I. FUNDAMENTO
BIBLICO Y TEOLOGICO
La etimología de
la palabra “ángel” procede del latín angelus, y este a su vez del griego
ágguelos o mal’akj en hebreo, que quiere decir “mensajero” o “servidor” de Dios
(Hebreos 1,7). El Papa San Pío X decía que “los ángeles son las criaturas más
nobles creadas por Dios”; son inmortales, tienen voluntad propia, poseen
conocimientos más amplios y su poder es muy superior a los hombres (Salmo
103,20). Su apariencia puede ser como un relámpago, y sus vestiduras blancas
como la nieve (Mateo 28,3); además están siempre en la presencia del Padre
Eterno(Mateo 18,10), y constituyen su ejército celestial (Salmo 148,2). Sobre
su número las Escrituras aclaran que son “millones de millones” (Daniel 7,10;
Apocalipsis 5,11). Santo Tomás de Aquino enseñaba que los ángeles fueron
creados antes que el hombre, porque un ángel rebelde a Dios, fue el culpable de
la caída de nuestros primeros padres. Se admite entonces que el Padre del cielo
los creó en un principio, cuando sacó de la nada el universo (Concilio de
Letrán, 1215). Hay en estos seres espirituales tres instantes: su creación, la
prueba de obediencia a que fueron sometidos por Dios, y el premio en el cielo
para los ángeles buenos, y el castigo en el infierno para los ángeles malos.
San Gregorio
Magno afirmaba que “casi todas las páginas de la revelación escrita, dan
testimonio de los ángeles”. En la Biblia se registran cerca de 400 veces; tanto
en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En la vida del Hijo de Dios, se
encuentran desde su nacimiento en el portal de Belén, hasta su triunfante
resurrección en Jerusalén, y regreso al cielo. Por eso, Cristo Jesús es
superior a todos ellos (Hebreos 1,4), creados por él ( Colosenses 1,16); y
sometidos bajo su autoridad y poder (1Pedro 3,22).
II. LOS ANGELES
EN LAS DIFERENTES CULTURAS Y TRADICIONES
La tradición
judeocristiana, y la misma historia universal dan testimonio de estos seres
celestiales; en todos los países hablan en cierto modo de ellos desde hace más
de cuarenta siglos atrás. Su existencia está atestiguada en el Islam, el
hinduismo, el budismo, las religiones de la China, Indonesia, los Aztecas , los
Incas, y en el Zoroastrismo . Asimismo, en las culturas ancestrales del Oriente
como los Cananeos, Asirios; de los Sumerios hay un registro documentado que
muestra una imagen de un ángel con aspecto humano y enormes alas que flota
sobre la tierra. En el valle del Eufrates se halló una figura de un ángel que
tiene 4.500 años, y en Babilonia y Egipto en las puertas de los templos y
palacios, habían grandes esfinges de piedra de estos seres del cielo; con
rostro humano, y alas, cuerpo y patas de animales como toro o león.
III. DIVERSAS
APARIENCIAS
En los
viejos escritos en hebreo los ángeles carecían de alas, en el sueño de Jacob el
observa una escalera que llegaba hasta el cielo, por la que subían y bajaban
los mensajeros celestiales (Génesis 28,12); cuando juzgan necesario adoptan
temporalmente figura humana, su hermosura física puede ser tan atractiva como
la de aquellos dos ángeles que le advierten a Lot sobre el terrible castigo
contra Sodoma y Gomorra. Todos los hombres, desde el más viejo hasta el más
joven, rodearon la casa de Lot, y le gritaban: ¿Dónde están los hombres que
vinieron a tu casa esta noche? ¡Sácalos, porque queremos acostarnos con ellos!
