UN LIGERO REPROCHE
Is 48,17-19; Mt 11,16-19
Es lo que advertimos en ambas lecturas. De un lado el Señor, por mediación
del profeta Isaías interpela a Israel, recordándole que la puesta en práctica
de sus mandatos produce paz, justicia y bendición. Desafortunadamente Israel
eligió otro camino y desoyó el llamado amigable de Dios. Esa elección
desacertada les acarreó esclavitud y carencia de paz y seguridad, viviendo en
condición de exiliados en tierra extranjera. En el reclamo que el Señor Jesús
dirige a sus contemporáneos, les retrata como gente indecisa que desairan por
igual los llamados exigentes del profeta del Jordán, que los ofrecimientos
generosos del maestro de Nazaret. En ambas situaciones comunicativas aparece el
mismo planteamiento: los creyentes necesitamos optar de manera sensata y vivir
congruentemente. Las elecciones que libremente asumimos implican hacernos cargo
de manera responsable de las consecuencias que de dicha elección se deriven.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Celebremos con alegría la fiesta de santa Lucía, virgen, porque el Señor
del universo la ha colmado de su amor.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, por intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, que
llenes de luz y de gozo nuestros corazones y que, quienes hoy celebramos su
martirio en la tierra, lleguemos a contemplar con nuestros propios ojos tu
gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!
Del libro del profeta Isaías: 48, 17-19
Esto dice el Señor, tu redentor, el Dios de Israel:
"Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye en lo que es provechoso,
el que te guía por el camino que debes seguir. ¡Ojalá hubieras obedecido mis
mandatos! Seria tu paz como un río y tu justicia, como las olas del mar.
Tu descendencia seria como la arena y como granos de arena, los frutos de
tus entrañas. Nunca tu nombre hubiera sido borrado ni arrancado de mi
presencia". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
COMENTARIO:
El profeta concibe la paz como el resultado del
cumplimiento de los mandatos del Señor. No se trata de un premio de Dios por
haber cumplido, sino de una consecuencia. Aquello que Dios nos pide es en
beneficio de todos. Seguir al Señor es cuidar, también, del bien del pueblo.
Del salmo 1 R/. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos
pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus
mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se
marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el
Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
R/.
ACLAMACIÓN R/. Aleluya, aleluya.
Ya viene el Señor, salgamos a su encuentro; Él es el príncipe de la paz.
R/.
No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre.
Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con qué podré comparar a esta gente? Es
semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros
para gritarles: `Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes
y no han llorado'.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: 'Tiene un demonio'.
Viene el Hijo del hombre, y dicen: 'Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos
y gente de mal vivir'. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por
sus obras".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
COMENTARIO:
Jesús reconoce que a los hombres “nada les viene
bien”. Es que siempre esperamos de Dios aquello que “nos conviene” o que “nos
gusta”. Jesús no entra en ninguna de las expectativas de los hombres. Es un
hombre religioso, pero libre; denuncia los pecados de los poderosos, pero no
propone ningún sistema político; está con los pobres y no organizó una revuelta
social. Es necesario encontrarse con Jesús para que él se nos revele en lugar
de encasillarlo en nuestras pretensiones.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que los dones que vamos a ofrecerte en honor de tu santa virgen Lucía te
sean, Señor, tan agradables, como agradable fue a tus ojos su martirio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Mt 25, 4. 6)
Las cinco vírgenes prudentes llevaron frascos de aceite con las lámparas. A
medianoche se oyó una voz: Ya viene el esposo; salgan al encuentro de Cristo,
el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, que glorificaste a santa Lucía con la doble corona de
la virginidad y del martirio, concédenos que esta comunión nos ayude a superar
todas las pruebas y podamos así alcanzar el Reino eterno. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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