MONICIÓN DE ENTRADA
Os
deseamos paz y alegría en estos momentos que iniciamos nuestra celebración.
Sed, pues, todos y todas bienvenidos a la casa del Señor. Nos reunimos en este
primer domingo de septiembre para celebrar el Domingo Vigesimosegundo del
Tiempo Ordinario. Estamos en un tiempo de trasiego, de ir y venir por las
vacaciones de verano. En el hemisferio austral viven el invierno y un tiempo
más marcado por lo cotidiano. Pero todos, en un lado u otro, acudimos, un
domingo más, a nuestra cita con el Señor. La mesa de su Cuerpo y de su Palabra
está a nuestra disposición. Y ese milagro que se produce sobre el altar y ante
nosotros ha de ayudarnos a vivir estos momentos tan difíciles… Cristo nos
ayuda, somos discípulos de Jesús de Nazaret, y Él nos dice, hoy y siempre, que
aprendamos de Él a ser mansos y humildes de corazón. Es un camino seguro de
felicidad, de paz y de sosiego. Tengámoslo en cuenta para este nuevo curso que
iniciamos.
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- La
primera lectura, sacada del libro del Eclesiástico, muestra que también las
enseñanzas del Antiguo Testamento recomendaban la humildad. Lo cual hemos de
tenerlo muy en cuenta
S.- El
Salmo 67 es otro de los atribuidos al Rey David. Y canta las victorias de Dios
tras ayudar a su pueblo a vencer al enemigo. Por ello son bendiciones
constantes, repetidas y fuertes al Dios de todos. A nosotros, en este tiempo,
nos recuerda la explosión de júbilo de Pablo en la Carta a los Efesios donde al
apóstol de los gentiles repite y reitera las bendiciones al Padre por
Jesucristo.
2.-
Leemos hoy el último fragmento de la Carta a los Hebreos de este tiempo
ordinario, donde se explica también la sencillez de la actual relación con
Dios, gracias a Cristo, lejos de los tonantes y sobrecogedores episodios del
Sinaí. Esa enseñanza es una forma más de la humildad de Cristo.
3.- Va
ser Jesús de Nazaret quien hará de esa humildad –y de la mansedumbre—parte
fundamental de su doctrina. El evangelio de san Lucas que oiremos hoy nos hace
comprender que humillarse es una vía para enaltecerse de otra manera, más
permanente, más fundamental para la forma de ser de todos los que son
cristianos de verdad...
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
El
padre Leoz le pide al Señor sus gafas. Ojalá miráramos siempre al mundo con los
ojos del Maestro…
¡QUIERO TUS GAFAS, SEÑOR!
Para
ver como Tú; perdón frente al odio
Para
ver como Tú; cielo después de la tierra
Para
ver como Tú; alegría antes que tristeza
Para
ver como Tú; humildad ante la soberbia
Por
eso, y por tantas cosas, Señor
quiero
ver, sentir y caminar como Tú.
Con
tus gafas del Evangelio, Señor.
Exhortación de despedida
Nos
lo ha dicho Jesús de Nazaret: hemos de ser sinceros y sencillos, y no
hipócritas y malos hermanos como eran los fariseos. La sinceridad nos hace más
felices porque con ella se demuestra que confiamos en el hermano. Pues con esta
enseñanza salgamos felices del templo.
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