(Génesis19, 4-5). Igualmente, al no tener sexo pueden verse en forma femenina,
como la visión del profeta Zacarías (5,9). También San Juan Bosco en su
autobiografía narra que desde los años 1854 a 1883, contó con la protección
milagrosa de un enorme perro que el llamaba “Gris”. Este lo salvaba de los
continuos ataque criminales que era objeto el santo, aparecía y desaparecía
súbitamente en diferentes regiones, nunca se le vio comer o beber agua, ni
tampoco envejecer. Por eso el sabio Gheon escribe: “la providencia divina puede
servirse de un perro, un ángel tiene la posibilidad de hacerse aparecer de
cualquier forma”. Más sorprendente aún, son los nuevos informes que se pueden
relacionar con los ángeles; pues en el año 1962 el astronauta norteamericano
John Glenn, mientras se encontraba en su cápsula en órbita alrededor de la
tierra, relató haber visto algo así como un enjambre de luciérnagas luminosas
por varios minutos. En 1982, los cosmonautas soviéticos de la estación espacial
Salyut-7, presenciaron durante diez minutos a siete enormes seres con forma
humana y alas inmensas. Dos semanas después, la tripulación de otra nave rusa,
la Soyuzt-7, vivieron la misma experiencia.
IV. MISIONES DE
LOS ANGELES
Algunos
padres de la iglesia como San Papías (discípulo del apóstol San Juan), hacia el
año 130 d.C., o San Justino mártir (siglo II) y San Ireneo (135-202),
identificaron cuatro misiones angélicas:
- Son los
ministros de Dios en el universo, se encargan del movimiento de los astros y
los fenómenos de la naturaleza como las estaciones, la lluvia y el viento.
- Custodian las
naciones del mundo (Daniel 10,13.21; 12,1).
- La protección y
ayuda a los seres humanos con los “ángeles de la guarda” (Génesis 48,16; Salmo
34,7; 91, 10-11; Mateo 4,6; 18,10; Hebreos 1,14). Interceden por nosotros ante
el trono divino (Job 33,23-24; Zacarías 1,12; Tobías 12,12). Al respecto, San
Basilio agregaba: “Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor
para conducirlos a la vida”(38). Se encuentran casos como San Juan de Dios,
quien fue ayudado por un ángel cuando iba a caer al suelo llevando una pesada
carga, o San Pío, el fraile capuchino estigmatizado, que mandaba a su ángel
custodio para cumplir misiones especiales.
- El día del
juicio final los ángeles del Señor serán los encargados de despertar a los
muertos, y separar a los justos de los pecadores (Mateo 13,41; 16,27; 24,31;
25,1ss).
V. LA CORTE
ANGÉLICA
Sobre el origen
de la corte angélica se remonta al monje sirio Dionisio Areopagita, del siglo
VI; basándose en las cartas de San Pablo (Colosenses 1,16; Efesios 1,21)(39).
Se describen nueve órdenes de ángeles en tres jerarquías, de mayor a menor
tenemos:
- Los serafines,
que rodean a Dios y viven en eterna alabanza; los querubines, guardianes de la
gloria de Dios, y los tronos, sublimes y muy por encima de toda actitud
terrena.
- Las
dominaciones, que son los custodios del mundo; las virtudes, portadores de
gracia y amor, y las potestades, que gobiernan las estrellas y la naturaleza.
- Los
principados, que tienen la capacidad de guiar a otros hacia Dios; los
arcángeles, reconocidos individualmente y hechos santos, y los ángeles, que
están más cercanos a los hombres.
Esta
clasificación fue aceptada por el Papa San Gregorio I, pero no se considera
dogma de fe.
VI. LOS TRES ARCANGELES
Las Sagradas
Escrituras mencionan a tres de estos seres celestiales con nombres propios:
SAN GABRIEL
(Fuerza de Dios): Se sienta a la izquierda de Dios, Jefe de los querubines, es
el ángel de la misericordia, la revelación y la muerte. En el Nuevo Testamento
le comunica a Zacarías que sería el padre del precursor del Mesías (Juan
Bautista) (Lucas 1,11-20), es el portavoz de la anunciación a María (26-30).
Algunos teólogos piensan que fue el ángel que consoló a Jesús en el huerto del
Gethsemaní (22,43), y el que toca la trompeta en el libro del Apocalipsis. Uno
de los frescos más antiguos sobre este arcángel, se conserva en una capilla de
la Vía Apia, en Roma; probando así que desde el principio fue venerado en
la Iglesia
Católica. San Gabriel es también nombrado por los musulmanes, quienes creen que
fue el mensajero celestial que sirvió como transmisor de la palabra de Alá,
cuando dictó el libro del Corán a su profeta Mahoma.
