a menos cada uno. ¿Por qué, pues, no posees a Dios? Poseyéndole a él no padecerás estrechez ninguna con tu coheredero. Llama, fuerza a amar a Dios a cuantos puedas persuadir, a cuantos puedas invitar; él es todo para todos y todo para cada uno. 

En consecuencia, ama a Dios y ama al prójimo como a ti mismo. Veo que al amar a Dios te amas a ti mismo. La caridad es la raíz de todas las obras buenas. Como la avaricia es la raíz de todos los males (1 Tim 6,10), así la caridad lo es de todos los bienes. La plenitud de la ley es la caridad. No voy a tardar en decirlo: quien peca contra la caridad, se hace reo de todos los preceptos. En efecto, quien daña a la raíz misma, ¿a qué parte del árbol no daña? 

SAN AGUSTÍN Sermón 179 A, 3-5 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de la santísima Virgen María, y concédenos que nos socorra la bondad de tu Hijo Jesucristo, que quiso ofrecerse a ti por nosotros en la cruz, como víctima inmaculada. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Prefacio de santa María Virgen. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Lc 1, 45) 
Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 
Después de recibir el sacramento celestial, te suplicamos, Señor, que, cuantos hemos celebrado con veneración la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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