Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

1 de febrero de 2013

Marcos 4, 26-34 Echa cimiente, duerme y la semilla va creciendo sin que él sepa.


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”. Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”. Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

 Años atrás, cuando mis hijos eran todavía adolescentes, una compañera de trabajo, con una familia bastante quebrada me preguntó qué había hecho yo para formar “derechos” a mis hijos.  Mi compañera no había tenido la suerte de tener una educación cristiana y aventurándome al ridículo le conté la parábola de la semilla que crece por sí sola hasta convertirse en un árbol frondoso. Lamentablemente no tuve la oportunidad de seguir el proceso que ella hizo y conocer los frutos, sólo espero que esa pequeñísima semilla haya caído en buena tierra.

Ciertamente que una de las mayores preocupaciones que tenemos como padres es la duda de saber transmitir a nuestros hijos todo lo que les queremos enseñar para que lleguen a dar fruto.  Tenemos miedo a equivocarnos o a repetir errores; a saber cuándo y cómo entregarles valores.  No fue el caso de Jesús, que asesorado por el Padre siempre tenía la Palabra precisa para enseñar su doctrina.

 Jesús buscaba en la vida elementos que pudieran ayudar a la multitud.  En el evangelio de hoy les cuenta dos historias que acontecen todos los días en la vida de todos nosotros:  la historia de la semilla que crece por sí sola y la historia del grano de mostaza que crece y se vuelve grande, donde la clave es sembrar y luego saber esperar como sigue su proceso. 

 El texto que analizamos comienza diciendo: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra”.  Podría decirse que el mundo de hoy, dominado por la imagen y el vértigo no tiene nada que ver con esta frase, donde no hay inmediatez.  Parece ineficaz  sembrar un campo y verlo día a día cómo va creciendo.  Más bien el sembrador actual quisiera que las semillas crecieran de un día para otro, para poderla vender cuanto antes.

 Admira, entonces, la paciencia de Dios que nos pide que su Reino vaya creciendo día a día, minuto a minuto.  Nuestro trabajo como cristianos es ir descubriendo las cosas de Dios, ayudando a los que nos rodean a descubrir dónde se esconden estas en lo ordinario de cada día.

 El grano de mostaza es la más pequeñas de todas las semillas, sin embargo se convierte en el más grande de todos los arbustos.   Lo único que se tiene que hacer es cultivar esa pequeña semillita hasta que crezca, cuidándola de todo peligro externo hasta que se hace más fuerte.

 Así mismo el Reino avanza y se desarrolla en cada uno de nosotros, aunque no pensemos en ello, como una rama viva por la que circula la savia de la caridad y del amor.  Sin que nos demos cuenta, vamos contribuyendo a la obra de Dios, aunque no veamos los resultados.  

 Llama la atención la pedagogía de Jesús.  Él no explica las parábolas, sólo cuenta las historias y provoca en nosotros la imaginación y la reflexión del hallazgo.  ¿Qué descubrimos en estas dos parábolas?  El objetivo de ellas es que la vida se vuelva transparente.  A lo largo de los años, ¿se ha vuelto transparente la tuya o ha ocurrido lo contrario?

Isabel Margarita Garcés de Wallis

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