SAN MIGUEL (Quién
como Dios): Para los hebreos es el ángel protector frente al poderío de Persia
y Grecia, antiguo patrono de la sinagoga. En la Iglesia de Oriente, así como
entre los teólogos de Occidente, se nombra a San Miguel como virrey del cielo,
príncipe de la luz, jefe de todos los ejércitos angelicales, custodio de la
Iglesia Católica desde hace más de diez siglos, acompañante de las almas en la
eternidad, y el ángel del juicio final (1Tesalonisense 4,16). Es además, el
guerrero celestial que peleó con el Diablo encima del cuerpo de Moisés (Judas
9); y en el cielo contra el Dragón y sus ángeles rebeldes (Apocalipsis 12,7).
Es pues, el símbolo del eterno triunfo de la luz sobre las tinieblas.
Este arcángel se
ha manifestado en varias oportunidades. En Roma se representa en una estatua de
bronce desde lo alto del castillo de Saint’Angelo, con resplandeciente
armadura, en el acto de envainar su espada mientras contempla la Ciudad Eterna,
cuando se posó durante una epidemia, en tiempos del pontificado de San Gregorio
Magno en el año 590. Se le han construido enormes santuarios como en monte
Saint Michel, en la costa francesa, coronado por una antigua abadía benedictina
del siglo XI. El oratorio fue erigido en el año 709. El lugar era un pico que
emergía sobre el bosque de ScissY; se afirma que inmediatamente después de
haber cumplido monseñor Aubert con el mandato del arcángel, se produjo una
tremenda marea que le dio al lugar su forma actual. Durante las cruzadas en
Tierra Santa, eran frecuentes los relatos, contados incluso por los propios
sarracenos sobre grandes ejércitos del cielo en ayuda de los templarios
(monjes-guerreros), comandados por el propio San Miguel. Por un espacio de dos
años, se apareció a Santa Juana de Arco, en compañía de Santa Catalina de
Alejandría y Santa Margarita. El Papa León XIII compuso una oración invocando
la protección del santo arcángel, que fue enviada a todos los obispos en 1886.
Esta plegaria nació después que el Vicario de Cristo al terminar una misa ,
tuvo una visión de los espíritus infernales que se juntaban sobre la ciudad
eterna de Roma.
SAN RAFAEL
(Medicina de Dios): Es el guardián del árbol de la vida en el Edén (Génesis
3,24), y jefe del órden de las virtudes, es además el ángel de la providencia,
que cuida a la humanidad y a los peregrinos. En el Antiguo Testamento le sirvió
de guía a Tobías, indicándole como devolverle la vista a su padre Tobit en
Nínive (11, 7-8). Es “uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor
y que puede entrar ante su presencia gloriosa”(12,15).
VII. LOS
ANGELES EN LA IGLESIA CATOLICA
La Iglesia
Católica celebra en su liturgia el 29 de Septiembre la fiesta de los Santos
Arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael; y el dos de octubre la de los Santos
Angeles de la Guarda. Hay otro arcángel llamado “Uriel” (Fuego de Dios), es el
ángel de la retribución y el arrepentimiento; transmite a los hombres el
conocimiento divino e interpreta la profecía. Es nombrado en el libro apócrifo (de
procedencia dudosa) de Enoc; su misión fue advertirle a Noé, sobre el castigo
del diluvio universal. Algunos escritores piensan que fue el ángel que combatió
toda la noche contra Jacob en Penuel, cambiándole su nombre por Israel (fuerza
contra Dios) (Génesis 32,24-28). Sin embargo, en el año 745 un concilio
provincial convocado por el Papa Zacarías lo excluyó de la jerarquía angelical.
Más recientemente, la Congregación para el Culto Divino de la Santa Sede, ha
prohibido darles nombres propios a otros ángeles; para no caer en la llamada
“angeología”, tan de moda con la “nueva era” o “era de acuario”; que indican
como contactarse con estos “seres de luz” por medio de técnicas de espiritismo,
juegos de cartas y libros de esoterismo.
VIII. REFLEXION
FINAL
Juan
Calvino (1509- 1564), uno de los padres de la reforma protestante, hizo una
hermosa plegaria sobre los ángeles, que dice: “Como dispensadores de la
providencia divina, nos guardan, interceden por nosotros, guían nuestros pasos
y nos libran de todo mal”.
Publicado por Carlos H. Arellano C.
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