Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

30 de junio de 2014

Seguimiento de Jesús. 8,18-22.

Texto del evangelio (Mt 8, 18-22)


En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».

Comentario:

Estamos ante el clásico "más difícil todavía". ¿No son suficientes las exigencias impuestas por Jesús, a lo largo del sermón de la montaña, a aquéllos que quieren ser sus discípulos? El evangelista Mateo ha reunido aquí dos sentencias sobre el discipulado. Sentencias duras y de exigencias despiadadas. A primera vista, incluso injustas. En la narración anterior hemos visto a Jesús en casa de Pedro. ¿Por qué dice ahora que no tiene dónde reclinar la cabeza?

Es la primera vez que aparece en el evangelio el título "Hijo del hombre". La expresión procede del Antiguo Testamento (Dn 7,13) y los Sinópticos siempre la colocan en labios de Jesús.

Nadie se dirige a él utilizando este título. La expresión o título es empleada con tres matices: a) el Hijo del hombre que ha de venir en su gloria; b) el Hijo del hombre como ser doliente; c) autodesignación de Jesús durante su ministerio terreno. No resulta fácil distinguir a qué matiz se refiere cada texto en concreto y, en muchas ocasiones, se hallan implicados los tres.

La figura misteriosa del Hijo del hombre nos ayudará a comprender la primera sentencia. ¿Por qué el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza? Porque es esa figura misteriosa, celeste (ver la descripción de Dn 7,13ss), cuya misión es preparar el nuevo pueblo de Dios ("preparar el reino de los santos del Altísimo", como dice Daniel en el lugar citado), que tiene que sufrir mucho, morir y resucitar.

Quien quiera, como el escriba de nuestra historia, seguir a Cristo, debe conocer a qué se compromete, cuál es la suerte que le espera, quién es la persona que ha elegido para entregarle la vida.

La segunda sentencia resulta más cruel e inhumana. No sólo en el pueblo judío sino, prácticamente, en el mundo entero, el deber más sagrado era el dar sepultura a los padres. Sabemos que Jesús no sólo estimaba el cuarto mandamiento, sino que criticó durísimamente a quienes, por medio de especulaciones, lo habían tergiversado de tal modo que, en ocasiones, se creían dispensados de la atención debida a los padres (Me 7,10ss). ¿Cómo explicar, entonces, esta sentencia?

Por supuesto en la línea de radicalidad de exigencias impuestas al discípulo de Cristo. Por su causa deben dejarse las cosas más queridas (10,37). Pero la explicación no resulta en modo  alguno satisfactoria. No se ve la razón de una frase tan dura, cuando la misma idea expone a lo largo del evangelio con toda claridad menos crudeza.

La exigencia implicada en esta sentencia era la que se imponía al Sumo Sacerdote (Lev 21,11), a los nazarenos consagrados a Yahveh (Núm 6,6-7). Ahora bien, Jesús es el "santo", el consagrado a Dios por excelencia, el Sumo Sacerdote de la nueva alianza (Heb 2,17; 4,14-15; 7,26ss). Por tanto, la sentencia es inteligible únicamente en relación con Jesús y su misión (recuérdese que en el mismo sentido debe entenderse la sentencia anterior).

El ha venido a luchar con la muerte; logró la victoria sobre ella; es la resurrección y la vida...


¿Quiénes son los muertos de quienes habla la sentencia? Aquellos hombres que permanecen en la muerte (1 Jn 3,14: hemos pasado de la muerte a la vida...), que se sumergen en la muerte eterna al rechazar la fe. Jesús no prohíbe enterrar a los muertos. Manda marchar en su seguimiento precisamente para escapar a la muerte. Quien no le sigue está muerto, porque sólo él es la vida y tiene palabras de vida eterna. La sentencia juega, en última instancia, con el doble sentido
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