Santos: San Juan de Eudes, fundador; Ezequiel Moreno, obispo. Beato
Jordán de Pisa, presbítero. Feria (Verde)
EL PRÍNCIPE DE TIRO
Ez 28,1-10; Mt 19,23-30
El oráculo contra el rey de Tiro no se agota en la biografía de dicho
monarca. Es en realidad el retrato de una actitud, la de la soberbia y el
engreimiento de quienes se endiosan con el éxito en cualquiera de sus
versiones. Cuando los seres humanos, en particular la gente poderosa, que puede
hacer tambalear los destinos de una nación, se embriagan con su desmedido
poder, terminan por deshumanizarse, creyéndose intocables. Los reveses y
fracasos que posteriormente enfrentan, los devuelven a la cruda realidad. La
elegía contra el rey de Tiro es una llamada de atención contra el engreimiento
y la vanagloria. El joven rico del Evangelio es contrapuesto por el evangelista
con los discípulos de Jesús que han aprendido a desprenderse de sus seguridades
mundanas para seguirle. Lidiar con la riqueza es tan complicado como lograr
liberarse de las limitaciones que acarrea la pobreza.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 105, 47)
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que
podamos agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor Dios nuestro, adorarte con toda el alma y amar a todos
los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Eres hombre y no Dios, y te crees tan sabio como Dios.
Del libro del profeta Ezequiel: 28, 1-10
En aquellos días, el Señor me habló y me dijo: "Hijo de hombre, dile
al príncipe de Tiro: 'El Señor Dios dice esto: Tu corazón se ha ensoberbecido y
has dicho: Soy Dios, estoy sentado en el trono de Dios, en medio de los mares;
pero eres hombre y no Dios, y te crees tan sabio como Dios; pretendes ser más
inteligente que Daniel y conocer todos los secretos; con tu sabiduría y
habilidad te has hecho rico, has amontonado oro y plata en tus tesoros; con
astucia de comerciante has aumentado tus riquezas y te has ensoberbecido por tu
fortuna' ".
Por eso dice el Señor: "Porque te has creído tan sabio como Dios, por
eso mandaré contra ti a los más feroces de los pueblos extranjeros, que
desenvainarán su espada contra tu esplendor y tu sabiduría y acabarán con tu
grandeza. Ellos te matarán y el mar será tu sepultura.
¿Ante la mano misma de tus verdugos te atreverás a afirmar todavía que eres
Dios, cuando no eres más que un hombre? Morirás como un pagano a manos de
extranjeros, porque así lo digo yo, el Señor Dios".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Final Estrepitoso de un Falso Dios
Hay dentro de nosotros una serie de anhelos ilimitados que hacen que
deseemos ser como dioses. Por algo la serpiente tentó a Eva ofreciendo que la
desobediencia haría que fuéramos como el único Dios (véase Gén 3,5).
Ese anhelo se ve frenado cuando nuestra voluntad se ve frenada.
Precisamente en cuanto descubrimos que no todos nuestros deseos se cumplen
descubrimos también que no somos dioses sino creaturas de Dios. Según eso, las
limitaciones, sean de poder, dinero, salud, afecto o de otro orden traen una
bendición inmensa e irremplazable: nos dejan descubrir la verdad fundamental de
nuestro propio ser.
Por lo mismo, es claro que, cuando las condiciones de vida de una persona
le invitan a sentirse tan fuerte, segura, bella y sabia como para no necesitar nada
que no pueda conseguir, es fácil que se endiose implícita o incluso
explícitamente, como pasa en la primera lectura de hoy en el ejemplo del rey de
Tiro. Uno ve que es una terrible desgracia la que se avecina a quien vive
engañado a la manera como él vivía: nada puede esperar sino el pánico de ver
caer la máscara y sentirse arrojada a un abismo de absurdo y desprecio, algo
así como el infierno.
La cura para no llegar a tan lamentable estado es lo que Jesús propone en
las bienaventuranza, cuyo lenguaje es tan extraño como hermoso y sabio: los
"pobres", los que "lloran", los "perseguidos" son
en realidad los bendecidos y bienaventurados porque están infinitamente cerca
de percibir la verdad de la majestad de Dios, único Creador y Salvador.
Deuteronomio 32 R/. El Señor da la muerte y la vida.
El Señor pensó: "Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los
hombres. Pero no, porque temo la presunción del enemigo y la mala
interpretación del adversario. R/.
Pues diría el enemigo que su mano había vencido y que no era el Señor el
que lo había hecho, porque son una nación que ha perdido el juicio". R/.
¿Cómo puede uno perseguir a mil y dos poner en fuga a diez mil? ¿No es
porque su Dios los ha vendido, porque el Señor los ha entregado? R/.
El día de su destrucción se acerca y su suerte se apresura, porque el Señor
defenderá a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos. R/.
ACLAMACIÓN (2 Co 8, 9) R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.
R/.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre
en el Reino de los cielos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que un
rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil
que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de
los cielos".
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron:
"Entonces ¿quién podrá salvarse?" Pero Je¬sús, mirándolos fijamente,
les respondió: "Para los hom¬bres eso es imposible, más para Dios todo es
posible".
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: "Señor, nosotros
lo hemos dejado todo y te hemos segui¬do, ¿qué nos va a tocar?" Jesús les
dijo: "Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se
siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán
también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o her¬manos o hermanas, o padre o
madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la
vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El camello y la aguja
La parte que personalmente más disfruto del santo evangelio del día de hoy
es aquello del asombro de los discípulos ante el provocador comentario de
Cristo. Dice Nuestro Señor que "difícilmente entrará un rico en el Reino
de los cielos", y ellos exclaman impresionados: "Entonces, ¿quién
podrá salvarse?". Creo que es bien interesante lo que queda implícito en
esa pregunta de estos hombres, que ciertamente no eran ningunos ricos.
Pienso que a partir de las lecturas debemos entender que los discípulos
sentían que los ricos estaban más cerca de la salvación. Y pienso que el
comentario de Cristo vino ante todo a sacarlos de esa idea. Ellos hablan con
este razonamiento de base: "se supone que los ricos están próximos a
salvarse; pero si ahora resulta que ellos difícilmente entran en el Reino, ¿qué
habrá que decir de todos nosotros, los demás?".
Es claro que Jesús no tiene nada contra los ricos por ser ricos. Es claro
sobre todo, porque, cuando los discípulos dicen lo que dicen, Cristo no
replica: "No os preocupéis; los ricos se van a condenar, pero los pobres
se van a salvar". No es ese el objetivo del discurso del Señor. En cambio
de esa frase de corte "lucha de clases" lo que él dice iguala a todos
los seres humanos en la indigencia de la salvación. Esto es lo que dice:
"Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
En esto entendemos que Cristo sobre todo quiere anunciar la gratuidad de la
salvación; lo cual, ciertamente implica que, en la medida en que alguien se
considere salvado, por sus riquezas, por ejemplo, más difícil hace su propia
entrada en la lógica de la gracia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal
de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 3-4)
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este
auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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