Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados
En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO
NOTICIAS SOBRE S.S.FRANCISCO

Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

20 de septiembre de 2012

Lucas 7, 36-50. Pecado - Misericordia (Breve Ejercicio Espiritual)


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 7, 36-50


Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!»
Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro», respondió él.
«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Pienso que aquél a quien perdonó más».
Jesús le dijo: «Has juzgado bien». y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco demuestra poco amor».
Después dijo a la mujer: «Tus pecados te son perdonados».
Los invitados pensaron: «¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».



Compartiendo la Palabra

Mis queridos hermanos, como habrán podido apreciar, los días de esta semana, en el evangelio misionero he publicado artículos que no son de mi autoría, nobleza obliga, debo pedirles disculpas ya que tareas extraordinarias no me dejaron el tiempo necesario para preparar el material de esta semana, aunque confío que en los próximos días voy a normalizar la rutina para acompañarlos nuevamente con algunas reflexiones y motivaciones para la oración. Por lo pronto les pido oración por este pobre servidor y seguimos unidos en la oración

Pecado - Misericordia (Breve Ejercicio Espiritual)
Publicado por Cpalsj

De ‘mis pecados’, a ‘mi pecado’, a ‘yo pecador’ (Eddie Mercieca): El proceso de la persona que se adentra en la experiencia del pecado es ir pasando del plural de ‘sus pecados’, al singular de ‘su pecado’ radical, hasta llegar a reconocerse, delante de sí mismo, de la comunidad creyente y delante de Dios, como pecador. En ese momento, la persona se abre a la misericordia del Padre que nos acoge siempre con su perdón.

Acoger el perdón: El perdón de Dios es un regalo que nos alegra la vida y nos libera para el servicio a los demás. Por eso, no debemos temer pedirle perdón a Dios; porque su oficio y su alegría más grande es perdonar al pecador que está sinceramente arrepentido y que busca una nueva vida por todos los medios a su alcance.

Aborrecimiento del pecado: La intención de San Ignacio es que el ejercitante sienta interno conocimiento de sus pecados, que se haga consciente del desorden de sus operaciones y que conozca el mundo y sus seducciones, para aborrecer todo esto, tal como queda expresado en el coloquio del número [63]. Este triple coloquio, dirigido a nuestra Señora, al Hijo y al Padre, es fundamental para llegar a tener una clara conciencia del pecado y una actitud de rechazo radical de todo lo que nos aparta de Dios.

3. Puntos

Textos bíblicos:
Lucas 7, 36-50 “¿Quién es este, que hasta perdona pecados?”
Lucas 18, 9-14: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”
Lucas 19, 1-10: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa…”
Filipenses 2, 1-11: “Ninguno busque únicamente su propio interés”
Apocalipsis 3, 14-22: “Se que no eres frío ni caliente...”

Preguntas y sugerencias:

¿Creemos, de verdad, que el Señor es capaz de perdonar nuestros pecados?
¿Nos sentimos justificados o somos conscientes de nuestra realidad limitada?
¿Estamos dispuestos a ‘bajarnos’ de nuestros esquemas para acoger el perdón?
¿Somos tibios en nuestra vida, como los cristianos de Laodicea?

Perdón sin condiciones


Tú nos regalas el perdón.
No nos pides negociarlo contigo
a base de castigos y contratos.
«Tu pecado está perdonado.
No peques más.
Vete y vive sin temor.
Y no cargues el cadáver de ayer
sobre tu espalda libre».

No nos pides sanear
la deuda impagable
de habernos vuelto contra ti.
Nos ofreces una vida nueva
sin tener que trabajar
abrumados por la angustia,
pagando intereses
de una cuenta infinita.

Nos perdonas con todo el corazón.
No eres un Dios
de tantos por ciento en el amor.
«A éste setenta y cinco,
y al otro sólo veintitrés».
Hagamos lo que hagamos,
somos hijos cien por cien.

Tu perdón es para todos.
No sólo cargas sobre el hombro
a la oveja perdida,
sino también al lobo
manchado con la sangre del cordero.

Perdonas siempre.
Setenta veces siete
saltas al camino
para acoger nuestro regreso,
sin cerrarnos tu rostro
ni racionarnos la palabra,
por nuestras fugas repetidas.

Con el perdón nos das el gozo.
No quieres que rumiemos
en un rincón de la casa
nuestro pasado roto,
como un animal herido,
sino que celebremos la fiesta
de todos los hermanos,
vestidos de gala y de perfume,
entrando en tu alegría.

Te pedimos en el Padre Nuestro:
«Perdónanos como perdonamos».
Hoy te pedimos más todavía:
Enséñanos a perdonar a los demás
y a nosotros mismos
como tú nos perdonas a nosotros.


BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA,
En El Aliento de Dios, Sal Terrae, Santander, 1995, 48-49.

No hay comentarios:

Publicar un comentario