El camino de la vida está formado por los grandes escalones de los años.
Pero los escalones más importantes son los de cada día, cada hora, cada minuto, y hasta me atrevería a decir, cada segundo.
No quieras subir la escalera demasiado de prisa, pues carece de sentido.
Aprende a detenerte en cada escalón y a gustar de él, pues no hay dos peldaños iguales.
Haz como quien escala una montaña, que con frecuencia se detiene, no sólo para tomar un respiro, sino también para contemplar el maravilloso espectáculo que la naturaleza expone en el valle.
Cada día trae su novedad, y si estás abierto y eres receptivo, podrás percibir todo lo hermoso que cada jornada encierra en los milagros cotidianos y disponerte para recibir nuevas gracias.
P. Gustavo Jamut
Entonces tuvo un sueño: vio una escalinata que estaba apoyada sobre la tierra y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban ángeles de Dios. Génesis 28, 12.
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