Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

11 de marzo de 2013

Juan 4, 43-54


Texto del evangelio (Jn 4, 43-54)

En aquel tiempo, Jesús partió de Samaría para Galilea. Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde Él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive».
Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre». El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

Reflexión: Jn 4, 43-54

El Señor dio muchas pruebas de su grandeza y poder  a los hombres de aquél tiempo, pruebas que vieron o de las que supieron por amigos, familiares o gentes muy cercanas. Sin embargo, como el mismo lo dice, dichoso el que cree sin haber visto estas “pruebas”. Esta es una dicha que está al alcance de todos, porque es Gracia que Él mismo concede. ¿Cómo?  Exactamente y del mismo modo en que curó al hijo de este funcionario real.
Para Jesús, no existen las barreras del tiempo o del espacio. Él se mueve en otro plano, en el que, el hoy, el ayer y el mañana, así como los lugares en el universo tienen otro significado. Es Dios. Así como es capaz de cambiar la composición química de los elementos, al cambiar el agua en vino (en las Bodas de Caná), es capaz de curar al hijo de este funcionario a través del tiempo y la distancia, como respuesta a las suplicas de aquél, si esa es Su Voluntad.
No es que este funcionario tuviera fe. Eso sí, había escuchado de Jesús y esperaba ardientemente que hiciera este milagro con su hijo.  Por eso no hace caso a la reflexión de Jesús y sigue insistiendo, implorando por la vida de su hijo. Por lo que fuere, quizás por llamar insistentemente (y al que toca se le abrirá), Jesús se conmueve y cura a este muchacho, sin verlo, con solo Su Palabra y Voluntad. No sabemos nada de este funcionario, así que no podemos decir si quiera que fuera un hombre recto; si, era un burócrata al servicio del sistema y por analogía con nuestros burócratas, podemos deducir cual sería su posición y prestigio, entre el pueblo.
Jesús se deja conmover y atiende su súplica. Por si no nos basta la invitación del mismo Jesús a pedir insistentemente, aquí tenemos una evidencia, un ejemplo. ¿Por qué no habrá de obrar así con nosotros? ¿Supeditaremos a ello nuestra fe, como este funcionario y su familia, que solo entonces creyeron? Esto es algo que solo nosotros podemos decidir. El Señor no obliga, el Señor propone. Nosotros podemos elegir seguirlo, ir por la senda que Él nos propone, construyendo el Reino, es decir, la ansiada “Civilización del Amor”, o seguir al Príncipe de este mundo, andando por las sombras de la mentira, la falsedad y la injusticia, cuidando solamente de nuestro pellejo y desentendiéndonos de los demás. Esa es nuestra decisión.
El Señor ha dado muchas, muchísimas pruebas del Amor y la Voluntad del Padre. ¿Le creemos, o esperamos a un gesto íntimo y personal? Esa es cuestión nuestra. Fe y razón, no se oponen. La decisión está en nuestras manos. En lo personal, he visto y experimentado tantas veces la intervención divina en mi vida, que sería un tonto, un necio, si no creyera…¿Y tú?

Oremos:

Padre Santo, tengo fe, pero acreciéntala. Haz que mi vida sea un testimonio de fe. Que los me rodean crean por lo que ven y no tanto por lo que digo o dejo de decir. Te agradezco infinitamente por todos los prodigios que haz obrado en mí, por mi familia, por mi esposa, por mis padres, por mis hermanos, por mi hijo y su pareja, por mis parientes y amigos…por este mundo y el tiempo que me ha tocado vivir…Bendícelos a todos. Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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